Berlusconi regresa a la política con sus armas de siempre
El ex primer ministro reparte críticas, pero no desvela si volverá a postularse
Hace unos días, Mario Monti confesaba su temor a que, después de la parada técnica, durante la cual todos los partidos han adoptado una actitud prudente y constructiva, la política italiana volviese al lodazal de los últimos tiempos. La sola reaparición del ex primer ministro Silvio Berlusconi —lo hizo el domingo, en el puerto de Bari, sobre un buque de cruceros— ha bastado para que los temores del actual jefe de Gobierno se hagan realidad.
A punto de cumplir los 76 años y tras ostentar el poder durante dos décadas, Berlusconi vuelve al ataque criticando las medidas económicas de Monti, burlándose de la izquierda, ridiculizando al cómico Beppe Grillo, líder del Movimiento 5 Estrellas, y montándose en el caballo de batalla de las medidas populistas: “Si vencemos, aboliremos el Imu [el impuesto municipal sobre la primera vivienda]. La casa es el pilar sobre el que cada familia funda su futuro…”.
Berlusconi en estado puro. Primero hizo reír a sus incondicionales recordando sus tiempos de joven cantante de cruceros y luego repitió, una por una, las viejas promesas que lo llevaron al poder. Bajar los impuestos, combatir a los comunistas, hacer posible “el milagro italiano”. El líder del Pueblo de la Libertad (PDL) no quiso desvelar si finalmente volverá a postularse para jefe de Gobierno. Dependerá de la nueva ley electoral —aún por aprobar— y, sobre todo, de quiénes sean sus posibles contrincantes. En cualquier caso, Berlusconi quiso dejar claro que aún tiene pegada.
El primer repaso se lo llevó Matteo Renzi, el joven alcalde de Florencia, que en la actualidad batalla por convertirse en el candidato del Partido Democrático (PD) —centro izquierda—. “Renzi”, dijo un malévolo Berlusconi, “lleva adelante nuestras ideas, aunque bajo las siglas del PD. Le envío mis mejores deseos. Si gana las primarias se produce el milagro: el PD se convertirá finalmente en un partido socialdemócrata”. Según algunos analistas, Berlusconi intenta desacreditar a Renzi porque sería el candidato del centro izquierda que más le perjudica.
También tuvo su dosis de veneno para Beppe Grillo, el líder del Movimiento 5 Estrellas, cuyos buenos resultados en las pasadas elecciones lo convierten en un contrincante a tener en cuenta: “Es un extraordinario actor cómico, que está haciendo todavía aquel trabajo…”. El ataque a Grillo no es una simple descalificación. El líder alternativo basa su tirón electoral en la crítica a la política tradicional, pero también en la desconfianza hacia una Europa en la que muchos ciudadanos solo ven recortes y obligaciones. Y ese es un papel —el de ponerse enfrente de Europa— que también reclama Berlusconi para sí. De hecho, en Bari ensayó su regreso criticando las medidas que Mario Monti ha tomado en sintonía con Europa. “Los impuestos demasiado altos”, dijo, “frenan el crecimiento. El factor psicológico durante una crisis es fundamental. Sin bajar la presión fiscal no se sale de la recesión”.
Lo curioso del asunto es que las medidas tomadas por Monti han sido aprobadas por los votos, entre otros, de su propio partido, el PDL, paralizado en la actualidad hasta ver qué camino decide tomar su líder y dueño.
Según refleja la prensa italiana, no es solo Monti el que está preocupado por una vuelta al peor pasado. También en Europa se preguntan si Silvio Berlusconi, después de las que montó, se atrevería a postularse de nuevo para jefe de Gobierno. La respuesta es sí. Aunque sin decir claramente si encabezará la lista de su partido en las próximas elecciones generales —previstas para la primavera de 2013—, Berlusconi acaba de saltar de nuevo a la arena política italiana, pertrechado con sus armas de siempre.
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