La situación económica desinfla la noche del “truco o trato” en EE UU
Con más de 2.000 años de historia, Halloween es la festividad que anticipa el consumo navideño. En 2012 se superaron los 8.000 millones de dólares
Cada 31 de octubre y acompañados por sus padres, millones de niños -y no tan niños- estadounidenses repiten el ritual de pedir caramelos y chocolates a sus vecinos durante la noche de Halloween. Una festividad en la que convergen lo dulce, lo terrorífico, la salud y el negocio; factores que determinan su importancia y su alcance en Estados Unidos. Las tiendas llevan semanas llenas de calabazas, chucherías y disfraces en lo que es considerado un anticipo claro del consumo que pronto llegará con las navidades.
La noche de muertos se alimenta de la leyenda urbana y de los cuentos de terror, algo que, según las encuestas, encaja con la mentalidad de la sociedad estadounidense. Más de un tercio de la población dice creer en fantasmas y un tercio de ellos jura haber visto uno o sentido su presencia. Además, uno de cada cinco piensa que los hechizos o rituales son ciertos, según datos del último estudio elaborado por AP-Ipsos, en 2007.
Más de un tercio de la población dice creer en fantasmas y un tercio de ellos jura haber visto uno o sentido su presencia
Pero, ¿cuál es el origen de Halloween? Según los expertos, los responsables de esta fiesta son los celtas europeos que celebraban, hace más de 2.000 años, el día de Año Nuevo –o Samhain- cada 1 de noviembre, jornada en la que se creía que los espíritus caminaban por la Tierra procedentes del inframundo acompañados de hadas, diablos o extrañas criaturas. Otro de los eventos que sucedían ese mismo día era el sacrificio de animales: los celtas usaban sus pieles para protegerse de los malos espíritus.
Además, ya entonces, recreaban de una manera muy primitiva el "truco o trato" cantando a sus vecinos a cambio de comida o bebida. Tuvieron que pasar muchas décadas para que Halloween, finalmente, llegara a EE UU, en el siglo XVIII y de la mano de los inmigrantes irlandeses. La primera vez que se celebró de forma oficial en el país fue en 1920, en Anoka (Minnesota), considerada la capital de Halloween.
Hace justo un año, la costa Este del país se vio azotada por la tormenta tropical Sandy, que dejó tras de sí más de un centenar de muertos y millones de dólares en pérdidas. Este 2013, tres Estados de la región central, afectados por el mal tiempo, no celebrarán Halloween a tiempo. Algunos eventos del jueves fueron cancelados en Kentucky, Indiana y Ohio y trasladados a hoy viernes. Un fuerte temporal podría afectar a más aéreas a lo largo del día. A pesar del paso de Sandy, las cifras de ventas durante estas fechas en 2012 superaron récords históricos, pero los expertos no son tan optimistas este año: el cierre de la Administración durante 16 días en octubre y una economía poco estable han provocado “temor” entre los consumidores.
“Halloween ha ido cogiendo más adeptos en la última década. Si en 2005 los estadounidenses gastaban una media de 48 dólares durante estas fiestas, se espera que este año el promedio sea de 75 dólares (en 2012, fue de 79,82 dólares). Uno cada cuatro encuestados ha señalado a su economía como una barrera para gastar durante estas fiestas, según un estudio presentado esta semana por The National Retail Federation (NRF, en sus siglas en inglés).
“Muchos van a vigilar su gasto”, aseguró Kathy Gannis, directora de comunicación de la NRF, en un comunicado. Según las estimaciones, los beneficios de Halloween llegarán a los 6.900 millones de dólares este 2013. En 2012, se superaron los 8.000 millones de dólares. La bajada del consumo tendrá un efecto directo en las personas que participarán en el ritual del “truco o trato”. Se estima que 158 millones de personas invadirán las calles de EE UU esa noche, frente a los 170 millones de ciudadanos del año pasado (la cifra más alta desde que se comenzaron a hacer este tipo de registros).
