Católicos y protestantes se alían en Costa Rica en una marcha “por la vida”
Feligreses celebraron este sábado una manifestación contra el aborto, la fertilización in vitro y el matrimonio homosexual
En una plaza capitalina junto al antiguo cartel donde en 1948 Costa Rica abolió su Ejército con un mazazo simbólico, centenares de cristianos católicos y evangélicos celebraron este sábado una manifestación que pretende conservar a Costa Rica como un país particular, lejos las tendencias liberales que pretenden instaurar “el caos” mediante iniciativas vigentes en la agenda política de este país centroamericano, como el aborto, la fertilización in vitro (FIV), el reconocimiento legal de parejas del mismo sexo.
En la tarima, frente a unos 5.000 manifestantes, estaban dos obispos de la Iglesia Católica, cuya religión es oficial en el Estado, con pastores de diversas iglesias protestantes y el polémico congresista protestante Justo Orozco. Este, inscrito también como candidato presidencial en las elecciones del 2014, lo han convertido por sus posturas ortodoxas en símbolo de resistencia contra los proyectos “de la muerte”, como llama él a las intenciones de permitir la inseminación artificial (mandato emitido por de la Corte Interamericana de Derechos Humanos) y de dar validez legal al matrimonio gay bajo cualquier nombre.
Las pancartas, sin embargo, iban más allá. Fotos de fetos desmembrados se acompañaban con una frase contra el aborto (ilegal en Costa Rica). Otro cartel repudiaba cualquier posibilidad de legalizar eutanasia, con el lema “Dios da la vida y Dios la quita”. La píldora del día después también fue mencionada: “la vida solo Dios la borra”. Todo en medio de alabanzas cantadas, oraciones, indirectas contra “esos que” y bendiciones para el Gobierno y los diputados que tienen en sus manos la decisión sobre estos proyectos.
“Que siga siendo Costa Rica un ejemplo ante otros países por su temor a Dios”, dijo al micrófono el obispo Ángel Sancasimiro después de pedir oraciones para que los diputados “legislen con el Espíritu y construyan un país sobre roca”. Después, mientras pastores evangélicos amenizaban con cánticos de alabanza, abogó por la unión de los cristianos en esta causa: “si unimos a todos los creyentes podremos paralizar esos proyectos (…) El sentido común se impone”. Esto es justamente lo que piden activistas y políticos que rivalizan con los conservadores en este debate que tiende a polarizar al país y a captar espacios centrales en la campaña electoral.
Además de obispos y pastores, hubo diputados, candidatos presidenciales y candidatos al Congreso. La campaña electoral se activó ya y los candidatos necesitan los votos de los feligreses como los líderes religiosos necesitan el favor de los políticos, o al menos su claridad para saber a cuáles votar y a cuáles no. Es probable que aumente la participación de diputados evangélicos, como prevé el activista pro derechos homosexuales Yashín Castrillo, que se paseaba entre los manifestantes con su pantalón turquesa y su camiseta con el lema “es legal amar”. Hubiera querido venir de la mano con su pareja Esteban, pero “tuvo miedo”.
“He caminado aquí como uno de ellos y no se han dado cuenta. No les afecta. Esto es parte de lo que queremos decir, que si reconocen mis derechos como gay no le afecta a ellos. Si Jesús viniera ahora, se pondría de parte de nosotros (…) Ellos pueden unirse, pero es normal, porque nada une más que la guerra. Sus posturas las podrían compartir incluso un islamisma radical”, opinó Castrillo al final de la marcha, que recorrió un kilómetro en la principal avenida de San José.
La manifestación tuvo mayoría de protestantes, una comunidad más pequeña pero más comprometida que la católica. Los evangélicos han aumentado de manera sostenida en los últimos 20 años y los católicos mantienen su mayoría (cerca del 60%) y su influencia sobre el poder político, en parte por ser la religión oficial de Costa Rica, por mandato de su Constitución Política, una condición que tiene pocas posibilidades de modificarse en el futuro cercano.
El camino ahora es uno solo. Por la misma avenida caminan católicos y protestantes, la Virgen María y Jehová, el antiguo Testamento y el Nuevo. En frente, la “amenaza del caos” la perciben igual los dirigentes católicos y evangélicos. En la tarima fue factor común y lo seguirá siendo. Ya anunciaron otra marcha conjunta para noviembre.
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