Las nuevas autoridades ordenan la busca y captura de Yanukóvich
El presidente destituido y otros cargos ucranios son acusados de “asesinatos masivos de ciudadanos pacíficos”
Las autoproclamadas autoridades de Ucrania han dado el tiro de salida con el que tratan de legitimar la caza del hombre, que los militantes del Maidán comenzaron en la práctica el pasado sábado. En un mensaje al “pueblo ucrani”, el ministro del Interior en funciones, Arsén Avákov, comunica que ha dado orden de búsqueda y captura contra Víctor Yanukóvich, el presidente destituido, y “otros cargos” (cuyo número no se especifica) por “asesinatos masivos de ciudadanos pacíficos”.
Según Avákov, Yanukóvich, se marchó el lunes desde Crimea “en dirección desconocida tras cortar todas las comunicaciones” y acompañado de su estrecho colaborador Andréi Kliuyev (el jefe de su Administración y antes ex dirigente del Consejo de Seguridad) y de tres coches. Yanukóvich viaja con parte de su escolta, después de haberse despedido en Crimea de los miembros de este servicio que prefirieron no seguirle. Antes de partir con rumbo desconocido, escribió de su puño y letra y en ucranio una nota de cinco líneas con fecha del 24 de febrero, donde afirma renunciar a la escolta. Avákov publica una foto de la mencionada nota, que sirvió evidentemente a los miembros de la escolta que optaron por quedarse para documentar su situación cuando entregaron las armas a sus superiores. En esta península, donde está la base de la Flota Rusa del mar Negro, se perdía pues la pista de un viaje que se convirtió en fuga. Empezó cuando Yanukóvich se trasladó en helicóptero de Kiev a Járkov, para asistir el 22 de febrero a un congreso de los llamados órganos de poder del Sur y Este de Ucrania.
En lugar de comparecer en público, Yanukóvich grabó un vídeo diciendo que no pensaba dimitir y luego viajó a Donetsk, su tierra natal, en cuyo aeropuerto fletó dos aviones privados que no consiguieron permiso de los guardafronteras para despegar. Según la versión de Avákov, luego fue a la residencia estatal en Donetsk, y de allí, en automóvil, a Crimea, adonde llegó el domingo y donde se alojó en un sanatorio privado, ignorando los alojamientos estatales, incluida la dacha presidencial. En Crimea, al enterarse de que Alexandr Turchínov había asumido las funciones presidenciales y de que los nuevos dirigentes de Interior y del Servicio de Seguridad se proponían llegar a Crimea, Yanukóvich abandonó la residencia privada y se marchó en dirección al aeropuerto de Belbek. Por el camino se paró en una residencia privada en la zona de Balaklava y allí reunió a sus escoltas y les preguntó quién quería seguir con él y quién se quedaba. Los funcionarios se dividieron.
La decisión de Yanukóvich de dar libertad a sus escoltas puede tener un fundamento más que justificado. En el aire está el fantasma del dictador rumano Nicolae Ceaucescu, que en 1989, en plena huida, fue eliminado por sus allegados. “Después de lo que ha hecho Yanukóvich, tal vez si los suyos lo fusilan, la gente se tranquilizará y perdonará al Partido de las Regiones”, afirmaba este lunes uno de los activistas del Euromaidán y que hoy tiene oficina en la avenida Kreschatik de Kiev.
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