Por los campos de México, el banco llega en moto
De pueblo en pueblo, una cooperativa de ahorros móvil ayuda a bancarizar a millones de mexicanos
Juana Juárez Santos suele tener todos sus sentidos puestos en la tierra donde cultiva sus hortalizas, que son el sustento de miles de campesinos como ella en el estado de Veracruz. Hoy, sin embargo, Juana solo tiene oídos para el ruido de una moto que se acerca lentamente por la carretera.
Cuando la moto finalmente llega al poblado, en los alrededores de Yanga (sudeste de México), el conductor -un funcionario de la Caja Yanga, una sociedad cooperativa de ahorro y préstamo-, atiende a quienes necesiten “ir al banco”. Un dispositivo móvil registra una a una las transacciones -pagos de préstamos, depósitos en efectivo y otras operaciones. Los datos se transmiten en línea hasta la ciudad más cercana; el dispositivo imprime un comprobante de la transacción para cada usuario.
Así, los lugareños ahorran, pagan los créditos con los que compran fertilizantes y herramientas, y tienen acceso a otros servicios financieros para mantener sus cultivos que incluyen maíz, frijol, caña de azúcar, café y mango.
Cerca de la mitad de los mexicanos no están bancarizados según un estudio del Banco Mundial. Es decir, solo manejan efectivo y cuando ahorran lo hacen en su casa, "bajo el colchón”. Y en las localidades de menos de 15.000 habitantes, sólo un 28% utiliza una sucursal bancaria, según la encuesta nacional de inclusión financiera de 2012.
Este banco móvil es parte de un programa que apoya a las cooperativas financieras para expandir el acceso al sistema bancario de los mexicanos más vulnerables, especialmente mujeres (que administran el dinero del 54% de los hogares) y poblaciones indígenas.
El programa forma parte de un proyecto nacional coordinado por el Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (BANSEFI) con el apoyo del Banco Mundial para fortalecer las instituciones de ahorro y crédito y promover la inclusión financiera en el país.
La iniciativa de la Caja Yanga procura ahorrar tiempo y dinero a los pequeños productores rurales, enviando a sus representantes a las comunidades más apartadas, en vez de esperar a que los campesinos acudan hasta las sucursales.
“Anteriormente se hacían los movimientos a mano y posteriormente en las sucursales se hacían los movimientos y hasta el mes siguiente cuando volvíamos a visitar la comunidad se les entregaba el ticket”, explica Magda Nélida Córdova Martínez, gerente regional de la Caja Yanga.
Ahorrando el “dinerito”
Más allá de la mejora tecnológica, este servicio ha generado también cambios en la actitud que muchos pobladores tenían antes con respecto al dinero. “Cualquier dinerito, así como llegaba se iba, no tenía uno la cultura del ahorro”, explica Juana.
Al ahorrar regularmente en la Caja, los socios generan un historial con la cooperativa, y se protegen de relaciones oportunistas.
Juana cuenta que en el pasado, por la falta de conocimientos financieros y acceso a servicios de calidad, “había quienes se aprovechaban” de los pequeños productores rurales. “A veces nos cobraban el 10% (de interés mensual) o más”, señala.
Desde finales de 2010 hasta ahora, más de 550,000 mexicanos empezaron a utilizar por primera vez servicios financieros formales con este proyecto. La meta es incluir financieramente a 825,000 personas de zonas rurales entre 2013 y 2015. En el programa participan 188 sociedades como Caja Yanga.
Isabelle Schaefer es productora online del Banco Mundial
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