La policía de Venezuela detiene a un joven al publicar el vídeo de un ministro
En el video colgado en YouTube, el ministro Ricardo Molina afirma que no permitirá en su despacho expresiones contrarias al Gobierno
Fernando Bello, funcionario del Ministerio de Vivienda y Hábitat, tiene 27 años, es licenciado en Estudios Internacionales y fue un perfecto desconocido para la opinión pública de Venezuela hasta este martes. Muy temprano ese día recibió la visita de detectives del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas. Se llevaron de su casa un ordenador y su teléfono inteligente. Luego lo trasladaron a la División de Delitos Informáticos, donde estuvo todo el día. Por la noche fue liberado sin que ningún fiscal formulara cargos.
Para la policía Bello es el responsable del “delito informático” de colocar en YouTube un video del ministro de Vivienda y Hábitat, Ricardo Molina. En una arenga frente al personal, Molina amenaza con despedir a los trabajadores que se manifiesten contra el Gobierno. “Me importan en lo absoluto las normas laborales”, dijo al principio de la grabación supuestamente hecha por Bello. Tras una pausa se escucharon vivas al presidente Chávez y a la llamada Revolución Bolivariana. Luego continuó con un mensaje a la oposición entre los aplausos de los asistentes: “Al personal que forma parte de nuestras instituciones y que políticamente está en la acera de enfrente. Cero beligerancia. Yo no acepto que vengan a hablar mal de la revolución y del comandante Chávez, ni a criticar a Nicolás. No acepto militantes de partidos fascistas. Quien quiera ser militante de Voluntad Popular, el partido fascista de Leopoldo López, que renuncie porque si no yo mismo lo voy a botar”.
En el acto, celebrado 48 horas después de las elecciones del 14 de abril, Molina menciona “la dura situación de ese momento”, refiriéndose con ello a la estrecha victoria obtenida por Nicolás Maduro y la crisis política derivada de la negativa del candidato opositor, Henrique Capriles, de reconocer los resultados. Fue tal el escándalo que levantó el vídeo aficionado que el mismo Molina debió explicarse suavizando sus duras expresiones y aludiendo al contexto equivocado en el que se interpretaron sus declaraciones. “Hice un llamado cordial. Nadie puede decir que se siente perseguido dentro del ministerio”.
El padre de Bello, también de nombre Fernando, acompañó a su hijo mientras estuvo retenido en la policía. Al regresar a casa contó a sus allegados que lo que había ocurrido debía ser un error y que no entendía nada de lo que había pasado con su hijo, quien ha preferido guardar silencio ante la prensa por temor a represalias. En su cuenta de Twitter agradeció, sí, a sus amigos y allegados todas sus gestiones. “Sin ustedes no estaría en mi casa”, escribió. El excandidato presidencial Henrique Capriles también se refirió a la detención en las redes sociales. “El cobardón incapaz al frente del Gobierno cree que persiguiendo van a evitar que se desenmascare a estos corruptos fascistas”.
Las amenazas de ese tipo a los empleados del Estado venezolano no son cosa nueva. Durante varios años, especialmente en épocas electorales, los dirigentes del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela sugieren no votar contra la revolución para no perder los beneficios de los programas sociales (llamados Misiones). Esos son los más sutiles, porque hay otros mucho más frontales que amenazan con despedir a los infieles al proceso bolivariano en la burocracia estatal. La advertencia más escandalosa ocurrió en 2006 durante la campaña electoral enfrentó a Chávez con Manuel Rosales. El presidente de Petróleos de Venezuela, Rafael Ramírez, prometió entonces recordarle al personal incluso “a carajazos” que en Venezuela estaba en marcha una revolución.
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