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El turismo religioso aumenta en Argentina por el ‘efecto Papa’

La elección de un pontífice argentino aumenta el número de viajeros interesados en participar en celebraciones católicas

Alejandro Rebossio
El papa Francisco junto a unos fieles argentinos en El Vaticano.
El papa Francisco junto a unos fieles argentinos en El Vaticano.M. BRAMBATTI (EFE)

No importa que la economía argentina ya no crezca tanto como en los años anteriores. La Semana Santa de 2013 promete convertirse en un éxito para el turismo doméstico. No solo porque después del Domingo de Pascua esta vez tocan dos festivos, el lunes y el martes, por los veteranos y caídos de la Guerra de Malvinas de 1982. También por el efecto papa Francisco, que ha despertado el turismo religioso.

Funcionarios y empresarios de turismo de toda Argentina reconocen que se ha elevado la demanda de viajeros por participar de celebraciones católicas. Sucede que el país sudamericano vive una papamanía desde que Jorge Bergoglio, exarzobispo de Buenos Aires, fue nombrado sumo pontífice hace dos semanas. La renovada devoción católica, que asusta a los militantes de izquierda que vienen bregando por la despenalización del aborto, entre otras causas, ha llevado a que las misas del pasado Domingo de Ramos fueran más concurridas que lo habitual. Tres cada cuatro argentinos son católicos, pero solo un cuarto de la población total asiste con frecuencia a ceremonias religiosas.

En Semana Santa, que esta vez toca en el inicio del otoño austral, los argentinos que pueden suelen hacer turismo, pero este año se prevé que viaje un 5,7% más que en 2012, unos 2,4 millones de los 40 millones de habitantes del país, según anticipó el ministro de Turismo, Enrique Meyer. Hay ciudades con los hoteles repletos y que alojarán visitantes en casas de familia, como en Salta.

"Esperamos mayor cantidad de turistas en los destinos religiosos, como Tandil, Luján y San Nicolás", declaró el secretario de Turismo de la provincia de Buenos Aires, Ignacio Crotto, a la agencia estatal de noticias Télam. En la serrana Tandil (350 kilómetros al sur de la capital argentina) se reúnen todos los años unas 300.000 personas para participar del vía crucis, en lo que supone la actividad religiosa más convocante de la Semana Santa en este país. En Luján (61 kilómetros al oeste de Buenos Aires) se encuentra la basílica de la patrona de Argentina, que fue visitada por Juan Pablo II en 1982. En San Nicolás (245 kilómetros al norte de la capital), sobre el río Paraná, se ha popularizado otra imagen de la Virgen. En las playas de Miramar (450 kilómetros al sur de Buenos Aires) elaborarán un huevo de pascua de chocolate de seis metros de altura y cuatro toneladas y media de peso al que pretenden registrar en el libro Guinness de los récords.

La ciudad de Buenos Aires, donde nació Francisco, también quiere aprovechar el efecto papa. El municipio ha organizado tres paseos turísticos guiados y gratuitos en torno de su figura. En ellos se podrán conocer la catedral y el arzobispado, donde vivía Bergoglio, sobre la Plaza de Mayo, y las iglesias de San Ildefonso, donde celebraba la misa dominical, y de San Francisco, santo del que tomó su nombre de papa.

Pero los agentes turísticos sueñan con que, más allá de la Semana Santa, en el futuro recibirán más visitantes extranjeros atraídos por conocer los orígenes del primer sumo pontífice americano que tanto interés está despertando en el mundo por sus gestos de sencillez. Dicen que fue lo que sucedió con Polonia a partir de Juan Pablo II o con el pueblo alemán de Marktl am Inn, donde nació Benedicto XVI. También reconocen que muchas personas ni sabían qué era Argentina hasta que fue nombrado Francisco. Quizás sea una exageración en el país de Diego Maradona y Lionel Messi.

