Un aristócrata ortodoxo y elegante
Exdiscípulo de Benedicto XVI, el papable Schönborn tiene credenciales conservadoras pero perfil dialogante y de acreditado gestor de conflictos
“Tres veces”, dice el arzobispo de Viena Christoph Schönborn, “ha dicho Europa no a la vida”. La primera en 1968 cuando rechazó la encíclica Humanae Vitaecon la que el papa Pablo VI condenó el uso de preservativos y de la píldora incluso dentro del matrimonio. La segunda, dice el cardenal, “cuando las leyes del aborto inundaron” el continente hacia 1975. La tercera está siendo la progresiva regulación legal de los matrimonios entre personas del mismo sexo. Estas son las credenciales conservadoras del papable austriaco, de 68 años, que no se aleja un milímetro de Benedicto XVI, su antiguo maestro en Ratisbona, al que conoce desde hace más de cuatro décadas. Como él, ha sido catedrático de Dogmática, en su caso en el Friburgo suizo. Schönborn pasa por hombre carismático, abierto a algunos cambios y dispuesto al debate o incluso a la autocrítica.
Para escándalo de muchos católicos en la católica Austria, el arzobispo ratificó el año pasado a Florian Stangl, un hombre de 26 años que convive en una unión civil con otro hombre, como miembro de un consejo parroquial en su archidiócesis. La mayoría de los obispos austriacos rehusó comentar la decisión, pero las críticas desde algunos sectores fueron furibundas. Schönborn tomó la decisión tras compartir un almuerzo con la pareja, que le “impresionó” por su compromiso con la Iglesia. Las organizaciones progresistas católicas austriacas como Somos Iglesia celebraron su decisión como un avance. El arzobispo negó más tarde cualquier intención de cambiar “la norma” en la Iglesia y recordó que entiende el matrimonio como “la unión de un hombre y una mujer”. Aun así, abogó en 2010 por “valorar la calidad de las relaciones” también entre personas del mismo sexo.
Además de dialogante, Schönborn es un acreditado gestor de conflictos. El teólogo era obispo auxiliar de Viena en sustitución de uno de los prelados más conservadores de la Austria reciente, Kurt Krenn, cuando el arzobispo Hermann Groër se vio salpicado por un escándalo de abusos a niños. Groër fue obligado a dejar la archidiócesis por diversas acusaciones de haber forzado a alumnos suyos décadas antes, mientras era profesor en un internado. También lo acusaron antiguos novicios del monasterio benedictino de Göttweig. A Schönborn, arzobispo de Viena desde 1995, le tocó lidiar con un escándalo que sacudió a toda la Iglesia de habla alemana. Un preludio, tres lustros antes, de la avalancha de denuncias de abusos y violaciones que hace temblar a la Iglesia católica alemana desde 2010.
Schönborn se ha mostrado tajante ante la lacra de los abusos sexuales en las instituciones católicas. Cuando el cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio y exsecretario de Estado vaticano, tachó en 2010 de “charlatanería” las informaciones sobre los abusos, el austriaco cargó públicamente contra su “insensibilidad”. Acto seguido acusó a Sodano de haber bloqueado desde Roma las investigaciones sobre Groër.
Schönborn se ha mostrado tajante ante la lacra de los abusos sexuales en las instituciones católicas.
Se ha citado a Schönborn diciendo que pertenece a “dos minorías que dieron demasiadas cosas por supuestas durante demasiado tiempo: la aristocracia y la jerarquía” eclesiástica. Además del emblema blanco y negro de la orden dominica, su escudo de cardenal muestra el león de oro con cola bífida y corona y lengua azules de la casa condal de Schönborn, en cuyo seno nació en 1945 en Skalka, cerca de la localidad bohemia de Litomerice. Hoy queda en la República Checa, pero entonces aún no había sido derrotada la Alemania nazi que se lo había anexionado en 1938. Aunque su padre desertó de la Wehrmacht y se puso a disposición del Ejército liberador británico, la familia abandonó la zona de resultas de los cambios políticos y de las nuevas fronteras. Se fueron a Schruns, en el Estado federado más occidental de Austria. El teólogo Schönborn es dominico desde 1963.
El arzobispo criticó el neodarwinismo "como ideología" en un célebre artículo en The New York Times, pero también el llamado "creacionismo" de los fundamentalistas cristianos. En diversas ocasiones ha demostrado su sentido del humor, como cuando le preguntaron si la renuncia de Benedicto XVI se debe a "una cultura alemana de la dimisión". Respondió que "lo indudable es que la dimisión no es una cultura típicamente austriaca".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.