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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Antidemocracia en la red

Surge la perspectiva de una democracia líquida liderada por el demagogo Grillo

Antonio Elorza

Los caminos del fascismo, como los del Señor, son infinitos. El espectáculo del Movimiento 5 Estrellas en Italia es buena muestra de ello: nace como expresión, eso sí vociferante, de una voluntad de cambio frente a un sistema político podrido. Dirigido por la curiosa alianza de un humorista con dotes para la demagogia, Beppe Grillo, y por un informático melenudo, Roberto Casaleggio, el gurú, obtiene el 25% de los votos y más de 160 parlamentarios. La izquierda (del antiguo líder del PD, Pier Luigi Bersani) lo ve como un impulso reformador y busca una alianza imposible: la vocación de Grillo es destruir lo existente. Algunos auguran entonces escisiones: fracaso, domina la mano de hierro del cómico.

Ahora llega la hora de un primer asalto a las instituciones: obstruccionismo ilimitado —que de ser cortado legitima clamar contra la tiranía—, invasión de la Cámara, campaña por la deposición de Napolitano y sobre todo, contra la presidenta de la Cámara, Laura Boldrini, con los peores acentos sexistas. Grillo pregunta en su blog qué harías en un coche con ella; llueven los tweets sexuales más violentos. Y como ella protesta contra los estupradores de red, el responsable del movimiento en el Senado la tranquiliza: aunque lo fuéramos, contigo no hay peligro. Y las diputadas de izquierda, si lo son, ello se debe a su aptitud para chupar. La campaña de Grillo sigue. Es el manganello, la garrota de los nuevos escuadristas.

Es obvio que si esto funciona es porque el machismo más zafio está muy arraigado en una parte del pueblo italiano, paralelo a la xenofobia que desde la Liga Norte invita a dar plátanos a la ministra de color. La cuestión es también cómo desde un movimiento de regeneración se ha llegado a ese punto.

Una explicación telegráfica nos llevaría a utilizar la teoría de Zygmunt Bauman acerca de una sociedad líquida, que ha perdido sus referencias tradicionales y una de cuyas salidas se encuentra en la afirmación de la individualidad mediante la red. Es el nuevo hombre-masa. Además, la Italia de Berlusconi ofrecía sobrados alicientes para buscar una opción alternativa que expresase el malestar, el cabreo, y de paso ofreciera soluciones a lo existente desde el espacio libre de la comunicación. Surge así la perspectiva de una democracia también líquida, la cual adquiere cohesión mediante el liderazgo del demagogo que conecta, desde su blog y en su lenguaje, de un populismo desgarrado, con el estado de ánimo de su clientela de masas y la lleva a la movilización. A escala local, el resultado es positivo: inmediatez de los problemas, denuncias eficaces, nueva sociabilidad entre los movilizados. El salto, y el asalto al Estado, descubrirá la otra cara: la uniformidad se logra por Grillo desde un nuevo caudillaje, donde como en los viejos movimientos totalitarios; la obediencia activa responde a pulsiones individuales de signo identitario y agresivo. El sexismo puede así desencadenarse y deviene eficaz factor de cohesión. Ahí estamos.

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