Obama y Romney muestran sus diferencias en materia de inmigración
Ambos candidatos necesitan el apoyo del electorado hispano para consolidar sus victorias en varios Estados
El segundo debate electoral entre los candidatos Barack Obama y Mitt Romney vivió uno de sus momentos más intensos -y también más comentados- cuando la joven hispana Lorraine Osorio lanzó su pregunta: qué haría cada candidato para mejorar las condiciones de los millones de jóvenes indocumentados que residen en Estados Unidos. A partir de ahí, los dos aspirantes se enzarzaron en un cruce de acusaciones por cambios de opinión sobre leyes de inmigración, la reforma que no acometió Obama y cómo lucharía cada uno contra la entrada ilegal de personas en el país. En su mente estaban los 24 millones de votantes hispanos que pueden decidir el resultado de las elecciones del próximo 6 de noviembre.
Romney, después de algunas dudas a la hora de pronunciar el nombre de la joven, respondió que EE UU es un país de inmigrantes y que él les da “la bienvenida”, pero que debe luchar también contra la entrada ilegal de personas en el país. “Hay cuatro millones de personas esperando para entrar de manera legal y los que vienen ilegalmente les quitan el sitio, así que no daré una amnistía para los que accedieron ilegalmente”, respondió.
El candidato republicano no eligió la palabra “amnistía” de manera aleatoria: es el término preferido por los miembros de su partido para criticar cualquier propuesta que cree un proceso de regularización de indocumentados. Aunque, para evitar nuevas asperezas con un electorado hispano cada vez más consolidado en torno a la candidatura demócrata, reiteró su apoyo al Dream Act -un proyecto de ley para regularizar a jóvenes indocumentados que accedan a la universidad o al Ejército- y a la reforma migratoria.
“Los niños que llegaron aquí de manera ilegal deberían disponer de un proceso para convertirse en residentes legales y el servicio militar es una de las posibilidades”, dijo Romney. “Cuando el presidente se presentó a las elecciones dijo que crearía una reforma en su primer año de mandato para proteger la inmigración legal e impedir la ilegal, pero no lo hizo”.
El presidente que no ha sido capaz de hacer lo que dijo que haría”
Obama, que ya reconoció hace dos semanas que esa falta de legislación es uno de los grandes arrepentimientos de su mandato, aprovechó inmediatamente para destacar algunas de las contradicciones de Romney en los últimos meses. “El gobernador acaba de decir que él también quiere ayudar a esos jóvenes, pero durante las primarias republicanas dijo que vetaría la ley de Dream Act. Toda su estrategia se basó en defender que iba a promover las autodeportaciones, que haría la vida de los indocumentados tan miserable que se acabarían marchando”, defendió el presidente. “Incluso dijo que la ley de Arizona es un modelo para todo el país, pero parte de esa legislación afirma que los policías deberían dar el alto a personas que sospechen que son indocumentados y comprobar sus papeles”.
En ese instante, Romney interrumpió brevemente al presidente para recordarle que no defendió la ley de Arizona al completo, sino el apartado que habla de la verificación de los permisos de trabajo. Obama, en un acto de reflejos, añadió: “Deben saber que el asesor del gobernador en materia de inmigración es el autor mismo de la ley de inmigración de Arizona”, en referencia a Khris Kobach.
El candidato republicano recordó a la audiencia que, a pesar de sus intenciones, Obama no ha logrado aprobar la reforma en los cuatro años de su presidencia. “El presidente que no ha sido capaz de hacer lo que dijo que haría”, presionó Romney. ‘La promesa’ incumplida de Obama abrió una gran brecha entre el presidente y el electorado hispano, uno de los grupos que le impulsó hasta la Casa Blanca en 2008 y que se ha sentido traicionado por la falta de avances y la avalancha de deportaciones de indocumentados. El presidente parece haber recuperado su apoyo sin embargo al anular las expulsiones de indocumentados sin antecedentes penales y entregar permisos de trabajo a jóvenes que cumplen el mismo perfil que hubiera creado el Dream Act. Los últimos sondeos vaticinan que Obama podría recibir el 6 de noviembre el 70% del voto de los hispanos, mejorando los datos de 2008.
Romney necesita recuperar el terreno perdido por su partido y prometió en el debate -como hizo hace dos semanas durante una entrevista en Univision-, que acometería tal reforma durante su primer año de presidencia. Su campaña todavía no ha ofrecido detalles concretos sobre cómo lo llevaría a cabo ni por qué ha abandonado posturas defendidas durante las primarias republicanas, cuando fue uno de los máximos defensores de leyes como la de Arizona y su modelo de autodeportaciones.
“Yo crearía un sistema de verificación de empleo que garantice que los empresarios que contraten a inmigrantes que vienen aquí de manera ilegal sean sancionados por ello. No voy a colocar ‘imanes’ para que venga gente ilegalmente. Por ejemplo, no daría permisos de conducir a indocumentados como haría el presidente”, aseguró Romney. El candidato se refería a E-Verify, un sistema de verificación instaurado por varios gobernadores republicanos y que ha recibido duras críticas por dueños de pequeñas y medianas empresas debido a su elevado coste y a la falta de fiabilidad de sus resultados. El sistema, sin embargo es defendido por la oposición en el Congreso como una de las soluciones para garantizar que los empleos quedan en manos de norteamericanos y es una de sus condiciones -y también un escollo- para realizar cualquier reforma del sistema de inmigración.
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