Estados Unidos espió a Merkel desde 2002
'Der Spiegel' revela que Estados Unidos contaba en 2010 con 80 equipos de espionaje de la CIA y la NSA, en todo el mundo. Casi una veintena estaban en ciudades europeas incluida Madrid
Estados Unidos mantiene oficinas de espionaje sin declarar en diversas ciudades europeas, entre ellas Madrid, Fráncfort, Berlín y París. Figura así en un documento de "alto secreto" fechado en 2010 y publicado ahora por el semanario Der Spiegel. Estas dependencias secretas se ocultan a veces en embajadas, como es el caso de Berlín, donde un "Servicio Especial de Captación" (Special Collection Service) opera desde la legación estadounidense. Se trata de unidades conformadas por espías de la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), que vigilan juntos las comunicaciones desde las zonas más céntricas de las capitales. Según las actas clasificadas, este servicio creado en los años setenta tiene oficinas secretas en 80 ciudades por todo el mundo. Un informe confidencial en manos de la revista alemana alerta a los espías contra la difusión de la existencia de estas oficinas, que podría "dañar gravemente" las relaciones de Estados Unidos con los Gobiernos extranjeros.
El número de teléfono de Angela Merkel ya aparece como objetivo de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense en documentos de 2002, tres años antes de que se convirtiera en canciller. La orden de controlar las comunicaciones de Merkel seguía en vigor pocas semanas antes de la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a Berlín, en junio. El semanario Der Spiegel no aclara si los espías escuchaban las conversaciones y leían los mensajes de texto o solo accedían a datos de conexión sobre cuándo, con quién y desde dónde se comunicaba Merkel. Según la documentación de la NSA, además de en Berlín, Estados Unidos habría mantenido en Alemania una base de espionaje en Fráncfort.
Diversos medios alemanes publican además, que Obama aseguró a la canciller alemana que desconocía el espionaje telefónico al que ella sospecha haber sido sometida por parte de Washington. Los indicios, considerados por los servicios secretos alemanes como suficientemente sólidos para iniciar una serie de protestas diplomáticas, se basan en filtraciones del exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense Edward Snowden.
La jefa del Gobierno alemán llamó a Obama el pasado miércoles para protestar contra este espionaje. Berlín sospecha que el teléfono móvil de la canciller fue objeto de vigilancia constante desde instalaciones estadounidenses, posiblemente la Embajada berlinesa. Según diversos medios, Obama le dijo a Merkel que, si hubiera conocido el presunto espionaje, lo habría detenido. La revelación de la presunta vigilancia al aparato móvil de la canciller provocó un drástico giro en la postura de Berlín respecto al espionaje masivo de estadounidense y británico a los ciudadanos y a los líderes europeos.
Este verano, Berlín todavía restaba importancia al escándalo. El coordinador de los servicios secretos alemanes, el ministro sin cartera Ronald Pofalla, llegó a declararlo agua pasada en el mes de agosto. Comenzaba la campaña para las elecciones de septiembre, que Merkel ganó pese a las acusaciones de pasividad ante las revelaciones sobre el fisgoneo de Estados Unidos y Reino Unido en las comunicaciones europeas. Tanto más sorprende la dureza de la protesta expresada por Merkel el miércoles y la consiguiente decisión de convocar al embajador de Estados Unidos en Berlín.
El espionaje es ahora en uno de los temas centrales de las negociaciones de coalición entre los democristianos de Merkel (CDU) y los socialdemócratas del SPD, que quieren formar un nuevo Gobierno antes de navidad. El jefe parlamentario del SPD y excoordinador de los servicios secretos alemanes, Frank-Walter Steinmeier, se pregunta en una entrevista al dominical del Frankfurter Allgemeine si “fueron resultado del exceso de ambición de un servicio secreto incontrolado” o sí el espionaje de la líder alemana “era conocido por la Casa Blanca”.
La semana que viene, Washington recibirá a una delegación del Gobierno alemán, que pedirá aclaraciones y detalles sobre las actividades de sus espías. Aún no está completa la lista de participantes, pero según los portavoces de Merkel incluirá a “altos representantes” del Ejecutivo alemán. Merkel y el presidente francés, François Hollande, pidieron el viernes a Washington que garantice que no espiará a sus aliados próximos. Ambos mandatarios dijeron planear reglas claras para la colaboración de sus servicios secretos con los de Estados Unidos.
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