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SERGIO MASSA | Diputado argentino y líder del Frente Renovador

“He decidido construir y liderar una alternativa política en Argentina”

El exalcalde de Tigre se dispone a pasar dos años en el Parlamento antes de concretar sus ambiciones presidenciales: "Cada cosa a su tiempo", responde

Pablo Ximénez de Sandoval
Sergio Massa, el sábado en Madrid.
Sergio Massa, el sábado en Madrid.CARLOS ROSILLO

Sergio Massa era el alcalde de Tigre, Buenos Aires, y como tal lo invitaron a participar la semana pasada en un evento en Barcelona. Pero entonces le empezaron a llegar peticiones de contactos institucionales, empresariales y de prensa que han dado como resultado una agenda de cuatro días propia de un candidato presidencial. Viaja acompañado de un séquito con experiencia internacional y económica, un equipo que parece un equipo de gobierno. “Es un equipo de gente preparada; de gobierno lo será algún día”. Pero cuando se le pregunta por una ambición presidencial para las elecciones de 2015 que se da por supuesta, solo responde que “cada cosa a su tiempo”.

Porque Massa (San Martín, 41 años), ya no es alcalde de Tigre. Ahora es diputado por la provincia de Buenos Aires desde que ganó el escaño en las elecciones del pasado 27 de octubre y arrasó con una lista alternativa al oficialismo de la presidenta Cristina Fernández. La contundencia de su victoria y lo obvio de sus intenciones lo convirtieron en el presidenciable número uno de Argentina. Él entiende que “el resultado generó expectativa por el nacimiento de una nueva fuerza política”, al sacar el 40% de los votos con un discurso centrado en denunciar problemas como la inseguridad o la inflación.

Para los dos años que quedan para concretar esa ambición, cambia la alcaldía por un escaño en el Parlamento argentino. “En realidad lo que cambié es la comodidad de administrar una comuna que avanza y que progresa por la decisión de construir y liderar una alternativa política”. Esa alternativa consiste en “una mirada responsable y distinta de Argentina” en la que Massa reconoce méritos del Gobierno al tiempo que lo critica, en un discurso sinuoso. “En Argentina lo que ha pasado es que la división en facciones entre los que dicen que todo está bien y los que dicen que todo está mal llevo a la sociedad a descreer de las posiciones antagónicas y a creer que había otro camino. Eso se reflejó el 27 de octubre”.

Tengo un equipo de gente preparada; algún día será un equipo de gobierno

Afirma que desde el Parlamento se propone “plantear con firmeza la defensa de los valores de Argentina y la denuncia de sus problemas: la inflación, la inseguridad, los problemas de empleo en los jóvenes, las relaciones con el mundo, la necesidad de un diálogo social que permita planificar a largo plazo, redefinir un sistema educativo en función de la intervención de las nuevas tecnologías en la formación de los niños...”. Y añade que siempre ha defendido lo mismo, solo que antes “no tenía la fuerza de cuatro millones de votos”.

Massa hizo carrera en política desde los 18 años, mientras trabajaba como abogado. En 2008 tocó la cima del peronismo dominante en ese momento, el kirchenirsmo, al ser nombrado jefe de Gabinete de Cristina Fernández. Duró un año. “Nunca una relación se rompe por una causa sino por muchas. Como las relaciones personales, en los matrimonios, los amigos, la familia. Hay una suma de cosas que nos fueron poniendo en un lugar distinto. La gente nos puso en un lugar distinto”. Para Massa, “la falta de un sistema de partidos en Argentina nos ha llevado a la construcción de una democracia de personas. Yo tengo una posición muy dura con los que hablan del massismo y hablo del Frente Renovador. Creo que Argentina tiene que ir a consagrar una democracia de partidos. Eso es muy importante”.

En ese sistema de partidos, el suyo es “de centro”. ¿Y qué es el centro argentino? “Es creer en la firmeza en la aplicación de la ley, vocación de desarrollo y progreso. Tenernos una mirada inclusiva: corazón peronista, con alma desarrollista y cabeza modernista”.

La falta de un sistema de partidos en Argentina nos ha llevado a la construcción de una democracia de personas. hay que ir a una democracia de partidos

En política exterior, afirma tener la experiencia de sus años como responsable de la seguridad social argentina. Se queja de que Argentina “ha dejado de tener países amigos para enrolarse únicamente en acuerdos con Irán y Venezuela”. Para él, los países más importantes para Argentina son: “Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile, Perú, por ese orden, después Venezuela y después obviamente la UE”. Considera a España “la puerta de entrada a Europa” para su país. Sobre el conflicto por la expropiación de YPF a Repsol, por mucho que se le insista se limita a pedir “diálogo”, con la expresión de quien ha contestado la pregunta varios cientos de veces en cuatro días.

Massa rechaza opinar personalmente de la que fue su jefa. Incluso evita criticar en demasía al Gobierno por estar en el extranjero (“cuando salgo de Argentina me pongo la albiceleste”). “La política argentina tiene un defecto. En lugar de debatir ideas, a lo largo de estos últimos años se ha dedicado a destruir personas”. Así que solo critica del Gobierno, en general, que “se ha quedado abrazado a sus logros sin interpretar las nuevas demandas de la sociedad y sin entender que había problemas que resolver. Ha cometido el error de negarlos en vez de afrontarlos”.

Entre esos problemas, el principal es la inflación, que erosiona a toda velocidad el nivel de vida argentino y de la que ni siquiera hay cifras fiables por empeño del propio Gobierno. “No tenemos estadísticas. Se ha perdido la confianza en el Instituto de Estadística. El primer desafío para saber cuanta fiebre tenemos es recuperar el termómetro. Creo que viene un tiempo en el que hay que fijar metas a todos los sectores en la lucha contra la inflación. Si [el Gobierno] apelara al reconocimiento del problema podría hacerlo. La confianza se genera a partir de reconocer los problemas y enfrentarlos”.

La salida de algunos funcionarios [del Gobierno] es el final de una forma prepotente, soberbia

En ese sentido, la presidenta Fernández cambió a los hombres clave de su Gabinete. “Me gustaría ver las medidas, porque por ahora hay un cambio de personas”. Tantas veces como se le pregunte su opinión sobre el nuevo equipo dará el mismo tipo de evasiva. Menos en un caso “Hay un dato positivo. La salida de algunos funcionarios es el final de una forma prepotente, soberbia. Parte de los fracasos en materia cambiaria, comercio exterior, acumulación de reservas e inflación, han tocado su punto máximo”. Se refiere a la defenestración del asesor económico de la presidenta, Guillermo Moreno, que intentó durante años controlar los precios con heterodoxas órdenes ejecutivas. “Sale el funcionario más repudiado”, dice, negándose a nombrarlo.

Y entra otro hombre fuerte, Jorge Capitanich, como jefe de Gabinete. No parece disgustarle. “Es un hombre de experiencia, gobernador de una provincia importante, tiene un conocimiento acabado de la política del Estado”. ¿Puede hacerlo bien? “Condiciones y capacidad, tiene. A partir de ahora, depende de lo que haga”. Y ahí estará él para seguir señalando problemas. Porque Massa habla ya como el diputado que se prepara para una batalla de dos años contra ese equipo. Dos años es mucho tiempo en política. “Mucho más en la dinámica que tiene Argentina hoy. El nacimiento de una alternativa política ha puesto en crisis al oficialismo”.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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