México asegura que luchará por “flexibilizar” la frontera
El secretario de Relaciones Exteriores declara a EL PAÍS que la reforma migratoria aprobada por el Senado de EE UU es “un paso relevante en la dirección correcta”, pero considera “inconveniente” la construcción de un nuevo muro
El secretario de Relaciones Exteriores mexicano, José Antonio Meade, mide sus palabras al hablar de la reforma migratoria aprobada este jueves por el Senado de EE UU. La buena noticia de la futura regularización de 11 millones de emigrantes indocumentados, en su mayoría mexicanos, se ha visto empañada por el espectacular reforzamiento de la seguridad en la frontera que plantea Washington, lo que ha sido interpretado es este país como una afrenta impropia de un vecino, aliado y amigo.
En declaraciones a EL PAÍS, el canciller afirmó la tarde de este jueves que la aprobación en el Senado de la reforma migratoria es “un paso importante en la dirección correcta”, al tiempo que aseguró que su país trabajará diplomáticamente para “flexibilizar” las medidas –más de 1.000 kilómetros más de muro, hasta 40.000 agentes y supervisión aérea- aprobadas por Estados Unidos. “México reitera que ese no es un enfoque conveniente. Seguiremos trabajando en coordinación con EE UU para lograr su flexibilización, pero no por la vía de las declaraciones estridentes. La óptica de la barda no es una concepción moderna para una frontera que se quiere sea un área de prosperidad”, subrayó. Añadió como una posibilidad factible el lograr de EE UU que conceda más visas para trabajadores legales mexicanos.
El canciller ha sido acusado de excesiva timidez ante este problema por emitir un mensaje hace unos días en el que se limitaba a decir que “las bardas no unen” y que no son “solución al fenómeno migratorio ni congruentes con una frontera moderna y segura”.
El secretario de Relaciones Exteriores minimizó las probabilidades de que se produjeran incidentes graves con motivo de las nuevas medidas de seguridad y restó importancia al problema de los centroamericanos que podrán quedarse ahora varados en México al no poder entrar en Estados Unidos. La recesión económica del vecino del Norte así como un mayor control fronterizo ha frenado, entre otras razones, en los tres últimos años el flujo de emigrantes mexicanos a EE UU.
Meade considera que la reforma migratoria “contiene elementos de esperanza para millones de emigrantes que contribuyen a la vida económica, cultural y social de Estados Unidos desde hace mucho tiempo, que podrán a partir de ahora participar en ella de una forma legal. Decir que es insuficiente es restarle mérito a una comunidad que lleva muchos años luchando por ella. Es el resultado de 30 años de esfuerzos”.
La frontera común entre EE UU y México, de unos 3.000 kilómetros, es testigo de uno de los tráficos de personas y mercancías –incluidas armas y drogas- más intensos del mundo. Un millón de personas la cruza diariamente y su vigilancia y mantenimiento exige una fuerte inversión y una complicada logística.
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