La biografía no autorizada de Maduro no está a la venta en Venezuela
El libro 'De verde a Maduro' se topa con el enrevesado sistema de cambio de divisas venezolano
Todo el que unió su destino a Hugo Chávez parece haber nacido en el mismo momento que el caudillo llegó a la presidencia de Venezuela. Su delfín, Nicolás Maduro, es acaso el más acabado ejemplo. No se conocen mayores detalles de la vida anterior a la llamada Revolución Bolivariana del presidente de Venezuela salvo los grandes trazos que la historiografía chavista ha revelado con el objetivo de presentarlo como un dirigente obrero y militante comprometido de la izquierda local. Maduro fue, sí, miembro de la juventud de la Liga Socialista, parte del anillo de seguridad del comandante cuando éste fue excarcelado en 1994; conductor de autobús en el sistema Metro de Caracas, miembro de Asamblea Nacional Constituyente de 1999; presidente y diputado del Legislativo nacional entre 2000 y 2006 y canciller. Pero también Maduro fue muchas otras cosas que no siempre concuerdan con el relato que el poder de turno ha pretendido fabricar.
Parte de ese pasado está en el reciente libro del periodista venezolano Roger Santodomingo, De verde a Maduro (Debate), una biografía no autorizada del jefe de Estado que aún no está a la venta en Venezuela. Su autor lo atribuye a “decisiones administrativas”. Fuentes próximas al negocio editorial local informaron hace unas semanas este diario que los libros, que fueron impresos en Colombia, llegaron a Caracas a finales de abril, poco antes de la celebración del V Festival de la Lectura de Chacao, uno de los eventos anuales más importantes del sector. Los textos nunca salieron de sus cajas porque Random House Mondadori no sabía qué precio colocarle para su venta. “Al libro lo está afectando el desorden del Gobierno, que no entrega de forma oportuna las divisas a los importadores”, explica el autor.
El estricto control de cambios de este país ha liquidado la posibilidad de repatriar a tiempo las utilidades que las compañías transnacionales como Random House Mondadori, propietaria de Debate, generan en Venezuela, así como de fijar precios de venta al público a los libros importados. Para finales de abril Cadivi, el órgano estatal que administra los pagos en divisas extranjeras, no había cancelado la deuda acumulada con el sector editorial desde mediados de 2012, que ascendía a 10 millones de dólares acuerdo con los cálculos de Iván Diéguez, presidente de la Cámara Venezolana del Libro. El retardo en la entrega de la moneda estadounidense fue la causa de la falta de novedades literarias extranjeras en el pasado festival. Solo los libros impresos en Venezuela y las ofertas de viejos éxitos destacaban en los mesones.
Cuando el Gobierno de Hugo Chávez comenzó a exigir a las editoriales que querían importar textos un Certificado de No Producción Nacional para otorgar divisas al cambio oficial, cuya tramitación no tarda menos de un mes, Venezuela dejó de lanzar novedades en simultáneo con otros países de la región. “Los libros llegan, sí, pero con cuatro o cinco meses de retraso”, admite Diéguez. Esta posibilidad por ahora no satisface a Roger Santodomingo. Aunque la biografía de Maduro ya se vende desde hace un mes en Colombia y Ecuador con buena acogida del público, el mandatario es por ahora un personaje con un pasado desconocido para los venezolanos. “¿Qué precio se le puede poner a mi biografía si la editorial desconoce a qué precio le van a liquidar los dólares que utilizó para importar?”, se pregunta el periodista. En el extranjero su texto costaría 20 dólares. Si se vendiera al precio controlado de la moneda local -6.30 bolívares por dólar- no pasaría de los 130 bolívares. Al valor del dólar en el mercado negro –bolívares 30 por dólar- llegaría a 600. “Sería impagable”, reconoce el autor.
Es posible, no obstante, que en las próximas semanas la biografía del presidente pueda estar en las librerías locales. Un milagro lo ha hecho posible: el acercamiento del Gobierno al sector privado -que según el ministro Nelson Merentes representa el 70% del motor de la economía nacional- y el compromiso de pagar el 88,45% de la deuda acumulada con el sector. Los agremiados a la Cámara Venezolana del Libro –editoriales, librerías y distribuidoras- han comenzado a recibir pagos atrasados, dice Diéguez. Random House Mondadori está entre las beneficiadas, según Víctor García, representante del grupo en Venezuela.
Pero De verde a Maduro todavía deberá salvar otro escollo. Como Random House Mondadori se fue de Venezuela debido a los problemas para trabajar en medio de tan rígido control de cambios, no tiene forma de ingresarlo a su contabilidad siguiendo las especificaciones del Seniat, el organismo recaudador de impuestos. “El texto se imprimió aquí en el país y en lo que solucionemos ese inconveniente saldrá a la calle. No es un asunto de censura. El libro es súper liviano. Los perfiles publicados en la prensa han sido mucho más duros”, afirma García, como para descartar de plano un asunto de censura.
Tantos obstáculos, propios de una economía enrevesada como la venezolana, también alientan la sospecha entre el gremio periodístico de que el Gobierno pudiera estar interesado en prohibir la circulación de la biografía. La complejidad de la burocracia local es un argumento que contrarresta esa versión con cierta solvencia, así que de momento hay que conformarse con la descripción del biografiado que hace el autor. El Nicolás Maduro que yace en las páginas de su trabajo no destaca por sus aportes o liderazgo. Se trata de un hombre que supo acercarse al comandante presidente en la soledad del poder. Un funcionario sin ideas propias y hecho para obedecer más que para proponer. Un hombre que se siente cómodo guarecido bajo la sombra que proyecta el recuerdo de Hugo Chávez.
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