La alta abstención en las legislativas colombianas preocupa a la OEA
El 56% de los votantes se quedaron en casa el pasado domingo
Aunque los santistas celebraron tener las mayorías en el nuevo Congreso que se instalará el próximo 20 de julio, y la oposición uribista hizo lo mismo al lograr la segunda mejor votación, lo cierto es que las legislativas en Colombia estuvieron marcadas por una alta abstención. De los 32 millones de colombianos habilitados para votar, lo hicieron un poco más de 14 millones, lo que equivale al 43% de los votantes.
Estos resultados todavía no incluyen la totalidad de los votos escrutados por lo que esta cifra podría subir un poco más. De ahí que la Organización de Estados Americanos, OEA, que realizó la veeduría durante la jornada electoral, recomendara este lunes a las autoridades colombianas que estudien las causas de la alta abstención y busquen soluciones a este fenómeno que alcanzó el 56% y que demuestra el descontento de los electores con su clase política.
En Colombia el sufragio no es obligatorio, por eso, el jefe de la delegación de veeduría de la OEA, José Antonio Viera-Gallo, propuso que se piense en la manera de mejorar la eficacia de los incentivos para sufragar. “Colombia se encuentra, tanto en elecciones parlamentarias como en las presidenciales, en aquel grupo de países donde la abstención es más alta, junto con El Salvador, Guatemala y Chile”, dijo Viera-Gallo durante la entrega de su balance a los medios locales.
A esto se suma la gran cantidad de votos que no fueron marcados y los nulos, cerca del 11% en el Senado (1.485.000) y 12% en la Cámara (1.750.000), debido, según la OEA, a que el diseño del tarjetón electoral es complejo. Allí no aparecen ni las fotos de los candidatos ni los nombres y solo hay números previamente asignados a los candidatos, lo que puede causar confusión.
También están los votos en blanco, que en Colombia se cuentan como válidos, una tendencia que ha tomado fuerza en las encuestas, sobre todo en las que miden la intención de voto para las presidenciales de mayo, ocupando los primeros lugares, a veces incluso por encima del presidente Juan Manuel Santos, que hasta ahora lleva la delantera con un lánguido porcentaje que no supera el 30 por ciento de la intención de voto.
Sin embargo, en las legislativas, esta iniciativa que fue impulsada por numerosos ciudadanos, se desinfló. En el Senado alcanzó un poco más del 5%, y en la Cámara, casi el 6%, por lo que el desánimo de los electores se concentró en el abstencionismo. Históricamente la abstención ha sido alta en Colombia. En las elecciones de hace cuatro años el porcentaje llegó al 51%. Tal vez en esta ocasión haya venido haciendo mella en los ciudadanos, aquello de que el voto en blanco, en últimas, termina favoreciendo a las maquinarias que aprovechan sus clientelas para hacerse elegir.
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