Las deudas de Venezuela amenazan al segundo puerto libre del mundo
La zona comercial de Colón, en Panamá, se enfrenta a una desaceleración del 10% este año
Si las economías de Venezuela y de Colombia empiezan a estornudar, la Zona Libre de Colón (ZLC), estratégico enclave comercial en el sector caribeño de Panamá, puede sufrir gripe y caer en severa y profunda crisis en cualquier momento. Y así parece estar pasando. La ZLC, que es el segundo puerto libre más importante del mundo, después de Hong Kong, registra el efecto dominó de la devaluación en Venezuela y de un incremento de aranceles en Colombia.
Los Importadores venezolanos que compran en la ZLC deben más de 700 millones de dólares a sus proveedores panameños, una cifra que otras fuentes elevan a 1.200 millones. El fenómeno es inquietante para Colón, porque Venezuela es su principal cliente con adquisiciones que equivalen a un promedio aproximado al 30% de sus operaciones totales al año. El problema se generó sobre todo con el abaratamiento del bolívar frente al dólar, que dificulta a los empresarios venezolanos acceder a la moneda estadounidense para pagar sus importaciones.
“La deuda de Venezuela sigue igual. El tema es crítico por las cuentas que tiene que pagar Venezuela con una multitud de acreedores. Nosotros en la lista (de pagos de Venezuela) seremos baja prioridad, me imagino”, advirtió el empresario Surse Pierpoint, expresidente de la Asociación de Usuarios de la Zona Libre de Colón. “Nadie sabe con certeza de cuanto es la deuda, porque eso no es algo que se publica ni hay una bolsa de cuentas por cobrar, pero la cifra que he escuchado repetir es de 700 millones de dólares”, agregó en una entrevista con EL PAÍS.
La ZLC, que opera desde 1948 regida por un mecanismo de excepción fiscal, factura más de 29.000 millones de dólares al año y funciona cerca del Canal de Panamá, también se ha resentido del impacto de la decisión de Colombia de imponer en marzo un sobrearancel a la importación de calzado y textiles. Los compradores colombianos mueven cerca del 10% de las operaciones anuales de la ZLC. "Con Colombia estamos igual [que con Venezuela]", explicó Pierpoint. "No muestra ninguna señal de relajar la medida a pesar de que la OMC (Organización Mundial de Comercio) ha fallado en su contra. En agosto presentamos una demanda ante la OMC y fue acogida, con lo que el organismo encuentra motivos para analizar el nuestro reclamo”.
Con este panorama, las perspectivas de la Zona Libre de Colón no son muy halagadoras. La situación es “preocupante y crítica”, subrayó Piperpoint. Las operaciones de la ZLC con Venezuela y Colombia se han acercado en los últimos años a los 5.000 millones de dólares, por lo que el impacto de las decisiones adoptadas en Caracas y Bogotá repercute directamente en los vendedores panameños. Y en cifras, el efecto sobre la Zona Libre por las medidas en esos dos países sería una desaceleración cercana al 10% al cierre de 2013, según pronósticos preliminares.
“Es un ciclo económico negativo”, dijo el empresario panameño Severo Souza, otro expresidente de la Asociación involucrado en el lío del débito de Venezuela. “Con Venezuela va muy lento el proceso de pago. Se han hecho esfuerzos, se ha recibido alguno que otro pago pero muy poco y de forma muy lenta”, narró a EL PAÍS. “Muchas compañías, medianas sobre todo, no pueden aguantar tanto tiempo porque tienen compromiso con bancos y con proveedores y esto las está afectando grandemente. No están pudiendo reponer inventarios para vender a otros lugares. Al no poder vender a Venezuela, algunos están liquidando o vendiendo a otros destinos”, relató.
La crisis con los compradores venezolanos provocó que el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, viajara en julio pasado a Caracas, para tratar de negociar una solución directamente con el presidente venezolano, Nicolás Maduro. Venezuela devaluó su moneda en febrero de este año, en un proceso de encarecimiento del dólar que dificulta a los empresarios pagar sus compras en el exterior con la moneda estadounidense. Los dos gobernantes crearon una comisión técnica para resolver los problemas, pero la situación se prolongó y llegó al último trimestre del año, considerada una temporada crucial para los negocios de la ZLC. El control de divisas impuesto por el gobierno venezolano retrasó los pagos a los comerciantes panameños y “eso ha causado una disminución del comercio” en la zona y del movimiento portuario, dijo Martinelli.
En el caso colombiano, Panamá y Colombia firmaron en septiembre de este año un Tratado de Libre Comercio, pero las diferencias sobre los aranceles establecidos por Bogotá sigue pendiente de solución. Colombia debe adaptarse a las leyes comerciales externas y definir aranceles acordes con esas regulaciones, aseguró el Ministerio de Comercio e Industria de Panamá. La solución con Colombia, aseguró Souza, “también es lenta”.
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