El Gobierno de Bolivia teme que la crisis con la policía derive en un golpe de Estado
Los suboficiales, sargentos y policías han cumplido el tercer día de rebelión en todo el país
El precario diálogo entre el Gobierno boliviano y los policías amotinados desde el jueves, todavía sin acuerdos, hace pensar a las autoridades que el escenario puede derivar en un golpe de estado, urdido por “pequeños grupos con intereses políticos”.
Los suboficiales, sargentos y policías han cumplido el tercer día de rebelión en todo el país, con expresiones de vandalismo en contra de su patrimonio (destrucción de edificios, de archivos documentales, equipamiento tecnológico y mobiliario), a fin de exigir del Gobierno de Evo Morales la atención a sus peticiones de mejora salarial, la jubilación con el 100% del sueldo, la derogación de una ley de régimen disciplinario y la creación de una Defensoría del Policía.
Las negociaciones entre agentes y autoridades se interrumpieron en la tarde del sábado ante la presencia de una ruidosa manifestación de la tropa policial frente al Ministerio del Interior, que por razones de seguridad obligó a retirarse a las autoridades presentes. La reunión se ha reanudado en la noche boliviana (madrugada española) en el mismo ministerio con la esperanza de alcanzar algún resultado en las próximas horas.
La ministra de Comunicación, Amanda Dávila, ha dicho que la “demanda justa de los policías” ha adoptado una dimensión política debido a las acciones vandálicas de las protestas. “Hay un escenario muy preocupante que nos lleva a pensar que ha comenzado un escenario de una suerte de golpe, alentado por algunos grupos”, ha añadido Dávila.
El ex jefe del Estado Mayor del Pueblo Hugo Moldiz ha advertido, en la Radio Panamericana de La Paz, que “hay un escenario de golpe” que también va a ser alimentado por la llegada de la novena marcha indígena a La Paz. Según Moldiz, este “escenario” está alentado por los adversarios políticos del presidente Evo Morales al calor del juicio político y la destitución del ya espresidente paraguayo, Fernando Lugo.
Dirigentes de los policías amotinados han desmentido con vehemencia que su movimiento de protesta tenga tinte político. “Eso es totalmente una mentira. No somos políticos. Nuestra demanda es de un salario justo para nuestros camaradas”, ha declarado a la prensa el sargento Javier Quispe.
“Sin duda es un escenario crítico pero no por un compló. Está comprometido uno de los dos medios de coerción que un gobierno tiene para mantener su estabilidad y gobernabilidad” debido a una reivindicación de tipo económico y no político que las autoridades no han gestionado oportunamente, ha expresado la socióloga María Teresa Zegada.
Zegada ha señalado que lo que está en riesgo es la seguridad ciudadana por la ausencia de la Policía en las calles. También genera inquietud la disposición de los movimientos campesinos afines al Movimiento Al Socialismo de suplir a la Policía, que recuerda a las milicias armadas tras la revolución de 1952.
El ministro de Defensa, Rubén Saavedra, ha reforzado los contingentes de la Policía Militar del Ejercito para el patrullaje en las calles de las principales ciudades bolivianas, mientras el respaldo a las demandas de los efectivos policiales se extiende. Los mandos medios y altos de muchas de las unidades policiales del país se han sumado a la protesta, aúnque no públicamente debido a la dura ley de régimen disciplinario que impide deliberar.
En Cochabamba, los dirigentes del transporte público se han sumado al apoyo solidario expresado por las centrales obreras y los universitarios. Destaca el anuncio de apoyo “moral y material” de los presos en las cárceles de San Sebastián de esta ciudad y de San Pedro de La Paz. "Los pobres se apoyan entre pobres", ha justificado uno de los dirigentes de los presos de la cárcel de varones de Cochabamba al anunciar que habían reunido algunas provisiones para sus guardianes.
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