Cancelada la vigilia por las víctimas de la discoteca Kiss por razones de seguridad
En la última semana, las autoridades brasileñas han cerrado 127 locales nocturnos en Río de Janeiro y otros 30 en São Paulo


En Brasil, la tragedia de la discoteca Kiss ha marcado un antes y un después en cuanto a la seguridad en lugares públicos. El incendio, que se cobró la vida de 236 personas y dejó otros 100 heridos (algunos de gravedad), ha llevado a que el Gobierno, que teme que el suceso pueda repetirse, ordene el cierre de varios locales nocturnos en todo el país. La cautela ha llevado incluso a la cancelación del acto ecuménico que se iba a celebrar en memoria de las víctimas en Santa María, la localidad donde ocurrió la tragedia, en el sureño Estado de Rio Grande do Sul. Estaba previsto que la presidenta Dilma Rousseff acudiera al servicio, que se iba a celebrar en la catedral de la ciudad.
El acto, al que se esperaba asistieran más de 40.000 personas, fue cancelado porque las autoridades anunciaron que no podían garantizar la seguridad de los asistentes. En lugar de la vigilia multitudinaria que estaba prevista, se realizará un acto religioso en la Basílica de Medianeira, donde el público será mucho más reducido.
Cierres de locales en todo el país
Solamente en Río de Janeiro se han cerrado 127 locales nocturnos durante la semana pasada. En São Paulo han sido clausuradas otras 30 discotecas. Los bomberos, además, han denunciado que la sede la Policía Federal en Brasilia, la capital, donde trabajan más de 1.000 personas, carece de una escalera de incendio. Desde su construcción, en los años setenta, nunca se ha organizado en el edificio un simulacro de evacuación.

Muchos de los dueños de locales nocturnos se han quejado públicamente por el cierre masivo de establecimientos, que califican de caza de brujas. Argumentan que, en los casos en que no exista "un riesgo inminente" —como cuando falta "algún papel burocrático"—, el local no debería ser cerrado, puesto que garantiza el empleo de cientos de trabajadores.
El proceso burocrático para abrir un local nocturno en Río de Janeiro, por ejemplo, llevaba hasta tres años. El alcalde de la ciudad ha anunciado que, de ahora en adelante, el permiso se concederá en solo tres meses. La lentitud del proceso ocasionaba que, en la práctica, muchos locales funcionaran sin los permisos necesarios y las autoridades les permitieran abrir con solo mostrar la petición de licencia en trámites de concesión.
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