El reverso de la canciller
Sigmar Gabriel, el líder de los socialdemócratas, será el contrapeso de Merkel en la Gran coalición
“Una de las dos es cierta, elijan ustedes”, rio Sigmar Gabriel cuando le recordaron que un democristiano le había descrito como un “incapaz con sobrepeso”. El futuro vicecanciller de Alemania confirmó su aplomo durante la presentación, a finales de noviembre, del pacto de coalición entre el Partido Socialdemócrata (SPD) y los democristianos de Angela Merkel. Risueño aunque las negociaciones habían durado hasta bien entrada la madrugada, Gabriel bromeaba sobre sí mismo y se dirigía a frau doktor Merkel como si ya hubiera obtenido el apoyo del SPD para firmar con ella el acuerdo de Gobierno. Gabriel, que fue su ministro de Medio Ambiente entre 2005 y 2009, orquestó su ascenso en el SPD con un tesón estratégico digno de su jefa.
Del sensacional 78% de los 475.000 militantes socialdemócratas que participaron en la consulta sin precedentes a las bases, el 76% aprobó el pacto de coalición con Merkel, confirmando así a Gabriel como el líder socialdemócrata más fuerte desde que Gerhard Schröder perdió las elecciones de 2005. A sus 54 años ha recorrido un largo camino hasta su cargo actual, que es una estación intermedia hacia la candidatura electoral en las elecciones generales de 2017.
Pero si la consulta a las bases fue una apuesta arriesgada, Gabriel se asoma ahora a cuatro años de incertidumbre absoluta. Ha obtenido puestos clave en el tercer Ejecutivo de Merkel, pero la experiencia de la Gran Coalición de 2005 no augura nada bueno para los socios minoritarios de una canciller que hundió primero al SPD y después al partido liberal FDP, con el que ha gobernado desde 2009. Sus consecutivos abrazos del oso le han valido el apodo de “la viuda negra”, como la araña que se come a sus parejas. Se dice que Gabriel cuenta con que Merkel no se presente en las legislativas de 2017, lo cual permitiría al SPD capitalizar ante los votantes una parte de los hipotéticos méritos de la próxima legislatura.
Como jefe de Economía y Energía, el nuevo peso pesado junto a Merkel dirigirá uno de los más drásticos cambios económicos de la historia de Alemania, cuyo apagón atómico definitivo está programado para los próximos ocho años. Además, tendrá que convencer a sus votantes de que el componente social que dice haber inyectado en el acuerdo de coalición gubernamental redunda en medidas concretas.
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