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Obama designa a un alto cargo de Bush como nuevo director del FBI

James Comey se opuso a la ampliación de un programa de espionaje de la Casa Blanca cuando era ‘número dos’ del Departamento de Justicia

Eva Saiz
James Comey, designado por Barack Obama para ocupar la dirección del FBI.
James Comey, designado por Barack Obama para ocupar la dirección del FBI.TIM SLOAN (AFP)

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha designado este viernes a James Comey, antiguo número dos del Departamento de Justicia durante la Administración de George W. Bush, para ocupar la dirección del FBI. Con esta decisión, Obama ofrece una señal conciliatoria hacia la bancada republicana en el Congreso sin defraudar al Partido Demócrata, que considera a Comey un defensor de la ley antes que de las posiciones políticas desde que, en 2004, se opusiera al intento de la Casa Blanca de renovar un controvertido programa de seguridad del Gobierno.

Durante su presentación en la Casa Blanca, Obama ha resaltado que en el ejercicio de la función pública Comey "sabe que lo importante no es solo desmantelar atentados sino cumplir la ley. El presidente ha alabado su "integridad y los principios inquebrantables". Comey, de 52 años y afiliado al Partido Republicano, se labró parte de esa reputación que este viernes ha alabado la Administración durante un controvertido episodio que ocurrió en 2004 al que también ha aludido Obama.

Entonces, Comey se encontraba ocupando de manera temporal el cargo de Fiscal General en sustitución de John Ashcroft, quien estaba hospitalizado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Centro Médico de la Universidad George Washington. La Casa Blanca quiso aprovechar su convalecencia para obtener su aprobación a la reautorización de un programa de espionaje nacional que no requería órdenes judiciales previas y que el Departamento de Justicia había considerado ilegal. Cuando se enteraron de las pretensiones de la Administración, Comey y Mueller se desplazaron a la habitación de Ashcroft logrando impedir que aquél, desorientado y enfermo, firmara la disposición. Esta demostración de tenacidad frente a las presiones políticas le valió a Comey el reconocimiento de los demócratas.

El Partido Demócrata considera a Comey un defensor de la ley antes que de las posiciones políticas desde que, en 2004, se opusiera al intento de la Casa Blanca de renovar un controvertido programa de seguridad del Gobierno

La nominación de Comey se produce en medio de una intensa polémica sobre el alcance y la legitimidad de nuevos programas de vigilancia y espionaje de la Administración estadounidense, desvelados a la prensa en las últimas semanas por Edward Snowden, un extécnico de la Agencia Nacional de Seguridad, cuya eficacia y legalidad ha defendido esta misma semana el todavía director del FBI, Thomas Mueller, en varias audiencias en el Congreso.

Si logra la confirmación del Senado, Comey sustituirá en el cargo precisamente a Mueller, quien se encuentra al frente del FBI desde 2001. A lo largo de estos 12 años -un periodo excepcional que fue autorizado por la Casa Blanca ya que, legalmente, el director de la agencia no puede permanecer más de una década en el puesto- el FBI ha pasado de ser una institución centrada fundamentalmente en la investigación de delitos federales y el tráfico de drogas a especializarse en la investigación y prevención de atentados terroristas, obligado por los ataques a las Torres Gemelas del 11-S.

Pero el paso por la Administración de Comey también ha suscitado recelos por parte de grupos de derechos civiles. Anthony Romero, director ejecutivo de la Unión de Libertades Civiles Americanas (ACLU, en sus siglas en inglés), emitió un comunicado hace unas semanas en las que alertaba de que “hay muchas cuestiones en el historial público de Comey que deberán someterse a un cuidadoso escrutinio por parte del comité de Asuntos Jurídicos durante su confirmación”.

Los grupos de derechos civiles recuerdas que Comey jugó un rol importante en la aprobación de técnicas de interrogación como la del ahogamiento simulado

En su nota, Romero señala que, jugó un rol importante en la aprobación de técnicas de interrogación como la del ahogamiento simulado y que supervisó las detenciones indefinidas de ciudadanos estadounidenses dentro de las fronteras de EE UU. “Como número dos del Departamento de Justica, Comey aprobó algunas de las prácticas más abusivas de la Administración Bush”, señala Romero.

Durante su comparecencia en el Comité de Inteligencia del Senado el martes pasado, Mueller aseguró que había tratado con el presidente sus posibles sucesores -entre los que, hasta unos meses, se incluía su asesora para Seguridad Nacional, Lisa Monaco- y que el FBI “había preparado una extensa documentación que su sustituto debería revisar”.

Tras abandonar la Administración Bush en 2005, Comey trabajó como abogado de Lockheed Martin, una de las empresas con mayores contratos con el Departamento de Defensa de EE UU, para unirse al fondo de inversión de riesgo radicado en Connecticut, Bridgewater Associates, en 2010. En marzo de este año se incorporó a la junta directiva de HSBC Holdings. Comey está casado y tiene cinco hijos.

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Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.

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