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Brasil vende en EE UU el nuevo marco de privatización de sus puertos

El Gobierno de Rousseff trata de atraer a inversores estadounidenses a su plan de concesiones de muelles y terminales

Bacos atracados en Río.
Bacos atracados en Río.TÂNIA RÊGO (ABR)

Diez meses después de la aprobación de la nueva ley de puertos y cuando cada vez hay más dudas de que se vaya a cumplir el calendario previsto de concesiones privadas, el Gobierno brasileño vendió este viernes en Washington las bondades del nuevo marco regulatorio a potenciales inversores estadounidenses para atraerlos a optar a los concursos de gestión de amarres y terminales marítimas. Lo mismo tiene previsto hacer en los próximos meses en Europa.

El ministro de Puertos, Antonio Henrique Pinheiro Silveira, impartió dos conferencias, con elaboradas y detalladas presentaciones, ante representantes de empresas e instituciones en dos centros de debate de la capital de Estados Unidos. El ministro ensalzó especialmente la simplificación de trámites y condiciones, y las ventajas económicas que genera la legislación que salió adelante en junio pasado tras una intensa batalla en el Congreso y que sustituye a la de 1993, que había colocado los puertos brasileños prácticamente en manos de empresas públicas bajo la custodia de los gobiernos locales y con fuerte presencia de los sindicatos.

Pese a mostrarse sorprendemente sincero sobre las dificultades burocráticas que suelen acechar el día a día empresarial en Brasil, Pinheiro Silveira soslayó, sin embargo, los problemas judiciales que amenazan la implementación de la nueva ley, que prevé inversiones de 27.000 millones de dólares con el objetivo de reducir los costes en un 20%. En un acto en la Cámara de Comercio de EE UU, organizado por el Consejo Empresarial EE UU - Brasil, el ministro admitió que el nuevo marco aún está pendiente de recibir la ratificación definitiva del Tribunal de Cuentas pero, implícitamente, se mostró convencido que el fallo será favorable y que se cumplirá el calendario de concesión privada de decenas de áreas de puertos de aquí hasta finales de año.

Pero por ahora el Tribunal no se ha mostrado tan seguro de ello y el Gobierno de Dilma Rousseff ha alertado de una posible politización del análisis jurídico por el hecho de que Ana Arraes, integrante de la corte, sea la madre del socialista Eduardo Campos, candidato a las elecciones presidenciales de octubre y exsocio de Rousseff.

Durante el coloquio en la Cámara de Comercio, el ministro de Puertos subrayó que la nueva ley crea un marco "más claro y organizado", reduce las limitaciones a la propiedad y las penalizaciones contractuales y medioambientales, amplía la duración de los contratos y aumenta la capacidad de gestión privada. Para un país de proporciones continentales con tantos kilómetros de costa y grandes aspiraciones en el tablero internacional como Brasil, modernizar y ampliar el tamaño de sus puertos es clave para relanzar su potencial económico y la salida de sus materias primas, teniendo en cuenta que el 80% de las exportaciones e importaciones brasileñas salen y entran de sus puertos.

La ley, según detalló Pinheiro Silveira, ofrece concesiones privadas en 159 amarres en decenas de puertos, la privatización de nuevas terminales, y concursos para realizar obras de profundización del fondo marítimo de los puertos para que puedan acceder a ellos muchos más navíos y a mayor velocidad. Todo ello es clave para cumplir los objetivos marcados por las autoridades de doblar la demanda de cargo hasta el año 2030 y disparar la capacidad de los grandes puertos del país, como el de Santos.

De hecho, preguntado por un representante empresarial durante el acto, el ministro abrió la puerta a privatizar por completo grandes puertos, al margen de los dos pequeños ya planeados. "En 2015 estaremos más abiertos a ese debate", dijo sin querer entrar en detalles, dejando entrever que el asunto no se abordaría, dado que podría ser explotado por la oposición, hasta después de los comicios de octubre.

Pinheiro Silveira, que llegó a Washington procedente de la cumbre del Foro Económico Mundial en Panamá, finalizó su visita a la capital de Estados Unidos con una reunión con el secretario de Transportes estadounidense, Anthony Foxx, para, según explicó, abordar una mayor cooperación en asuntos portuarios internacionales. Este encuentro, como los que se han ido celebrando en las últimas semanas entre altos cargos de los dos países en Washington y Brasilia, evidencia la mejora progresiva de las relaciones diplomáticas entre los dos gigantes después de que quedaran seriamente dañadas en septiembre con la revelación de que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) espió a Rousseff, lo que enfureció notablemente a la mandataria e hizo que cancelara una reunión de Estado en Washington con el presidente de EE UU, Barack Obama. Ahora los interés económicos entre las dos potencias del continente americano marcan el paso de la reconciliación.

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