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Veintisiete muertos en un tiroteo en un colegio de Connecticut

Veinte niños entre los fallecidos. El asesino ha sido identificado como Adam Lanza, 20 años, y la investigación apunta a que ha acabado también con la vida de su madre

Un tiroteo en un colegio de Connecticut se cobró este viernes la vida de 27 personas, entre ellas 20 niños y el pistolero, además de seis adultos que trabajaban en el centro. Los hechos ocurrieron a primera hora de la mañana en la localidad de Newtown (100 kilómetros al noreste de la ciudad de Nueva York) apenas media hora después del inicio de las clases. Dos de los menores llegaron con vida al hospital pero murieron minutos después. La agencia Associated Press ha identificado al asesino como Adam Lanza, de 20 años, cuyo cadáver fue hallado dentro de una de las aulas, aunque no se ha confirmado si se quitó la vida o fue abatido.

El asaltante llevaba consigo entre dos y cuatro armas de fuego y vestía un chaleco antibalas cuando inició su sangriento asalto al colegio Sandy Hook, una localidad de la tranquila Nueva Inglaterra donde sólo se había registrado un homicidio en la última década. Según las autoridades locales, todas las armas empleadas por Lanza estaban registradas a nombre de su madre.

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La policía encontró además en una vivienda de la familia un cadáver que ha resultado ser el de la madre de Lanza, pese a que en un primer momento se afirmó que era una de las fallecidas en la escuela, donde trabajaba como maestra. La directora del colegio y el psicólogo del centro también han fallecido en el tiroteo, que comenzó en los pasillos y se desarrolló en dos aulas.

Las autoridades también detuvieron al hermano del autor de la matanza, Ryan, cuyo nombre fue citado en los primeros momentos como responsable.

Desde la sala de prensa de la Casa Blanca, el presidente Barack Obama, quien tuvo que dejar de hablar debido al llanto al recordar que la mayoría de las víctimas eran niños de entre cinco y diez años, recordó que "hemos vivido esta situación ya demasiadas veces". Secándose las lágrimas, el mandatario afirmó que hay que "tomar medidas significativas para impedir que esto vuelva a suceder". Antes de abandonar el recinto, Obama, que más que como un presidente afirmó hablar como un padre, ha dicho que "esta noche, Michelle y yo abrazaremos a nuestras hijas un poco más fuerte y les diremos que las queremos".

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El tiroteo tuvo lugar pasadas las 9.30 de la mañana (15.30 en la Península) y hasta una hora después todavía quedaban menores dentro del colegio, según los medios locales. Las autoridades cerraron el acceso a todos los colegios de la zona por precaución y pidieron a los padres que no se acercaran a la escuela asaltada hasta que la situación estuviera controlada. Los estudiantes fueron evacuados a una zona segura casi dos horas después del ataque.

Los primeros testimonios eran escalofriantes. “Estaba en el gimnasio y oí unos siete disparos, y entonces el profesor nos pidió que nos escondiéramos en una esquina y nos agrupáramos”, relató un alumno a las cadenas de televisión. “Volvimos a oír esos ruidos y todos empezamos a llorar. El profesor de gimnasia nos dijo que fuéramos a la oficina, donde no nos podría encontrar nadie. Luego llegó un policía que nos ordenó que corriéramos fuera”.

"La policía nos dijo que nos abrazáramos los unos a los otros, nos cogiéramos de la mano y cerráramos los ojos. Solo los abrimos al salir del colegio", explicó una niña al diario Hartford Courant.

Una madre relató a la televisión que el lugar parecía "una zona de guerra". Su hijo le contó que las balas les volaban por encima de la cabeza cuando se encontraban en el pasillo y que un profesor le empujó y le metió en una clase.

Alexis Wasik, de ocho años, declaró a la cadena de televisión CNN que la policía hizo un recuento de todos los menores antes de dejarles abandonar la escuela, y que debían caminar acompañados de otro alumno. "No entendemos cómo ha podido entrar nadie en el colegio, es casi imposible", se preguntaba el padre de la menor. Wasik afirmó que todos los padres habían recibido una llamada de la policía informándoles de lo sucedido en el centro y de los procedimientos a seguir para recoger a sus hijos.

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