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Londres se asoma a la vía de escape

Aumentan las presiones sobre Cameron para que convoque el referéndum después de que un respetable barón de los ‘tories’ pida abandonar la Unión Europea

Simpatizantes del UKIP se manifiestan frente al Parlamento británico en Londres, en octubre de 2011.
Simpatizantes del UKIP se manifiestan frente al Parlamento británico en Londres, en octubre de 2011.AFP

Las presiones sobre David Cameron para que convoque cuanto antes un referéndum sobre la salida de Reino Unido de la UE han incrementado este martes de forma espectacular después de que un respetable barón tory, Nigel Lawson, se haya pronunciado a favor de la marcha. Canciller del Exchequer y ministro del Tesoro de Margaret Thatcher, Lawson no ha pedido un referéndum inmediato, pero su defensa de una salida británica de la UE ha reforzado al ala antieuropea que sí exige que la consulta prometida por el primer ministro para 2017 se haga antes, y no después, de las elecciones de 2015.

Los antieuropeos argumentan que esa es la única manera de cercenar el auge del populista Partido por la Independencia de Reino Unido (UKIP), cuyo resonante éxito en las municipales de la semana pasada amenaza aún más las expectativas conservadoras de ganar las elecciones y seguir en el Gobierno.

Entre los ministros conservadores parece imponerse la tesis de que al menos han de ofrecer una propuesta de ley sobre el referéndum para salvar la cara en las urnas. Pero esa alternativa no tiene asegurada la mayoría en los Comunes porque no tiene el apoyo de los socios de coalición, los liberales-demócratas.

Los acuerdos de coalición no impiden que Cameron presente ese proyecto de ley, pero los liberales no tienen la obligación de apoyarlo. Y los laboristas también se oponen, al menos de momento, al referéndum.

Parece difícil, sin embargo, que el primer ministro vaya a introducirla este miércoles, cuando Isabel II lea en el Parlamento el programa legislativo del Gobierno en el tradicional discurso de la reina. Hay consenso entre los medios en que el Ejecutivo sí anunciará una propuesta de ley para poner en marcha antes de las elecciones un sistema de desgravaciones fiscales para los matrimonios, en un intento de aplacar la ira de la derecha tory por el empeño de Cameron en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.

También parece seguro que el Gobierno propondrá que quienes cuidan de personas imposibilitadas tengan las mismas ayudas que los propios enfermos, con el objetivo de ganarse el apoyo de las amas de casa que pasan horas ejerciendo esas tareas sin recibir ninguna compensación económica. El electorado femenino es particularmente hostil al Gobierno, según las encuestas.

La intervención de Nigel Lawson a través de un extenso artículo en The Times no parece que vaya a tener un gran impacto en la opinión pública. Sin embargo, sí tiene el potencial de ganarse para la causa del abandono de la UE a muchos diputados y militantes a los que el cuerpo les pide esa drástica medida pero que tienen serias dudas tanto sobre sus consecuencias políticas como económicas.

Lawson no es el típico euroescéptico. Dimitió después de seis años como canciller del Exchequer por la oposición de Thatcher a entrar en el mecanismo de cambios del Sistema Monetario Europeo, un alineamiento de facto con el resto de divisas comunitarias que Lawson defendía a pesar de su oposición a la unión monetaria.

En su artículo defiende que el objetivo político de la construcción europea, evitar otra guerra con Alemania, ya se ha cumplido y que el euro ha cambiado las reglas de juego y arrastra a la UE a un proyecto de unión política que no es de la conveniencia de Reino Unido.

Después analiza de forma somera las consecuencias económicas de la marcha, llega a la conclusión de que “habría algún coste económico”, pero asegura que las ventajas de la salida son superiores. En concreto cree que el estar fuera de la UE beneficiaría a la industria financiera británica y obligaría a las empresas a buscar mercados fuera de la UE, donde a su juicio se halla el verdadero futuro económico.

El primer ministro dio la bienvenida al artículo de Lawson porque pone en el centro del debate sus propuestas de reforma de la UE y se comprometió a “defender con cuerpo y alma” la permanencia en la UE una vez culminada eventualmente con éxito la negociación que quiere entablar con el resto de socios cuando esté cerrada la crisis del euro.

El líder liberal demócrata y número dos de la coalición, Nick Clegg, fue bastante más directo al declarar que las palabras de Lawson forman parte del “angustioso debate interno” del Partido Conservador sobre Europa y rechazó tanto la salida como la necesidad de convocar un referéndum.

Clegg subrayó que Lawson parece haber olvidado las consecuencias políticas de irse de la UE. “Nos haría menos seguros”, declaró en el programa Today de BBC Radio 4. “Nos haría menos prósperos, pondría potencialmente en peligro tres millones de empleos y nos tomarían menos en serio en Washington o en Tokio”, añadió.

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