La violencia oprime el cinturón conurbado de México DF
Los asesinatos y la inseguridad aumentan en el núcleo metropolitano del país Esta región es limítrofe con Michoacán, el mayor foco rojo de la República en la actualidad
En el Estado de México, la entidad que rodea como una herradura a la capital del país, México DF, los niveles de violencia e inseguridad están escalando de una manera que refleja las complicaciones del núcleo metropolitano de la República.
Este viernes, contando las últimas dos horas de la noche del jueves, fue la jornada del año con más asesinatos en este estado: la fiscalía local dice 11, los medios llevan el conteo hasta 15. Además, un hombre ha aparecido colgado de un puente al amanecer, aunque de momento no se ha determinado si se trata de un homicidio o de un suicidio.
Aparte de los actos de sicariato, el Estado de México padece índices altos de secuestros y extorsiones, junto a otro fenómeno de desajuste social, los linchamientos puntuales de delincuentes a manos de vecinos iracundos.
Esta región es limítrofe con el estado de Michoacán, que en el último mes se ha convertido en el mayor foco rojo de México por el movimiento de las autodefensas: grupos de civiles que se han levantado en armas contra el crimen organizado de la zona, que han tomado el control de municipio enteros y que han anunciado que su objetivo es llegar hasta la capital del estado, Morelia, a tan solo tres horas en coche de la Ciudad de México.
El Estado de México es el colchón que separa la capital de México de la zona roja de Michoacán
El Estado de México es el colchón que separa la capital de México de la crítica área de Michoacán, factor que hace aún más conflictiva su escalada de violencia. Según el diario Reforma, hasta el 15 de febrero ha habido un 37% más de asesinatos ligados al crimen organizado, de 56 en 2013 a 45 en 2014. En el Estado de México operan los principales carteles michoacanos: la Familia y los Caballeros Templarios, el más poderoso.
Michoacán y el Estado de México parecen una pareja indesligable en cuestión de crimen organizado. El presidente de la Comisión de Seguridad del Estado de México, Octavio Martínez, del partido opositor PRD, considera que la concentración del foco de seguridad en Michoacán está dejando expuesto a su estado: “Hay un efecto cucaracha. El gobierno federal está centrándose en aquello como si fuera el único problema del país, y las organizaciones criminales están luchando por ver quién se apodera del Estado de México”.
Los datos de 2013 corroboran el problema de seguridad del cinturón de la capital. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública, el Estado de México es el lugar donde es más alto el porcentaje de delitos que no se denuncia: un 73,5%, frente al 69,1% de media nacional. También es el primero en robos y en asaltos en la calle o en el transporte público.
El año pasado, según la fiscalía estatal, los secuestros subieron un 52% con respecto a 2012, y las extorsiones (sean de mafias organizadas o de bandas de barrio que aprovechan el clima de temor y la fragilidad de la protección policial) son una lacra que toca hasta a los negocios callejeros más humildes. Estos dos problemas suelen ser la causa de los linchamientos. Este jueves, en el municipio de Naucalpan, los vecinos capturaron a dos supuestos extorsionadores e intentaron lincharlos en una plaza pública. Policías y soldados tuvieron que acudir a liberarlos.
La crónica roja de la violencia del jueves y el viernes es indicativa de lo crudo de la situación. Municipio de Izcalli: tres hombres estaban en una camioneta y fueron acribillados a tiros de fusil AR-15. En Ecatepec: dos hombres y una mujer asesinados a balazos mientras estaban charlando en la acera. Otra, Tlalnepantla: tres hombres abatidos delante de una tienda de comestibles; en el suelo quedan al menos 25 casquillos de bala. En La Paz, un comando entra en un bar y abre fuego: cuatro muertos, cinco heridos.
"El gobierno está centrándose en Michoacán como si fuera el único problema del país", alerta un político
El Estado de México es una pieza clave para la estabilidad de la República, y además tiene un fuerte componente simbólico-político, dado que fue el estado que gobernó el actual presidente de México, Enrique Peña Nieto, antes de llegar al gobierno federal. Con el avispero michoacano a un costado, y con la capital ceñida por sus contornos, el control del Estado de México por parte de las instituciones se presume una tarea de primera necesidad.
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