Francia cierra las puertas de Schengen a Rumanía y Bulgaria
París exige a ambos países más garantías en el control de sus fronteras
Francia impedirá a Rumanía y Bulgaria que accedan al espacio europeo de libre circulación Schengen, una decisión que la Unión Europea debe adoptar antes de final de año. El ministro de Exteriores, Laurent Fabius, avisó este lunes de que si ambos países no garantizan un control mejor de sus fronteras exteriores, París bloqueará su acceso a los 26 Estados que forman parte del territorio Schengen. La negativa de Francia, unida a otras expresadas hace meses por Alemania y Holanda, alejan la adhesión de esos dos países a la libre circulación.
En plena polémica sobre las dificultades de integración de los gitanos europeos en Francia, tras las declaraciones del ministro del Interior, Manuel Valls, su colega de Exteriores intenta desvincular la situación de los romaníes de la decisión francesa sobre la adhesión de Bucarest y Sofía al espacio Schengen. Francia, no obstante, mezcla dos debates —el de la libre circulación de trabajadores, a la que rumanos y búlgaros tendrán pleno derecho el 1 de enero de 2014, y el de la entrada en Schengen, que depende de la decisión de los Estados miembros— con tintes populistas, subrayan fuentes europeas.
Fabius esgrimió "el problema de los inmigrantes de países no comunitarios que podrían penetrar libremente en Europa a través de Rumanía y Bulgaria", y afirmó que la clave es saber si los dos países serán capaces de controlar las fronteras exteriores de la UE, refiriéndose a Turquía, Ucrania y el Mar Negro. La conclusión de París es que, "por el momento", Bucarest y Sofía "no cumplen esas condiciones", y esto hace "muy difícil su adhesión al espacio de libre circulación". Según el ministro, la inmensa mayoría de los países que forman el espacio Schengen comparten esa visión. Pese a todo, el Consejo Europeo ya ha ratificado varias veces por escrito que los dos países cumplen las condiciones técnicas para acceder a Schengen (la última vez, en marzo de este año). Y esas condiciones consisten básicamente en el control de sus fronteras exteriores. Se trata, pues, de un problema político sobre el que los países deberán pronunciarse en el Consejo de Justicia e Interior previsto para diciembre.
El ministro del Interior reafirmó el domingo que Francia quiere limitar la libertad de circulación de rumanos y búlgaros
Hasta ahora, Francia era favorable a admitir a rumanos y búlgaros en Schengen, pero a condición de que se hiciera en dos tiempos: primero abrir las fronteras aéreas, y luego las marítimas y las terrestres. La nueva actitud de Francia abre la vía para que otros países, también reticentes a la libre circulación, expresen abiertamente esos recelos y bloqueen la entrada en Schengen.
Lo que ningún Estado podrá impedir es el libre acceso al mercado laboral que tendrán rumanos y búlgaros el año próximo. Durante el periodo transitorio que ha regido desde 2007, cuando accedieron a la UE, otros países podían imponerles trabas para no saturar sus mercados laborales. En 2012, Francia amplió el número de oficios a los que pueden acceder desde 150 a 291, y según Fabius "eso no supuso una llegada masiva de inmigrantes". De hecho, los obstáculos son más cosméticos que reales, pues, como ciudadanos comunitarios, rumanos y búlgaros pueden circular libremente (con pasaporte, eso sí) y establecerse en cualquier país un mínimo de tres meses (más si demuestran que tienen ingresos para vivir). Y si se les expulsa, pueden volver a entrar legalmente.
Fabius intentó ayer desmarcarse de las recientes declaraciones del ministro del Interior, Manuel Valls, sobre los gitanos. “La coherencia no está prohibida”, aseguró, y añadió que los campamentos ilegales de romaníes “crean dificultades sociales y hay menores que roban”. El ministro recordó que la UE inyecta fondos a Rumanía para la integración de los romaníes, pero que estos no son utilizados, aunque admitió que ese mismo reproche puede dirigirse a otros países, sin especificar. “Debemos esforzarnos más”, concluyó.
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