HRW denuncia la expulsión de Irán de miles de afganos
La organización pide al Gobierno de Teherán que ponga fin a los abusos y permita que los refugiados soliciten asilo
“Decidimos irnos cuando expulsaron a los niños de la escuela, pero ya era demasiado tarde. Nuestros documentos ya no valían, así que no podíamos ir a ningún sitio”, contaron Najib T. y su esposa, dos afganos que perdieron su estatuto de refugiados en Irán cuando las autoridades cambiaron las normas, y fueron deportados. Su caso es uno de los que documenta un informe de Human Rights Watch (HRW) que se ha presentado en Kabul durante la mañana de este miércoles. Esa organización denuncia que “el Gobierno iraní viola sus obligaciones de proteger a los refugiados afganos” y asegura que miles de ellos son expulsados del país sin derecho a recurrir o solicitar asilo.
Najib T., de 55 años, y su mujer, de 45, habían vivido en Irán durante 18 años. Como cientos de miles de afganos, llegaron a ese país huyendo de la guerra. Tenían las tarjetas verdes de la ONU, equivalentes a un permiso de residencia. De repente, las autoridades les cambiaron esos documentos por unas tarjetas válidas sólo por entre seis y nueve meses. Finalmente, una ley prohibió la presencia de extranjeros en la ciudad en la que residían. Sin alternativas, ignoraron la norma. Hasta que fueron detectados.
“Irán ha cargado con la responsabilidad de alojar a una de las mayores poblaciones de refugiados durante tres décadas, pero tiene que respetar las normas internacionales para su tratamiento”, ha declarado Joe Stork, el vice responsable de Oriente Próximo de HRW con motivo de la presentación del informe Huéspedes indeseados: Irán viola los derechos de los refugiados e inmigrantes afganos.
Desde que empezó la guerra contra los soviéticos en Afganistán en 1979, Irán ha acogido a varios millones de sus vecinos. Las cifras han variado a lo largo del tiempo y en función de la situación al otro lado de la frontera. En la actualidad, el Gobierno de Teherán reconoce como refugiados a 800.000 afganos registrados en un programa que se cerró en 2003, pero hasta el doble de ese número residen en el país sin documentación.
La intervención estadounidense para desalojar a los talibanes en 2001 no logró la esperada paz y estabilidad, así que muchos siguen llegando en busca de seguridad incluso por vías clandestinas. Sin embargo, las autoridades iraníes llevan varios años tratando de frenar ese flujo y reducir la presencia de los ya instalados. En junio de 2012 pusieron fin a un Plan de Regularización General, que permitía que algunos sin papeles legalizaran su situación y obtuvieran visados por un tiempo limitado. Según HRW, el Gobierno ha establecido un proceso complejo y caro para renovar los carnés de refugiado, al que muchos afganos, analfabetos y pobres, no pueden hacer frente.
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