Hezbolá muestra su fuerza en Beirut en una protesta contra EE UU
El líder del partido-milicia, Hasán Nasralá, reaparece durante la primera de las manifestaciones convocadas para esta semana
La indignación que a Hasan Nasralá, líder del partido-milicia libanés Hezbolá le ha provocado la película sobre la vida de Mahoma es tal, que el lunes ha salido de su escondite y se ha presentado en una multitudinaria marcha de condena que esta tarde ha recorrido el sur de Beirut.
Decenas de miles de libaneses han secundado la convocatoria que anoche hizo el propio Nasralá, hombre de referencia para buena parte del mundo musulmán, y han desfilado por Dahiyeh, el bastión de Hezbolá. La de hoy es solo el inicio de una semana de protestas que se repartirán por todo el país y con las que los libaneses quieren presionar a Washington para que retire de la circulación la supuesta cinta blasfema.
Lo que no estaba previsto es que Nasralá en persona hiciera aparición en la marcha. El líder chií vive escondido desde la guerra de 2006, por temor a que Israel le mate y desde entonces ha aparecido en público en contadas ocasiones. Su presencia da una idea de la importancia que las protestas en contra de la película ha adquirido en la agenda política de Hezbolá.
“Los que insulten al profeta Mahoma sufrirán un castigo divino”, advirtió Nasralá ante la multitud congregada en Dahiyeh. El líder chií advirtió además que el del lunes es solo “el inicio de un movimiento serio que continuará en las naciones musulmanas para defender al profeta de dios”. Algunos de los asistentes a la protesta corearon “Muerte a Israel” o “América es el gran satán”, según recogió la edición digital del diario An Nahar.
Nasralá pidió unidad al mundo árabe para obligar a Estados Unidos a que retire la película de Internet, porque a su juicio solo así cesarán los ataques como el perpetrado contra los diplomáticos estadounidenses en Bengasi la semana pasada. La unidad dijo, es también necesaria para redactar leyes internacionales que persigan a los que insultan al islam.
“El mundo islámico le pide a Estados Unidos que impida la emisión de la película y que lleve a juicio a aquellos que han ofendido a los musulmanes”, había dicho Nasralá en un discurso televisado la noche del domingo. En aquella intervención, el líder chií no se limitó a acusar a Estados Unidos, sino que repartió culpas con generosidad. A los líderes de los países árabes les acusó de “no mover un dedo”. “Si la película hubiera ofendido a algunos de vuestros reyes o gobernantes, habríais actuado”, les dijo.
Nasralá ha esperado a que el papa Benedicto XVI finalizara su visita de tres días a Líbano para salir a la palestra. La visita papal ha transcurrido sin incidentes, a pesar del clima de tensión que se vive en la zona, fruto del conflicto en la vecina Siria y de las protestas en contra de la película estadounidense. Sacar a los libaneses a manifestarse durante el viaje del Pontífice habría complicado aún más las delicadas condiciones de seguridad de la visita.
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