Los servicios secretos de Ottawa creen que 50 canadienses se han sumado a la yihad
Un ciudadano del país norteamericano era uno de los cabecillas de los terroristas que secuestraron a los empleados de una planta gasística en el sureste de Argelia
El primer ministro argelino, Abdemalek Sellal, ofreció este lunes un primer balance de lo ocurrido en la planta gasística de In Amenas. Uno de los datos más sorprendentes de la versión oficial es que había un canadiense entre los cabecillas del secuestro. El Gobierno de Ottawa aún no ha confirmado la presencia de uno de sus ciudadanos en el ataque, aunque la relación de Canadá con el terrorismo islámico no es una novedad. “Los servicios de Inteligencia (SCRS) creen que entre 50 y 60 canadienses han abandonado el país para alistarse en diversos grupos armados en África y Oriente Próximo”, afirma Christian Leuprecht, experto en terrorismo del Royal Military College of Canada.
En los años noventa, un grupo de islamistas radicales eligió el país norteamericano como refugio. Eran en su mayoría miembros del GIA (Grupo Islámico Armado), una extinta organización que mató a miles de personas en Argelia, y también en Francia, tras el golpe de Estado militar que anuló la victoria en las urnas del Frente Islámico de Salvación (FIS) en 1991. Los excombatientes llegaron a Canadá como refugiados y afirmaban huir del conflicto en el país magrebí. Y siguen allí, según un exjuez antiterrorista francés citado por el diario quebequense La Presse. En concreto, en Montreal, la principal ciudad de la región francófona de Quebec.
“No es extraño que un canadiense haya participado en un ataque como éste. Entre la gran comunidad de magrebíes y ciudadanos de África Occidental que vive en Montreal puede haber terroristas en potencia”, explica Leuprecht, que opina que el yihadismo en su país es cosa de los llamados lobos solitarios, terroristas que actúan al margen de organizaciones armadas.
Para Michel Juneau-Atsuya, un exespía canadiense citado por la agencia France Presse, también existen estructuras terroristas organizadas. Según él, el país norteamericano se ha convertido en los últimos años en una base para radicales islamistas que se han dedicado a conseguir fondos y a reclutar a yihadistas. Suelen tener la doble nacionalidad y aprovechan sus pasaportes canadienses para viajar a lugares como Somalia, donde, según el SCRS, habría unos ocho ciudadanos de Canadá.
Aunque Juneau-Atsuya considera que el país es más una base que un objetivo de los yihadistas, la policía detuvo en 2006 a 18 canadienses (los llamados Toronto 18), entre los cuales se hallaban hombres de origen pakistaní, egipcio o afgano, que pretendían volar la bolsa de Toronto y la sede del SCRS. La célula islamista no tenía relación con Al Qaeda. “Si se confirma la presencia de canadienses entre los terroristas de Argelia, estamos ante una novedad. La rama magrebí de Al Qaeda no suele reclutar lejos de las zonas donde actúa”, señala Leuprecht.
Los servicios de Inteligencia creen que la actividad de “grupúsculos” islamistas aumentará en los próximos años, según un informe del SCRS publicado por el canal de televisión CBC.
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