El gran intercambiador del sur
El aeropuerto de Lima se consolida como escala obligada en Suramérica y contará con una segunda terminal en 2020
Hace 20 años ir al aeropuerto de Lima era reencontrarse con la entrañable arquitectura de la torre de control, cruzar pasillos plagados de policías y sufrir un sinfín de controles de seguridad de un país en guerra. Perú combatía a la organización maoísta, Sendero Luminoso, cuyos atentados terroristas habían puesto al Estado contra las cuerdas. La palabra más común usada por los analistas para describir al Perú de entonces era anomia. En la década de los noventa, las empresas estatales de infraestructura y servicios fueron privatizadas. En 2001, le llegó el turno al aeropuerto Jorge Chávez, que fue dado en concesión por 30 años al consorcio Lima Airport Partners (LAP), formado por una empresa alemana, otra estadounidense y una peruana.
Desde entonces el aeropuerto se ha convertido en el gran intercambiador (hub) del sur, la escala obligada de hombres de negocios, políticos, periodistas y turistas con destino a otras capitales del continente americano o de Europa. Crece por encima del 10% en número de pasajeros cada año y desde 2009 ha recibido durante cinco años consecutivos el premio de Skytrax Research como mejor aeropuerto de Suramérica.
“El año pasado tuvimos un movimiento total de 13.300.000 pasajeros, lo que significa un crecimiento del 13% sobre 2011. Cuando tomamos la concesión solo teníamos cuatro millones de pasajeros”, afirma Juan José Salmón, gerente general del consorcio.
Pese a la incertidumbre económica internacional, Perú crece sostenidamente desde hace 13 años, y desde 2004 por encima del 5% (6.3% el año pasado). El discurso sobre las nuevas oportunidades y el espíritu emprendedor impregnado en las élites políticas, en los medios y en los sindicatos, así como la creación de la Marca Perú, que destaca el valor de lo nacional, han dado el contexto para que el aeropuerto sea percibido como un símbolo del cambio. Tras su primera remodelación y ampliación en 2005, la terminal de Lima da la apariencia de un edificio nuevo: la abundancia de vidrio, metal y buena iluminación transmiten esa impresión de moderno, a diferencia de otros aeropuertos como el de São Paulo (Brasil), de hormigón expuesto, anclado en décadas pasadas.
El gerente del aeropuerto asegura que sus usuarios “vayan en un sentido o en otro, toman esta infraestructura como propia, la han interiorizado de modo que somos casi un icono entre los peruanos y la comunidad trata de velar por que la infraestructura esté lo mejor posible”.
El aeropuerto sirve a 38 destinos directos internacionales y los pasajeros en tráfico son un 50% extranjeros y un 50% nacionales. “Hemos cerrado el año pasado con 148.300 movimientos de aeronaves, un crecimiento de 9.8% respecto al año anterior”, añade el funcionario, un abogado especializado en derecho marítimo y comercio internacional.
La prueba principal de que el aeropuerto de Lima es un hub regional es que los destinos con mayor tráfico son los de Suramérica. “El más importante es Santiago de Chile y luego otros en EE UU y Europa. Es un punto de trasbordo importante para los principales destinos de Suramérica. La aerolínea centroamericana Taca hace trasbordo y de aquí moviliza pasajeros a Buenos Aires, Cali, Medellín, Asunción. Lo mismo Lan Chile: en sus itinerarios al norte, los que se embarcan en Buenos Aires trasbordan en Lima hacia Estados Unidos y hacia Europa”, explica Salmón.
Perú es un país reconocido por su literatura y gastronomía, pero no por su fútbol ni otras actividades de eco masivo. Sin embargo, el aeropuerto Jorge Chávez le ha rendido galardones a una ciudadanía que en la última década ha aprendido a reconocerse como buen anfitrión internacional, ya sea como sede de cumbres internacionales o como destino de negocios y turismo. Además del premio Skytrax Research, el aeropuerto de Lima ha recibido desde 2009, la distinción de “aeropuerto líder en Sudamérica” por el World Travel Award. Este premio fue creado en 1993 y es concedido con más de 700.000l votos de profesionales y consumidores de la industria de los viajes y turismo en 171 países.
A inicios de la década pasada, el consorcio LAP tuvo que lidiar con numerosas críticas por el hecho de que el aeropuerto dejara de ser una entidad pública. LAP ha dirigido sus esfuerzos publicitarios en los últimos años a las redes sociales, colocando vídeos con mensajes de identificación con la peruanidad, destacando la acogida al turista, y la alegría del reencuentro familiar en un país que tiene fuera a más de 2,4 millones de compatriotas, que emigraron entre 1990 y 2012 buscando una vida mejor.
“Hemos hecho flashmobs por navidades sobre el gozo de venir al Perú como peruano que viene a visitar la familia o como visitante extranjero por turismo. Mostramos un aeropuerto que da la bienvenida, y un país que ofrece oportunidades de turismo, de gastronomía, y de pasar un buen momento”, añade el gerente Salmón.
Los flashmob son actividades breves en las salas de salida de los pasajeros, cerca de las ventanillas de atención de las aerolíneas, en las que los trabajadores del aeropuerto bailan danzas típicas, o en las que intervienen cantantes consagrados como la intérprete de música criolla y negra Eva Ayllón, quien apareció en el video del peruanómetro, parte de las campañas del aeropuerto. La empatía con el mensaje del aeropuerto la prueban las casi 500.000 vistas al peruanómetro en YouTube. “Los turistas pasaban por una máquina que activaba una alarma si no eran suficientemente peruanos, y se les trataba de peruanizar, colocándoles un poncho, un sombrero”, comenta el gerente.
Según Salmón, por el hub suramericano pasan 35.000 pasajeros cada día, aunque sumando acompañantes y trabajadores, suman 50.000; en tanto que los empleados directos del aeropuerto no pasan de 530 personas.
“Tendría que crecer”, comenta Leo Machicao, un arquitecto peruano-español residente en Barcelona desde hace más de 15 años y que ha vuelto a Perú en 2011 y 2013. El mes pasado, el ministro de Transportes y Comunicaciones, Carlos Paredes, reconoció que el aeropuerto ya había superado su capacidad y que el Estado iba a entregar los terrenos expropiados para que LAP comience la construcción de la segunda terminal. Aunque el 99% de los predios ya ha sido expropiado y el 97% ya se encuentran en posesión del Estado, Paredes reconoció el lunes que el Gobierno no podrá entregar a LAP los terrenos este año, como establecía el contrato de concesión. Además, la construcción de un túnel en una avenida que pasa por debajo de la futura nueva pista de aterrizaje terminará en 2015. Por tanto, la segunda pista de aterrizaje no estará lista hasta 2020.
Pero al éxito le acompaña la competencia. Aunque Bogotá reformó su aeropuerto el pasado noviembre y Quito inauguró uno nuevo hace un par de semanas, Salmón asegura que son “capaces de seguir atrayendo aerolíneas”.
El aeropuerto de Lima mantiene aún un vestigio de los tiempos de la guerra: el Ministerio del Interior dispone la revisión de tres tipos de documentos cada vez que un automóvil ingresa. Pese a ello, su movimiento da lugar a la esperanza en este país. La abundancia de paletas (pequeñas pizarras) de los taxistas con los nombres de los hombres de negocios que llegan y el entusiasmo de los turistas con mochila dejan esa impresión.
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