Putin privatiza los Kaláshnikov
Dos magnates cercanos al Kremlin controlan el 49% de la joya de su industria militar, el legendario fusil de asalto AK-47
La era de las grandes privatizaciones en Rusia ha quedado atrás tras la era del primer presidente poscomunista, Borís Yeltsin. Afectaron a casi todas las industrias, pero todavía quedan algunas áreas, como la industria militar, donde la presencia de particulares es escasa. El presidente Vladímir Putin ha autorizado a Rostech (Russian Technologies), uno de los más importantes grupos armamentistas, a incorporar a inversores particulares a su consorcio Kaláshnikov, que se especializa en la fabricación de armas de pequeño calibre, principalmente, como su nombre lo indica, del famoso fusil de asalto AK-47
Andréi Bokariov y Alexéi Krivoruchko obtendrán el 49% de las acciones de Kaláshnikov por unos 30 millones de euros. Bokariov es un magnate metalúrgico y del carbón, copropietario de Kuzbassrazvedúgol y de Transmashholging, mientras que Krivoruchko encabeza Aeroexpress, la empresa que controla los trenes que conectan las ciudades con aeropuertos de Moscú, Kazán, Sochi y Vladivostok.
La noticia puede significar un cambio importante en la política rusa con respecto al complejo de la industria militar. Esta había sido afectada por la ola de privatizaciones que hubo después de la caída de la Unión Soviética, pero en el segundo periodo de Putin, se produjo una contraofensiva en el área que condujo a una serie de renacionalizaciones.
De ahí que Konstantín Makiyenko, director consejero de la revista especializada Moscow Defense Brief, haya dicho estar “agradablemente sorprendido” por el hecho de que el Estado haya decidido privatizar un paquete importante de acciones de la industria militar. “Después de la ola de nacionalizaciones que hubo a lo largo de 2006-2009 era difícil imaginar que el capital privado volvería a esta aérea”.
Pero prácticamente todos los particulares que están relacionados con la industria militar tienen vinculaciones con la élite que hoy ostenta el poder en Rusia, salida en gran parte de los servicios secretos. Serguéi Chémezov, el director general de Rostech, es un coronel que sirvió en el KGB, donde trabajó con Putin en la antigua República Democrática Alemana,
Bokariov es socio del megamillonario Iskander Majmúdov, quien en la época soviética trabajó como traductor militar en Libia e Irak. Su empresa produce diversas piezas para complejos de misiles, motores diésel para submarinos o plataformas de ferrocarril para cohetes. Y Krivoruchko trabajó para la empresa de exportación de armamento, Rosoboronexport, en la época en que la dirigía Chémezov.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.