_
_
_
_

Argentina aclarará en las legislativas del domingo el futuro de Cristina Fernández

En las elecciones del 27 de octubre se definirá si la presidenta continuará controlando el Congreso en los dos últimos años de su Gobierno

Alejandro Rebossio
Seguidores de Fernández,el jueves en Buenos Aires.
Seguidores de Fernández,el jueves en Buenos Aires.David Fernández (EFE)

El próximo día 27 unos 30 millones de argentinos están convocados a las urnas para renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, dominados por el gubernamental Frente para la Victoria (FpV) y sus aliados. Las elecciones son de especial relevancia por varias razones:

El descarte de que Cristina Fernández aspire a un tercer mandato.

La Constitución argentina establece que un jefe de Estado no puede gobernar durante tres periodos consecutivos (de cuatro años cada uno), por lo que la peronista Cristina Fernández de Kirchner deberá dejar el poder en diciembre de 2015, después de ocho años de liderazgo. Sin embargo, algunos de sus diputados alentaron en 2012 la idea de una reforma constitucional para modificar la prohibición de una segunda reelección. Para ello, el peronismo kirchnerista y sus aliados, que tienen la mayoría absoluta de ambas cámaras del Congreso, necesitarían el voto favorable de dos tercios de los diputados (172 sobre un total de 257) y senadores (48 sobre 72) para convocar unas elecciones de constituyentes, que serían los que cambiarían la Carta Magna.

Como la fragmentada oposición rechaza una reforma constitucional, el kirchnerismo debería arrasar en los comicios del 27 de octubre para ampliar su grupo parlamentario y llegar así a esos dos tercios. Pero el resultado de las elecciones legislativas primarias y obligatorias del pasado 11 de agosto ha tornado impensable que el FpV logre una victoria aplastante el próximo día 27. En la actualidad, el FpV y sus aliados cuentan con 129 diputados y 41 senadores.

Después de las primarias, uno de los intelectuales kirchneristas y candidato a diputado, Ricardo Forster, ha reconocido que “se despejó el fantasma de la re-reelección”, una posibilidad que Fernández nunca había alentado públicamente. Por el contrario, la presidenta se ha manifestado en contra de una reforma constitucional.

El control del Congreso en los últimos dos años

El kirchnerismo, junto a sus aliados, ha gobernado durante diez años Argentina y solo entre 2009 y 2011 carecieron de mayoría absoluta en las dos cámaras del Congreso. En los comicios del 27 se definirá si el FpV y sus grupos afines mantendrán el control parlamentario en los últimos dos años del segundo Gobierno de Fernández. La cuestión no es menor. Por ejemplo, en los últimos dos años, con un Congreso a su favor, el kirchnerismo aprobó leyes como la reestatalización del 51% de las acciones que Repsol tenía en YPF, la reforma del mercado de capitales y la llamada democratización judicial, cuya principal norma fue vetada finalmente por la Corte Suprema al considerarla inconstitucional. 

Entre 2009 y 2011, cuando el kirchnerismo perdió el dominio parlamentario, se aprobaron pocas leyes de trascendencia, con la excepción del matrimonio entre personas del mismo sexo, que dividió internamente a los diversos grupos. Pero está claro que si el FpV pierde el control del Congreso, Fernández no podrá a asegurarse la aprobación de las leyes que desee. Si se repitiese el resultado de las primarias, al kirchnerismo se le escurriría la hegemonía en la Cámara de Diputados y está en duda el predominio en el Senado, según el politólogo Ignacio Labaqui, profesor de la Universidad Católica Argentina.

Ante la posibilidad de que pierda el control en el Congreso, el kirchnerismo se ha dado prisa en las últimas semanas en aprobar los presupuestos de 2014 y otras leyes que prorrogaron impuestos y medidas económicas de excepción. Labaqui considera que Fernández ya dispone de las leyes para gobernar en los próximos dos años, por lo que descarta que suceda “algo terrible” si pierde el control legislativo. Además señala que, aun en ese caso, el kirchnerismo seguirá siendo la primera fuerza política y no habrá ningún partido de la oposición que domine el Congreso, como le sucedió al Gobierno del radical Raúl Alfonsín (1983-1989) en los últimos dos años de gestión, cuando el peronismo pasó a controlar el Parlamento.

La aparición de presidenciables

Las próximas elecciones pueden servir para que algunos políticos se destaquen con victorias que pueden llegar a hacerlos soñar con suceder a Fernández en 2015, tanto dentro como fuera del kirchnerismo. Sin embargo, después de los comicios aún quedarán dos años por delante en los que los triunfadores del 27 de octubre puedan perder bríos en términos de construcción de la imagen de un candidato presidencial.

