Baño de masas en Tahrir para el islamista Morsi antes de su investidura
El presidente jura simbólicamente su cargo ante centenares de miles de seguidores en El Cairo
Centenares de miles de personas han dispensado este viernes en Tahrir una acogida de propia de un héroe a Mohamed Morsi, el presidente electo de Egipto, que ha realizado un emotivo discurso a tan solo unas horas de ser investido. Su plática representó el momento culminante de una jornada de movilizaciones para protestar contra el intento de la Junta Militar de mantener importantes resortes de poder más allá del teórico final del periodo de transición, que debería tener lugar mañana.
En un momento cargado de simbolismo, Morsi ha pronunciado desde el estrado el juramento de su cargo. "El pueblo está por encima de todas las instituciones y es la fuente de legitimidad", ha proclamado provocando el estallido de júbilo de una plaza llena a rebosar y en la que se respiraba una atmosfera más festiva de lo habitual. Entre los asistentes, había multitud de familias, y niños con la bandera de Egipto pintada en la frente o los mofletes.
"He traído a mis hijos porque este es un momento histórico. Quería que lo vieran en persona y no por la televisión. Lo recordarán toda su vida", decía Gamaal, un empleado de mediana edad de un conocido hotel de la capital, mientras abrazaba a sus dos chavales, Omar, de 8 años, y Abdel Rahman, de 10. "Hoy es un gran día para Egipto. La Revolución ha conseguido uno de sus hitos".
Otro de los momentos más emotivos del discurso del presidente electo, meticulosamente preparado, fue cuando bajó del estrado y se acercó a la multitud, abriéndose con las manos la chaqueta del traje. "No llevo chaleco anti-balas. Tengo fe en Dios y en vosotros", dijo Morsi, un político hasta hace poco considerado gris y falto de carisma. "Más allá de su contenido, en su ejecución, ha habido en este discurso un progreso enorme frente al primero", escribió en su twitter la periodista Hoda Osman.
Morsi, que participó en el mediodía en la tradicional celebración religiosa de los viernes en Al Azhar, la más importante institución del Islam suní, será investido mañana como el primer presidente civil en la historia de Egipto. Sin embargo, su victoria, no ha servido para poner fin al pulso entre islamistas y ejército por el reparto de poderes en el país árabe.
Centenares de personas, la mayoría de tendencia islamista, están acampados en Tahrir desde hace diez días. La chispa que encendió por enésima vez el ardor revolucionario de la mítica plaza fue la promulgación por parte de la Junta Miltiar de una declaración constitucional suplementaria durante la noche electoral. El texto, que llegó tan solo unos días después de la disolución del Parlamento, otorga a los generales el poder legislativo, el derecho de veto en el proceso de redacción de la Constitución, y la última palabra en cuestión de seguridad nacional.
Después de varios días de intriga, fuentes próximas al presidente electo aseguraron que Morsi jurará su cargo mañana ante el Tribunal Constitucional, tal como establece la polémica declaración constitucional. Tanto algunos responsables de la Hermandad como algunos líderes revolucionarios habían instado a Morsi a realizar la jura ante los miembros del Parlamento disuelto, lo que habría constituido todo un desafío a la Junta Militar y a su anexo constitucional.
Tras el anuncio oficial de su victoria, el pasado domingo, el presidente electo ha mostrado una actitud conciliatoria hacia los sectores de la sociedad egipcia más reticentes a un gobierno islamista. Por ejemplo, recibió en el palacio presidencial a los líderes de las iglesias cristianas, y también se reunió con el ministro del Interior, y los altos cargos de la policía, una institución encargada durante la era de Mubarak de reprimir a la oposición.
El ejecutivo del primer ministro Kamal Ganzuri presentó su dimisión a principios de esta semana, y Morsi ya ha iniciado conversaciones con partidos políticos y personalidades de prestigio para abordar la formación del nuevo gobierno. El periódico El Shuruk filtró que la Hermandad había ofrecido el cargo de primer ministro a Mohamed El Baradei, algo que fue posteriormente desmentido por personas cercanas al premio Nobel de la Paz. En cambio, lo que sí parece seguro es que el "equipo presidencial" incluirá como vicepresidentes a una mujer y a un cristiano. No hay aún consenso respecto al número de carteras a asignar a la Hermandad, no constituirán la mayoría del gabinete.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.