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Rajoy busca un vuelco que frene el acoso de los mercados

El presidente culpa al mal funcionamiento de las instituciones europeas de los males de España y ahora confía en lograr ayudas directas a la banca

Rajoy, este miércoles durante la sesión de control.
Rajoy, este miércoles durante la sesión de control.Andres Kudacki (AP)

Si hace unos meses todo era culpa de la herencia recibida, ahora en el Gobierno se escucha otra idea de forma recurrente: el culpable de lo que está pasando con la presión sobre la deuda española es el mal funcionamiento de las instituciones europeas. Si antes Angela Merkel era la mejor aliada, ahora es la responsable de buena parte de los problemas. Con esta perspectiva, el presidente, Mariano Rajoy, ha llegado a la conclusión de que la única solución pasa por un gran vuelco en la integración europea en la cumbre que empieza mañana, jueves.

Si no se logra, el Ejecutivo teme un nuevo acoso de los mercados, que podría llegar a extremos insoportables en agosto, como sucedió el año pasado. En tono especialmente preocupado, Rajoy dijo ayer en el Congreso: “No podemos durante mucho tiempo financiarnos a los precios a los que nos estamos financiando en estos momentos”. Esto es: España no puede aguantar mucho más una prima por encima de 500.

Varios miembros del Gobierno trasladaban ayer un moderado optimismo. El papel de Herman Van Rompuy les ha gustado, y sobre todo parece que fue positiva la reunión entre los ministros de Economía de los cuatro grandes del euro en París ayer.

Tanto que algunos ven a Wolfgang Schauble, todopoderoso ministro de Finanzas alemán, más flexible incluso que la propia Merkel. En el Ejecutivo preocupan mucho los últimos mensajes de la canciller, aunque los atribuyen a política interna alemana y a un difícil pacto con los liberales.

Mientras, Rajoy ha dado hoy el enésimo giro sobre el rescate bancario, al que nunca ha llamado así. Durante meses, el presidente trabajó para lograr una inyección directa del fondo de rescate a los bancos españoles, de manera que la deuda del Estado no sufriera el contagio. Fracasó, le forzaron a un rescate avalado por el Estado y él lo vendió como si siempre hubiera querido eso. “He sido yo el que ha presionado para lograr esto”, llegó a decir. Después, en el G-20, admitió que esta solución que vincula riesgo bancario y soberano, que los mercados machacaron, había resultado “tremendamente dañina”. Y ayer, en el Congreso, preguntado por Alfredo Pérez Rubalcaba, admitió que él y Guindos están trabajando para reconvertir ese rescate y lograr que pueda haber inyección directa, a la que de momento los países del norte de Europa se oponen.

Fuentes del Ejecutivo señalan que esa inyección podría llegar, si no ahora, en la primera fase del rescate a los bancos españoles, sí un poco más adelante. La negociación está en marcha, Rajoy se apoya ahora en Monti, del que antes se distanció, y Hollande, y confía en lograrlo.

Mientras, en el Congreso el Gobierno y el PSOE mostraron un inusual frente común ante la cumbre. Rubalcaba evitó cualquier crítica. “Va usted al Consejo Europeo con el apoyo del Grupo Socialista y creo que de más grupos en esta Cámara; va usted con la posición reforzada que le da el apoyo de esta Cámara, un ejercicio que los ciudadanos españoles nos piden en estos días de grandes dificultades”, señaló el líder del PSOE, que solo matizó al pedir a Rajoy que busque una alternativa a la política de recortes que está llevando a más recesión en España y en Europa.

“Le agradezco sus palabras, señor Rubalcaba”, contestó Rajoy, en un ambiente de unidad que muestra la enorme preocupación que vive la política española con el resultado de esta cumbre y la posibilidad de que dé paso a un verano muy complicado.

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