Aplazadas las negociaciones entre el Gobierno colombiano y las FARC
La guerrilla amenaza con un paro armado y deja 25 heridos en un atentado al suroccidente del país
La cita entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC para arrancar en firme las negociaciones de paz destinadas a acabar con 50 años de conflicto armado, ha sido aplazada cuatro días y comenzará el próximo lunes 19 de noviembre en La Habana, Cuba. Así lo dieron a conocer ambas partes en un corto comunicado de dos puntos donde explican que la razón es que aún continúan con las reuniones “para ultimar detalles de los mecanismos para la participación ciudadana”. Este ha sido uno de los temas en los que más han presionado diferentes sectores de la sociedad colombiana, y en especial las víctimas de la guerrilla, que piden que su voz sea tenida en cuenta a la hora de negociar sobre cómo resarcir sus derechos.
Pero mientras el país continúa a la espera del arranque de las negociaciones, las FARC han propinado duros golpes contra la Policía y la sociedad civil, que han encendido las alarmas entre las comunidades afectadas, a pesar de que el presidente Juan Manuel Santos ha dicho que no habrá un alto el fuego mientras se negocie la paz y que las acciones militares continuarán con normalidad. El domingo por la noche explotó un coche bomba a 30 metros de una estación de Policía en Suárez, un municipio del norte del Cauca, al suroeste del país, dejando 25 personas heridas, entre ellas un policía. El ataque ha sido atribuido a las FARC y se ha dicho que los subversivos utilizaron un sistema electrónico para hacer explotar el vehículo. También lanzaron otros dos artefactos explosivos de fabricación artesanal, conocidos como tatucos, que destruyeron seis casas y dañaron una docena más, sin dejar víctimas mortales.
Hace un año, en esta zona fue abatido por las fuerzas militares, el número uno de la guerrilla, Alfonso Cano, por lo que se ha convertido en un territorio de continuos combates entre el Ejército y el sexto frente de las FARC, que comanda el Sargento Pascuas, uno de los negociadores de las FARC en La Habana.
A esta acción subversiva se suma que también, durante el fin de semana, el frente 34 de las FARC amenazó con realizar un paro armado en el departamento de Chocó, al oeste, lo que llenó de miedo a los habitantes de esta zona que es considerada la más pobre del país. Incluso, los transportistas decidieron no salir a trabajar y las carreteras que comunican al departamento con el resto del país, permanecieron vacías. Los subversivos también quemaron dos buses de servicio público en la vía que comunica al Chocó con el departamento de Antioquia. El vicepresidente Angelino Garzón, condenó el hecho y afirmó que “el paro armado es una falta grave contra el deseo de paz”. Además, el gobierno ofreció una recompensa de 100 millones de pesos colombianos (unos 40 mil euros) por información sobre Chaverra, cabecilla del frente 34.
El 30 de octubre, las FARC mataron a seis policías, también en el Cauca. Los agentes recibieron una llamada por alteración del orden público y cuando se desplazaban al lugar, sufrieron una emboscada por hombres del sexto frente de las FARC. Al día siguiente, mientras las familias enterraban a los policías, en Pradera, un municipio del Valle del Cauca (más al sur), dos personas murieron y 34 más resultaron heridas, cuando a dos presuntos guerrilleros les explotó un artefacto que tendría como objetivo la estación de Policía. Los heridos fueron en su mayoría niños que celebraban Halloween en el parque principal.
Para Carlos Prieto, analista del conflicto armado, estos hechos se esperaban en un escenario de negociación y forman parte del repertorio de las FARC en los últimos años. “Uno pensaría que están actuando al tope de su capacidad, ya que su fuerza militar es mucho menor que hace una década”. Por otra parte, según Prieto, no es nada conveniente para las FARC ejecutar este tipo de acciones de alto impacto, porque les resta legitimidad frente al proceso que está a punto de comenzar en La Habana.
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