Un antiguo jefe paramilitar de Colombia reconoce una masacre de 1997
Martín Llanos, en prisión desde el pasado febrero, se inculpa en la matanza de Mapiripán, de 1997 Decenas de personas fueron asesinadas por los grupos de extrema derecha
Los testigos hablaron de decenas de cadáveres, algunos de ellos decapitados. Durante el fin de semana del 19 y 20 de julio de 1997, un grupo de fuerzas paramilitares de extrema derecha entró a sangre y fuego en Mapiripán, un pueblo colombiano y mataron a decenas de personas. La acusación lo resume en que “miembros de Autodefensas ultimaron a no menos de diez personas, entre otras acciones ilícitas". Después de 15 años, tras una larga polémica que nunca consiguió fijar el número de víctimas de aquellos hechos, el exjefe paramilitar Héctor Germán Buitrago, alias Martín Llanos, confesó el lunes ante la Fiscalía General de Colombia su participación en la masacre, una de tantas llevadas a cabo con la excusa de la guerra contra las FARC.
El ministerio público colombiano informó en un comunicado, citado por Efe, de que el exlíder de las autodefensas Campesinas del Casanare reconoció ante un fiscal de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario (DIH) ser coautor de "los delitos de homicidio agravado en concurso homogéneo y simultáneo, secuestro agravado y terrorismo".
Martín Llanos, fue detenido y entregado por Venezuela el pasado mes de febrero, dentro del clima de colaboración antiterrorista entre los dos países a partir de la presidencia de Juan Manuel Santos. Era hasta entonces el último de los grandes jefes paramilitares que estaban prófugos y también había sido identificado por las autoridades como uno de los narcotraficantes más buscados.
"Este proceso en contra de Buitrago Parada, preso en [la cárcel] La Picota de Bogotá, pasará a un juez especializado de Villavicencio para la imposición de la condena", agregó la Fiscalía sin precisar cuántos años pedirá como pena de prisión.
Pocos días después de los hechos de Mapiripán, los primeros testimonios hablaron de decenas de víctimas. La masacre fue confirmada por Cruz Roja. La cifra oficiosa se situó en 49 muertos durante años. En 2008, la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó a Colombia a pagar 2,2 millones de dólares en indemnizaciones. Sin embargo, el caso dio un giro a finales del año pasado cuando se descubrió que algunas de las víctimas eran falsas y no habían muerto en aquella masacre. En su petición de revisar la sentencia, el Gobierno de Colombia reconoce 13 muertos, aunque admite que la cifra real es superior, pero alega que la cifra exacta es desconocida.
El máximo jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Salvatore Mancuso, desmovilizado y extraditado a Estados Unidos, donde cumple condena, confesó que esta masacre congregó a varios escuadrones paramilitares para combatir a supuestos simpatizantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de Mapiripán.
A la llegada de Martín Llanos a Colombia, el presidente de este país, Juan Manuel Santos, aseguró que el exparamilitar tenía "once órdenes de captura por todos los delitos habidos y por haber".
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