La UE indica que en Bolivia hay un excedente de cultivo de hoja de coca
La producción desborda las exigencias del consumo tradicional, y lo sobrante puede estar usándose para fabricar cocaína
El consumo de la hoja de coca en Bolivia es bastante menor al que proyectan sus cultivadores, según un estudio financiado por la Unión Europa (UE) y cuya difusión fue pospuesta desde 2010 por las autoridades gubernamentales hasta este miércoles.
La decisión de autorizar la publicidad del estudio ha llegado de una reunión a puerta cerrada entre el presidente Evo Morales y los dirigentes de los sindicatos cocaleros en la Casa de Gobierno en La Paz. La frustración diplomática expresada por el embajador de la UE, Timothy Torlot, ante una espera de tres años, la exigencia de líderes políticos y regionales para conocer su contenido y las filtraciones del documento en la prensa han apurado la entrega pública del estudio.
Las cifras de consumo en el mercado de la coca, que incluyen el uso tradicional -medicinal, religioso y social-, la industrialización y la exportación, han sido recibidas con escepticismo por algunos grupos ciudadanos. Los informes extraoficiales del estudio de la UE mencionan que con la producción de 6.000 hectáreas se abastece el mercado. Paralelamente, el Centro Latinoamericano de Investigación Científica (CELIN) considera que la producción de unas 8.000 hectáreas es suficiente para cubrir la demanda legal y que el actual excedente se destina a otros fines.
El ministro del Interior, Carlos Romero, ha señalado durante una rueda de prensa que las conclusiones del estudio financiado por la UE no son vinculantes pero servirán para elaborar una nueva ley en sustitución de la actual, contra estupefacientes y sustancias peligrosas, que fija en 12.000 hectáreas los cultivos legales de coca para el mercado local.
“Cualquier estudio constituye una opinión técnica calificada pero obviamente no tiene carácter vinculante”, ha explicado Romero al destacar que se trata de “una referencia muy valiosa acerca del volumen y superficie necesaria” para atender el consumo interno.
De acuerdo a los datos facilitados por Romero, la demanda actual equivale a 20.690 toneladas de coca, que las consumen más de tres millones de ciudadanos. De estos, al menos un 40% utiliza la coca en el acullico o “pijcheo” (mantener un bolo de coca en la boca) y el restante 60% emplea la hoja de coca en uso medicinal, en rituales y prácticas culturales, en costumbres sociales. Un 78% de los consumidores son varones y un 22% son mujeres.
Los agricultores, los constructores, los comerciantes, los chóferes del transporte público, los trabajadores de la industria manufacturera y los mineros, en ese orden de importancia, son los principales consumidores de coca. Las regiones donde más se consume la hoja de coca son los valles, los llanos orientales y el altiplano occidental.
Los principales dirigentes de los cultivadores de coca, tanto de La Paz como de Cochabamba, no han ocultado su inconformidad con el estudio –que data de 2010, aclararon-, pues el sector había proyectado aumentar a 20.000 las hectáreas de cocales en el país, pese a que existe el reconocimiento oficial de que buena parte de la actual producción se destina como materia prima para la elaboración de cocaína.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito ha establecido que los cultivos de coca en Bolivia durante 2012 cubrieron 25.300 hectáreas, unas 2.400 menos que en 2011. Aún cuando el estudio de la UE no se considere vinculante, es probable que el gobierno del presidente Morales –líder sindical de 43.000 productores de coca del trópico de Cochabamba- se vea en la obligación de impulsar la racionalización de los cultivos excedentarios en todo el país.
La destrucción de cocales considerados ilegales se llevaba de manera concertada hasta el incidente armado registrado, el 19 de octubre, en el poblado de Miraflores, en Apolo de La Paz, con un saldo trágico de tres militares y un médico muertos, además de varios miembros de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) heridos de bala. La inicial versión de que se trató de una emboscada de cocaleros ha quedado en suspenso hasta que terminen las investigaciones del Ministerio Público, la Defensoría y de la Asamblea Legislativa.
El asunto de los cocales no puede ser más candente. El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, se encuentra de visita en La Paz para considerar con el gobierno de Morales el informe que esa entidad ha realizado sobre el problema de las drogas en las Américas.
Según ha explicado el embajador boliviano ante la OEA, Diego Pary, el estudio menciona que la cocaína boliviana y peruana se destina a mercados de Europa y Asia vía el Caribe y África, pero también se consume en el continente.
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