Halloween ha ido cogiendo más adeptos en la última década. Si en 2005 los estadounidenses gastaban una media de 48 dólares durante estas fiestas, se espera que este año el promedio sea de 75 dólares"
El mayor gasto se dirige a conseguir el mejor disfraz, que este año han sido adquiridos en su mayoría online, aunque sigue habiendo gente que prefiere alquilarlos o comprarlos en tiendas especializadas. Exactamente, un 44% de los estadounidenses se vestirán de Batman, Superman o bruja, entre otros. Este último es el más común, con cinco millones de seguidores este 2013. Un tema delicado a este respecto son los disfraces de las mujeres, que muchos describen como “demasiado sexys”.
Activistas pro derechos de la mujer han defendido en varias campañas que se descataloguen estas vestimentas –de enfermeras, diablas, profesoras, entre otros- por sexistas, ya que denigran a la mujer. A pesar de la lucha de estas asociaciones por sacarlos del mercado, estos disfraces son de los más vendidos. Un dato curioso es que 22 millones de estadounidenses disfrazarán a sus mascotas, una tendencia que aportará unos beneficios de más de 330 millones de dólares este año.
Los dulces y Halloween
La cantidad de chucherías consumidas este día puede parecer aterradora para un dentista o para un nutricionista, ya que cerca del 4% de todos los caramelos que se consumen en el país, se hace durante la noche "del truco y trato", asegura Harry Balzer, analista de la industria, al Usa Today. “Casi todos los niños y aproximadamente la mitad de los adultos comerán al menos uno –un día normal solo un 24% de los mayores de 18 años los toman-, aunque estos prefieren el chocolate a los caramelos, mientras que los más pequeños consumen más chucherías”, añade.
Recordar la importancia de la salubridad y la higiene: si el dulce no está empaquetado, hay tirarlo”.
El aumento de peso que puede conllevar tomar por los menos un dulce al día durante varias semanas es algo que preocupa a los expertos. Estos recomiendan que durante esa noche mágica y terrorífica se siga la regla de “solo un dulce al día”, que se consuma mejor un chicle que un caramelo o una barrita de chocolate –mientras que el primero tiene de cinco a 10 calorías, los segundos pueden llegar a las 100 calorías- y “que recuerden la importancia de la salubridad y la higiene: si el dulce no está empaquetado, hay que tirarlo”.
Más allá de la opinión de los expertos, hay padres que este 2013 han decidido empezar su propia cruzada contra el sobrepeso. Una mujer de Dakota del Norte ha dicho que entregará una carta de alerta a los niños con kilos de más que se presenten ante su puerta. “Solo quiero mandar el mensaje a los padres que es irresponsable que sus hijos participen en este ritual solo por el hecho de que sus amigos lo hagan”, ha declarado la mujer en varios medios estadounidenses. La carta dice: “En mi opinión, su hijo está moderadamente obeso y no debería consumir el azúcar extra que los niños ingieren durante esta jornada de Halloween. Mi esperanza es que usted de un paso adelante y no le dejé participar y así su hijo dejará hábitos poco saludables”.
Una medida espontánea que a los expertos no ha gustado en exceso: “Esto puede crear más daño que beneficio. Aunque un niño sea obeso puede que esté saludable y se alimente con una dieta equilibrada y haga ejercicio”.
A lo mejor, lo ideal sería dar a estos niños calabaza, símbolo de Halloween en cualquier parte del mundo. Pero, ¿por qué se vacían y se agujerean estas verduras durante esta festividad? Cuenta la leyenda que en la época de los celtas un hombre llamado Jack, por su maldad y tacañería no mereció un lugar en el cielo, por lo que su espíritu se vio obligado a vagar por la tierra. Al no haber luz, el diablo le dio un carbón encendido para que pudiera ver, Jack lo metió en un nabo para poder transportarlo.
Desde hace siglos, los pueblos celtas depositan estas verduras en las tumbas para iluminar el camino de regreso de sus difuntos al mundo de los vivos y así protegerse de los malos espíritus. Cuando con el tiempo los irlandeses llegaron a EE UU, conocieron las calabazas y vieron que estas eran mucho más grandes y fáciles de ahuecar que los nabos, así que se cambió la tradición. El Estado de Illinois es el mayor productor de la nación.
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