China y Taiwán celebran la cumbre de más alto nivel desde 1949
Pekín y Taipei acuerdan abrir oficinas de representación en el otro territorio Las relaciones han mejorado desde que Ma Ying-jeou llegó a la presidencia de Taiwán en 2008
Desde que los nacionalistas de Chiang Kai-shek perdieron la guerra civil con los comunistas de Mao Zedong en 1949 y se refugiaron en la isla de Taiwán, las dos Chinas han vivido enemistadas y se han mirado con recelo, al considerarse ambas representantes del verdadero Gobierno de China. Hasta la década de 1990 no restablecieron contacto, y aunque las relaciones han mejorado en los últimos años durante la presidencia en Taiwán de Ma Ying-jeou –del Kuomintang (Partido Nacionalista Chino)-, los intercambios políticos se siguen efectuando mediante sendas organizaciones semioficiales.
Las relaciones, sin embargo, han experimentado un fuerte impulso este martes. Representantes de Pekín y Taipei se han reunido en Nanjing (capital de la provincia costera de Jiangsu), en lo que ha sido el encuentro de más alto nivel desde 1949, y han acordado abrir “tan pronto como sea posible” oficinas de representación en el otro territorio de los organismos que gestionan los lazos mutuos. La decisión supone un paso importante para expandir el diálogo más allá de los crecientes intercambios económicos y culturales.
En octubre pasado, el presidente chino, Xi Jinping, dijo que la solución política al callejón sin salida en que se encuentran el continente y la isla no podía retrasarse eternamente; pero Ma Ying-jeou aseguró después que no era urgente mantener negociaciones políticas y que quería centrarse en el comercio.
La minicumbre ha sido liderada por Wang Yu-chi, director del Consejo para Asuntos con China continental de Taiwán, y su homólogo Zhang Zhijun, responsable en Pekín de la Oficina para Asuntos con Taiwán y viceministro de Exteriores. La visita durará cuatro días.
“Para nosotros, algo tan sencillo como sentarnos a la misma mesa y discutir, no es algo fácil (…) Esto representa un nuevo capítulo en las relaciones a través del Estrecho (de Taiwán). Es un día que merece la pena registrar en los libros”, ha señalado Wang, según un comunicado. Zhang ha afirmado que el objetivo de las conversaciones es consolidar el consenso alcanzado en otras reuniones. “Nuestra reunión hubiera sido algo inimaginable antes, pero, si realmente queremos logar hitos, debemos emplear un poco de creatividad”, ha añadido, informa Associated Press.
El encuentro se ha producido a pesar de que el Gobierno chino rechaza la soberanía de la isla, que de facto funciona como un país independiente aunque solo está reconocido por una veintena de pequeñas naciones, la mayoría de ellas en América Central y Oceanía. El nombre oficial de Taiwán es República de China.
La agenda de las conversaciones –consideradas ampliamente como un ejercicio simbólico de edificación de confianza- no ha sido hecho pública, pero Wang aseguró el mes pasado que tendrían “implicaciones cruciales para una mayor institucionalización de los lazos entre los dos lados”. Wang también había dicho que esperaba discutir acerca del establecimiento de oficinas permanentes de representación en los respectivos territorios y presionar para una mayor participación de Taiwán en las organizaciones internacionales, algo a lo que Pekín se resiste con fuerza.
China considera Taiwán parte irrenunciable de su territorio y busca la reunificación algún día, aunque los electores en la isla son muy poco partidarios de la integración. El 80% quiere mantener el status quo, entre otras razones por el autoritarismo y la falta de democracia en el continente.
Pekín ha amenazado repetidas veces con una invasión si Taipei declara formalmente la independencia, pero en los últimos años la política desplegada ha sido de reconciliación y aproximación a través de la economía y la cultura, con la vista puesta en una futura unión. Estados Unidos tiene un pacto con Taiwán que le obliga por ley a defender la isla en caso de verse amenazada su seguridad, aunque no reconoce a Taiwán como un país independiente. Taiwán perdió en 1971 su asiento en la ONU, que pasó a la República Popular China (la China de Mao Zedong).
Las relaciones entre la dos Chinas han mejorado desde que Ma Ying-jeou llegó al poder en 2008 y fue reelegido en 2012. Atrás han quedado los intentos de intimidación de Pekín, que a mediados de la década de 1990 realizó maniobras militares y disparó misiles en la zona en un intento de influir en la política taiwanesa; tuvieron el efecto contrario sobre el electorado.
La reunión es fruto de años de esfuerzo para mejorar los lazos. Pero no se esperan resultados espectaculares. Más bien se trata, según algunos analistas, de acercar posiciones y consolidar los avances de los últimos años, que se han visto plasmados entre otros por un importante incremento del intercambio de turistas, en particular hacia Taiwán. El periódico de Taipei Apple Daily y Radio Free Asia han sido vetados en la reunión.
El Gobierno de Pekín quiere que Taipei ratifique un acuerdo de comercio de servicios que permitiría a los dos lados abrir un amplio abanico de negocios en el otro territorio. Pekín se congratuló por su firma hace seis meses, pero el proyecto se encuentra estancado en el Parlamento taiwanés, una muestra de las suspicacias que persisten en Taiwán sobre el poderío de la segunda economía del mundo. Para Taipei, en este encuentro se trata de obtener resultados prácticos como beneficios económicos y garantías de seguridad.
El comercio entre los dos lados se ha duplicado desde 2008, hasta alcanzar 197.200 millones de dólares (144.250 millones de euros) el año pasado. Taiwán tiene un superávit comercial con China de 116.000 millones de dólares (84.850 millones de euros), uno de los pocos países y territorios que se pueden enorgullecer de ello. Las compañías taiwanesas han invertido cientos de millones de dólares en el continente.
La mejora de las relaciones se ha puesto de manifiesto también en el incremento de turistas chinos que visitan la isla. El año pasado, fueron 2,85 millones –un 10% más que en 2012-, una cifra sin precedentes. De ellos, 522.000 viajaron solos, 2,7 veces más. Taipei levantó la prohibición a las visitas de grupos de turistas chinos en 2008, y en 2011 permitió también a los chinos que viajaran solos. En diciembre del año pasado, elevó la cuota diaria de turistas chinos a 3.000. El número de vuelos semanales ha pasado de 36 en julio de 2008 a 670 en diciembre pasado. Gracias a esta política de apertura, China ha sustituido a Taiwán como principal fuente de visitantes en Taiwán.
El Kuomintang de Ma Ying-jeou acepta el principio de “una sola China” y se opone a la independencia de la isla, pero, a pesar del acercamiento económico, no ha habido contactos al máximo nivel de los Gobiernos. La trascendencia final de la reunión dependerá de si sirve para allanar el camino hacia una futura cumbre entre Ma y el presidente chino, Xi Jinping, una posibilidad que, de momento, parece lejana.
La elección de Nanjing para este encuentro es significativa, dado su papel en la historia china. Fue la capital del Gobierno de Chiang Kai-shek durante la guerra civil, antes de que el líder nacionalista se viera obligado a refugiarse en Taiwán con dos millones de seguidores. En Nanjing, se encuentra la tumba de Sun Yat-sen, el primer presidente de la República de China, quien es venerado tanto en Pekín como en Taipei.
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