El proceso de paz se vuelve el arma arrojadiza de la política colombiana
Las FARC y Santos coinciden en acusar al uribismo de querer más guerra y el uribismo condena negociar con la guerrilla
Voceros de las FARC y el candidato por el uribismo, Óscar Iván Zuluaga, protagonizaron el primer enfrentamiento por la continuidad del proceso de paz, con lo que se evidencia que este tema marcará la agenda política de cara a las elecciones presidenciales del próximo año.
Un día después de que fuera ungido como candidato a la presidencia por el movimiento Uribe Centro Democrático, el primer acto electoralista de Óscar Iván Zuluaga fue reclamar la finalización inmediata del proceso de paz que están llevando a cabo el Gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC en La Habana desde noviembre de 2012.
Zuluaga siguió con la estrategia que había sido la muletilla de campaña de todos los precandidatos de la oposición uribista, entre ellos Francisco Santos y Carlos Holmes Trujillo derrotados el pasado sábado por el que fuera exministro de Hacienda de Álvaro Uribe Vélez, que centraron todo su arsenal en desacreditar el proceso de paz.
Pero el menos vigoroso en sus ataques había sido Óscar Iván Zuluaga. Hasta ahora. Para el candidato presidencial, esta negociación con la insurgencia “nació muerta” porque en su concepto no se puede negociar con “terroristas que secuestran y reclutan menores de edad”. Así lo ha reiterado en los medios colombianos. La opción del uribismo sigue siendo el aniquilamiento de la guerrilla sino se someten voluntariamente a la justicia. “Aquí hay una equivocación tremenda. La paz no se negocia en La Habana. La agenda nacional no se discute con las FARC. Los colombianos tenemos que entender que la paz está en solucionar los problemas de los colombianos en educación, empleo, justicia, seguridad”, dijo Zuluaga en una entrevista al diario capitalino El Tiempo.
Lo que demuestran las palabras del aspirante es que centrará sus ataques en el lado débil de Santos, que es el proceso de negociación, el cual hasta el momento, luego de un año de negociaciones, no ha arrojado mayores resultados ya que de una agenda de seis puntos solo se ha llegado a acuerdos en solo uno, que es el que tiene que ver con el tema agrario.
Santos no se ha quedado callado frente a la arremetida de la oposición uribista. El fin de semana pasado, en Viotá, Cundinamarca, a solo 80 kilómetros al sur de Bogotá, tildó de “buitres” a los que se han declarado opositores del proceso de paz. La declaración la hizo en momentos en los que los uribistas definían en una convención a su candidato.
"Tenemos unos enemigos, unos señores del miedo y de la guerra, algunos dicen que se parecen mucho a los buitres porque viven de la muerte, viven al acecho, viven propagando todo lo negativo, viven inyectándole pesimismo a la gente y se oponen a la paz: Quieren continuar la guerra", dijo el mandatario.
Aunque obviamente al Gobierno poco le importa la opinión de los uribistas –y prueba de ello es que el mismo presidente Santos ratificó que le resbalan las palabras de su excompañero de gabinete–, en una entrevista con el director del periódico El Heraldo de Barranquilla, Marco Schwartz, reconoció que la lentitud de la negociación le había pasado cuenta de cobro en su popularidad, pero que asumía con “gusto el alto costo” y que lo defendía a pesar de que no andaba al ritmo que él deseaba, porque su sueño era “entregar un país en paz”. Santos no ha anunciado públicamente si se lanza a un segundo período presidencial, pero se da por descontado que lo hará en noviembre próximo cuando vence el plazo para que lo haga.
Las palabras de Zuluaga, quien además le ha advertido a Santos que no firme una paz con base en impunidad en el caso de que logre llegar a un acuerdo final con las FARC antes de terminar su mandato, también tocaron a la guerrilla de las FARC, que a través de uno de sus negociadores en Cuba, Andrés París, calificaron al candidato uribista como “títere al servicio de la guerra”. Este martes, al ser consultado por el tema de la campaña electoral, París, alias de Jesús Emilio Carvajalino, dijo a los periodistas que se avecina un gran peligro para el proceso y calificó al movimiento de Uribe como “agrupación fascista, derechista y paramilitar”.
Los guerrilleros recordaron que el mentor de Zuluaga, Álvaro Uribe, también construyó su campaña presidencial con el descrédito de las negociaciones que adelantó esa guerrilla con el entonces presidente Andrés Pastrana Arango en San Vicente del Caguán, entre 1998 y 2002.
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