Hay varios casos que así lo muestran en la historia reciente de Argentina, señala Labaqui. En 1987, el peronista Antonio Cafiero derrotó a la centrista Unión Cívica Radical (UCR) en las elecciones a gobernador de la provincia de Buenos Aires, pero después perdió las primarias presidenciales contra Carlos Menem, que llegó a la presidencia argentina en 1989. En 1997, la progresista Graciela Fernández Meijide venció en las legislativas bonaerenses al peronismo, pero después fue derrotada en las primarias presidenciales contra el radical Fernando de la Rúa, que asumió la jefatura de Estado en 1999. En 2009, el peronista disidente Francisco de Narváez derrotó al expresidente Néstor Kirchner (2003-2007) en las legislativas de la misma provincia, pero no supo construir una alternativa a Fernández, que fue reelecta en 2011. La actual presidenta fue la excepción en esta saga porque venció en las legislativas bonaerenses de 2005 y dos años después arribó a la Casa Rosada.

El peronista recientemente devenido exkirchnerista Sergio Massa, candidato a diputado por la mayor provincia de Argentina, sueña con repetir la serie de victorias de Fernández. Su rival es un político que cuenta con la bendición de la jefa de Estado y de otro que anhela sucederla, el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, un peronista fiel al kirchnerismo pese a sus rasgos conservadores. Dentro del kirchnerismo suena otro presidenciable, el gobernador de la provincia de Entre Ríos (este de Argentina) y candidato suplente a senador, Sergio Urribarri, que por ahora es un desconocido en el resto de su país, pero que podría convertirse en el jefe de Gabinete de Fernández, según la prensa crítica del kirchnerismo.

En la oposición, hay otros que apuestan al 27 de octubre como trampolín hacia la Casa Rosada (sede presidencial). En el peronismo disidente, además de Massa, el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, espera que su candidato a diputado venza en su distrito. Fuera del peronismo, la UCR, que solo gobierna una provincia, se ilusiona con imponerse en varias, sobre todo en Mendoza, donde lleva como candidato a diputado al exvicepresidente Julio Cobos (2007-2011), que tuvo su paso por el kirchnerismo, pero ahora sueña con llegar a la jefatura de Estado con su partido original. Pero, de momento, se habla de que la UCR deberá definir su candidato presidencial en primarias contra sus nuevos aliados: el socialista Hermes Binner, que se postula a diputado por Santa Fe, y Elisa Carrió, de la centrista Coalición Cívica, que también busca un escaño pero en la capital argentina. También se juega el futuro de la conservadora Propuesta Republicana (PRO), del alcalde porteño y presidenciable, Mauricio Macri, que apuesta a una victoria de sus candidatos en la ciudad de Buenos Aires y a resultados de relevancia en otros distritos importantes.

Cómo elegir al sucesor de Cristina Fernández

El politólogo Labaqui considera que las elecciones mostrarán un “debilitamiento del kirchnerismo”. En las presidenciales de 2011, Fernández fue reelecta con el 54% de los votos y en las primarias legislativas de agosto pasado el FpV y sus aliados sumaron el 29%, con lo que aún siguen siendo la primera fuerza política nacional. “El Gobierno pensó que el 54% era un apoyo irrestricto a todo lo que quisiera hacer, pero no fue así. Los principales problemas de la sociedad, según las encuestas, son la inseguridad, la inflación y el empleo (el paro descendió del elevado 17% en 2003, cuando comenzó el periodo kirchnerista, a un moderado 7%, pero aún no es bajo y la informalidad laboral afecta a un tercio de los trabajadores), pero el Gobierno no los ha resuelto en estos dos años”, observa Labaqui.

“Las elecciones marcarán el comienzo de la transición hacia un nuevo ciclo político. La pérdida de control legislativo no debería complicar la gobernabilidad, el kirchnerismo estará más débil, pero aún es alta la popularidad de Cristina Kirchner. Lo que sí se evapora es la posibilidad de un dedazo de la presidenta para designar al candidato a sucederla. Los gobernadores de provincias peronistas comenzaron a reunirse después de las primarias, el peronismo entró en estado deliberativo, y ellos ya dicen que el candidato presidencial de 2015 debe definirse en primarias”, observa el politólogo. Sin embargo, al kirchnerismo ya lo habían dado por muerto en las legislativas de 2009 y revivió en las presidenciales de 2011. ¿Podrá resurgir en 2015? Algunos analistas críticos del kirchnerismo vaticinan y ansían un "fin de ciclo" kirchnerista, pero los afines al Gobierno recuerdan que ese pronóstico ya ha fallado en el pasado y volverá a hacerlo en el futuro.

Labaqui descarta que el Gobierno de Fernández cambie el rumbo de la política económica en sus últimos dos años o aplique un ajuste fiscal, más allá de la posibilidad de recortes de subvenciones a las tarifas de electricidad y gas. “Puede haber algunas medidas para aliviar la escasez de dólares, como el pago de deudas a multinacionales en el tribunal de arbitraje del Banco Mundial para que éste desembolse créditos, como acaba de suceder. Puede haber algún recambio de ministros, como el ingreso al Gobierno de Urribarri o de (Jorge) Capitanich (gobernador de Chaco)”, que suena como otro presidenciable kirchnerista, al igual que el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, que aspira a renovar el año próximo los vetustos trenes de cercanía de Buenos Aires con otros nuevos que están fabricándose en China”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_