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Un hotel de Buenos Aires, el no muy conocido Rooney’s Boutique, sobre la avenida Callao, ya está ofreciendo una semana de alojamiento con excursiones por 758 euros en total. El hotel explica que los viajeros irán un día al barrio “obrero” de Flores, de donde era Bergoglio, para visitar la iglesia de María Auxiliadora, donde fue bautizado, la de la Misericordia, donde recibió la primera comunión, y la basílica de San José de Flores, donde está el confesionario en el que, tras una conversación con un cura, decidió hacerse sacerdote. Al día siguiente visitarán el Seminario Jesuita, donde se formó, el Colegio del Salvador, donde impartió filosofía, y el campo del San Lorenzo, club del que es socio e hincha. En otra jornada irán a las afueras de Buenos Aires, al Colegio Máximo de San Miguel, donde estudió y enseñó filosofía y teología y adonde también refugió a algunos perseguidos de la última dictadura militar de Argentina (1976-1983) cuando él era provincial de los jesuitas en este país. Después de su nombramiento como papa, por todo el mundo recorrió la historia de la presunta denuncia de Bergoglio contra dos sacerdotes de su orden ante las autoridades del régimen, pero uno de ellos (el otro falleció) la negó y en el medio de la polémica surgieron varios testimonios desconocidos de personas a las que el ahora papa ayudó a liberar, a esconderse o a huir de Argentina. Al día siguiente se adentrarán en las villas miseria (barrios de chabolas) de la capital a las que solía visitar con frecuencia en su papel de arzobispo. También viajarán a Luján, adonde en octubre peregrinan cientos de miles de jóvenes, que caminan casi todo un día desde Buenos Aires para terminar el recorrido con una misa que solía celebrar Bergoglio. La catedral y el arzobispado de Buenos Aires ocuparán la última jornada.

La provincia de Córdoba espera más visitas esta Semana Santa por el interés que pueden generar las estancias jesuíticas del siglo XVII, como las de Jesús María y Alta Gracia, que han sido declaradas patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Los jesuitas las habían tenido que abandonar en 1767 cuando fueron expulsados de España y sus colonias de América por Carlos III. Allí se ofrecerán conciertos de música de cámara, ya previstos antes del efecto Francisco, pero en la ciudad de Córdoba se han añadido específicamente actuaciones de coros a propósito del nuevo papa. En la capital provincial vivió Bergoglio entre 1991 y 1992 y los promotores turísticos prometen visitas a la iglesia donde celebrara misa y confesaba. Fuentes cercanas al papa cuentan que las autoridades jesuitas no lo tenían demasiado cuenta en aquel tiempo, antes de que el entonces arzobispo porteño lo nombrara obispo auxiliar.

Quizás una de las regiones argentinas donde más se vive la religiosidad popular sea el noroeste de este país. En las provincias de Jujuy y Salta se ilusionaban con una buena llegada de turistas esta Semana Santa y dieron un entrenamiento especial a los guías para atender a viajeros religiosos. Allí hay procesiones por diversos rincones. En Jujuy, en la quebrada de Humahuaca, otro patrimonio de la humanidad, con sus pequeñas iglesias del siglo XVII, se celebra el Viernes Santo uno de los vía crucis más autóctonos de Argentina, el del Cristo Yacente, en Tilcara. A lo largo del camino, los fieles rezan frente a las ermitas adornadas con flores secas, semillas, pelo de mazorca y arcilla. Las imágenes de los cristos de aquellas capillas son desgarradoras. Solían elaborarlas los indígenas, que se identificaban con facilidad con el Jesús sufriente y que representaban a los soldados romanos como si fueran españoles.

Por supuesto que también estarán los argentinos que no viajarán a ningún sitio ni participarán de actos religiosos. Están los que han viajado a las cataratas del Iguazú o a las bodegas de Mendoza. Los que el sábado irán a ver el River Plate-Vélez Sarsfield o los que el domingo celebrarán la Pascua en familia con un asado (barbacoa) o pasta o seguirán el Independiente-Boca Juniors.

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