El bloqueo del acceso a hospitales aumentó la cifra de fallecidos

Tras la carga militar contra los campamentos islamistas de la mañana del miércoles eran evidentes las muestras del caos desatado en  El Cairo. La principal preocupación era que muchos de los heridos, principalmente los que se hallaban en la mezquita de Rabaa al Adauiya –la zona en la que se instalaron los dirigentes y seguidores de los Hermanos Musulmanes durante un mes y medio en protesta por el derrocamiento del presidente Mohamed Morsi-, no lograban recibir atención médica a tiempo. Así cuenta la investigadora de Amnistía Internacional en la ciudad Diana Eltahawy que pasó los últimos días visitando hospitales. Y, sobre todo, morgues improvisadas en las mezquitas.

“Yo nunca había visto escenas como estas en Egipto”, dice la investigadora, británica, refiriéndose a los cadáveres tirados en las morgues y a la desesperación de las personas que, ante el calor, trataban de proteger los cuerpos de sus familiares colocándoles encima barras de hierro. Muchas de las víctimas presentaban heridas de bala en el pecho o en la cabeza.

Eltahawy sostiene que la dificultad de llegar a los hospitales contribuyó al aumento de las víctimas mortales, cifradas en más de 600 personas. Los accesos a los centros hospitalarios estaban bloqueados debido a los choques que se desataron tras los desalojos: "Las ambulancias no podían pasar y algunas personas evitaban ir a los centros sanitarios por miedo a represalias. Muchos de ellos, desbordados, ya no estaban aceptando pacientes". Los investigadores de organizaciones de derechos humanos tampoco podían acceder a los hospitales, cercados por la policía y el Ejército, que se negaba a facilitarles información y a dejarles entrevistar a los heridos, cuenta Eltahawy.

El Gobierno egipcio sostiene que las víctimas mortales por el asalto y los enfrentamientos del miércoles suman 638, pero los Hermanos Musulmanes aseguran que la cifra era mucho mayor. Dicha cifra, dice la investigadora de Amnistía, no refleja la realidad, ya que se basa únicamente en los números ofrecidos por los hospitales oficiales. Los hospitales de campaña y las morgues improvisadas en mezquitas acogieron decenas incluso cientos de cuerpos. Existe el temor de que, incluso, algunos de los difuntos hayan sido enterrados sin que sus familiares se enteraran, explica Eltahawy, que señala que “las cifras verdaderas se conocerán con el paso de los días”.

El jueves por la noche, Eltahawy afirmaba que la tarde de este día había sido “tranquila”, ya con el estado de emergencia en vigor. A esa hora, la Hermandad ya planeaba que este viernes sería “un día de ira”. La jornada de protestas contra la matanza del miércoles y en defensa del presidente depuesto terminó otra vez más en sangre.

Sobre las próximas protestas, la investigadora de Amnistía prevé que, después de la tragedia de esta semana, la cantidad de manifestantes sin duda será menor. Sin embargo, cuenta que ha hablado con personas que perdieron amigos y familiares y aun así están decididas a seguir protestando. “Esperamos que las fuerzas de seguridad actúen con moderación, pero su postura en el pasado no da espacio para mucha esperanza”, dice.