A los críticos les gustan los autorretratos de George W. Bush
El asalto informático a los correos electrónicos de la familia Bush revela la pasión por la pintura del último expresidente
El pirata informático que ha violado la intimidad de la familia Bush al entrar en sus cuentas privadas de correo electrónico ha accedido además a uno de los aspectos menos conocidos del último presidente Bush: su afición por la pintura. Fotografías de dos autorretratos de George W. Bush se encuentran entre el material que ha sido pirateado por una persona que se hace llamar Guccifer.
En una de las pinturas puede verse una representación de la espalda desnuda de Bush en la ducha y su rostro reflejado en un pequeño espejo. En el otro autorretrato, el expresidente plasmó sus piernas y sus pies mientras tomaba un baño. Todo apunta que el exmandatario mandó un correo electrónico con las fotografías que había tomado de sus obras como archivos adjuntos a su hermana Dorothy, orgulloso de los avances que estaba haciendo con los pinceles.
En un perfil que la revista New York Magazine hizo de Jeb Bush en octubre del año pasado, este reveló que la nueva afición de su hermano era la pintura. “Mientras el mundo le juzga por sus años en el poder, él se ha volcado en la pintura, haciendo retratos de perros y paisajes tejanos”, declaró el exgobernador de Florida. “La verdad es que me resulta sorprendente que tenga la paciencia de sentarse a tomar clases y recibir instrucciones para pintar”, añadió un antiguo ayudante del expresidente.
Bromas y comentarios sarcásticos aparte –el autorretrato del baño los ha generado en la web referidos a la práctica del waterboarding o ahogamiento simulado-, varios críticos de arte ya han manifestado su opinión y el veredicto aprueba con más que notable a Bush. “Sin duda, estas pinturas podrían haber estado colgadas en una galería y tomadas en serio”, ha dicho Cathy Lebowitz, responsable de Art in America. Jerry Saltz, crítico de arte en New York Magazine, asegura sin genero de dudas que Bush es “un buen pintor”. “¡Dios mío, no lo puedo creer!”, dijo Saltz. “¡Me gusta algo de George W. Bush!”.
Juzguen ustedes mismos.
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