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Las tensiones sectarias ensombrecen la última visita de Clinton a Belfast

El izado de la bandera británica en el Ayuntamiento de Belfast causa enfrentamientos entre lealistas y republicanos irlandeses

El primer ministro irlandés, Enda Kenny, y Hillary Clinton en Dublín.
El primer ministro irlandés, Enda Kenny, y Hillary Clinton en Dublín.AIDAN CRAWLEY (EFE)

Belfast ha recibido este viernes por la mañana con tensiones sectarias a Hilary Clinton en la que es su última visita a Irlanda del Norte como secretaria de Estado de Estados Unidos. La visita es especialmente emotiva por el decisivo papel jugado a favor del proceso de paz por Bill Clinton cuando era presidente. Pero aunque la paz reina en la provincia desde que se firmaron los acuerdos de Viernes Santo de 1998, la reconciliación tiene aún un largo camino que recorrer.

La llegada de Clinton coincide con varios días de incidentes por la oposición de los lealistas probritánicos a la decisión del Ayuntamiento de Belfast de izar la Union Jack solo en los días señalados y no de manera cotidiana como hasta ahora. Desde el otro bando, los disidentes republicanos han dado también señales de su radicalismo: la policía descubrió una bomba casera en un vehículo en Derry / Londonderry y horas después una carta bomba en una oficina de correos de la zona lealista de Co Down.

Clinton llegó el jueves a Dublín para participar en una reunión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en el marco de una visita de cuatro días a Europa que le llevará también a la República Checa y a Bélgica. La mañana de este viernes ha viajado a Belfast para mantener conversaciones sobre la evolución del proceso de paz y el futuro económico de la provincia. Con anterioridad visitó Irlanda del Norte en tres ocasiones durante la presidencia de su marido entre 1993 y 2001, y en otras ocasiones en solitario.

Los incidentes protagonizados por militantes lealistas en Belfast han tenido como principal objetivo al Partido de la Alianza, una formación no sectaria cuyo voto acabó siendo decisivo para que se aprobara la nueva política sobre el izado de la bandera británica en la sede del ayuntamiento, en el centro de la capital norirlandesa. Una sede de ese partido ha sido destruida y varios concejales del Partido de la Alianza han sido amenazados. Coincidiendo con la visita de Clinton, muchos simpatizantes unionistas en toda la provincia han decidido colgar la bandera británica en sus casas en señal de protesta por la decisión adoptada en Belfast.

Los disidentes republicanos, por su parte, han centrado en los últimos tiempos su actuación en la zona de Derry para mostrar su oposición a que la ciudad haya sido designada como una de las capitales culturales de la Unión Europea en 2013 bajo los auspicios del Gobierno británico. La policía les acusa del asesinato, el mes pasado, de un funcionario de prisiones que fue tiroteado desde un puente cuando se dirigía al trabajo conduciendo su vehículo en una autopista. En marzo pasado intentaron hacer explotar una bomba en los juzgados de Derry y han protagonizado diversos ataques a comisarías de policía.

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