Los narcotraficantes paralizan dos ciudades al norte de México

Las escuelas de Monclova (Coahuila, norte de México) suspendieron hoy clases y el Gobierno de la ciudad recomendó a las familias que permanecieran en sus casas. La razón es cada vez más habitual. Hoy hubo tiroteos (otra vez). Y bloqueos en las principales vías de la ciudad (otra vez). La jornada inició con un enfrentamiento entre grupos armados hacia las 7.45 de la mañana (14.45 España peninsular). Al llegar la policía, fueron recibidos a tiros. El saldo preliminar es de un muerto y un herido, según explicó el portavoz de Seguridad de Coahuila, Jesús Carranza. El muerto es policía. El herido es un civil que fue alcanzado por una bala mientras caminaba hacia su trabajo. "Aquí pusieron camiones, no dejan pasar a la gente" relata el vídeo de un ciudadano en YouTube. La imagen muestra varios tráilers que bloquean las principales vías de la ciudad. Al finalizar el día, las balaceras (tiroteos) ya habían sido tres. Hoy también en Reynosa, en el vecino Estado de Tamaulipas y a 400 kilómetros de Monclova, los enfrentamientos paralizaron la ciudad. "Todos los días pasan cosas, pero hoy fue especialmente feo", explica por teléfono Érika González, una vecina de Monclova.

Y es verdad. Todos los días pasan "cosas". Lo que ha ocurrido esta mañana en Monclova y en Reynosa no es inusual. Coahuila es frecuente escenario de choques entre varios grupos narcotraficantes, entre ellos Los Zetas y el cartel de Sinaloa, que intentan hacerse del control del territorio. Tamaulipas es campo de batalla de los Zetas: hoy Reynosa ha sido paralizada. Hace apenas tres días que otro tiroteo dejó cinco muertos. En el Estado de México, en el centro del país y fronterizo con el DF, un enfrentamiento entre policía, Ejército y presuntos miembros de la Familia Michoacana, otro cartel del narcotráfico, dejó diez muertos más este martes. En Sinaloa, cuna del cartel del mismo nombre, donde un enfrentamiento entre policía municipal —México tiene más de 2.000 cuerpos policiales— y el Ejército resultó en dos militares muertos. Dieciocho muertos en sólo 72 horas.

Los asesinatos que se acumulan en todo el país, donde en los últimos siete años han muerto por lo menos 70.000 personas, ha eclipsado la política de comunicación del Gobierno de Enrique Peña Nieto, que desde su investidura en diciembre de 2012, ha promovido un cambio de estrategia al abordar el combate a la delincuencia organizada. "La realidad alcanzó rápidamente los intentos del Gobierno federal por modificarla a través de las percepciones", escribe el periodista Raymundo Riva Palacio. Miembros de la actual administración priista habían atribuido el descontrol en varias zonas del país a la falta de comunicación entre los distintos niveles de Gobierno durante el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012) y habían insistido en que esto había quedado atrás. La seguridad, no obstante, es uno de los principales puntos bajos para Peña Nieto. Un sondeo de Parametría difundido el 8 de marzo pasado indica que, pese a que el presidente mantiene a 100 días del inicio de su Gobierno un nivel de aprobación del 59%, que el 57% de los encuestados califica de mala o muy mala su gestión del combate a la delincuencia.

En las ciudades más violentas del país, las redes sociales han reemplazado los canales oficiales de información. En la página de Facebook "Código Rojo Laguna", varias imágenes mostraban el pánico sufrido en varios puntos de Monclova.  Una de ellas muestra un salón de clases y niños entre 5 y 7 años. Todos pecho en tierra. Los mensajes oscilan entre la estupefacción y la indignación. Marlenn Huerta González se encoge de hombros. "Así vivimos a diario, ¿hasta cuándo?".