El presidente Correa dice que la OEA debe “revolucionarse o desaparecer”
La asamblea de la organización aprueba la Carta Social de derechos colectivos
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el papel de los medios de comunicación fueron este lunes el blanco de las críticas del presidente de Ecuador, Rafael Correa, que se sumaron a las de su homólogo boliviano, Evo Morales. En el acto inaugural de la 42ª Asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA), el presidente Morales no solo pidió la refundación de la organización sino también la desaparición de varios organismos considerados de “dominación y sometimiento”. La alternativa es “revolucionarse o desaparecer entendiendo que las instituciones no son fines sino medios para el buen vivir de nuestros pueblos”, dijo el presidente ecuatoriano.
Correa llegó a Cochabamba la madrugada del lunes para asistir, junto a Morales y a 34 delegados del hemisferio, entre ellos 20 cancilleres, a la sesión plenaria de la Asamblea que, en esta ocasión, definirá las estrategias y políticas de “la seguridad alimentaria con soberanía”, concepto genérico que todos aceptan, aunque cada cual le da diferente significado.
“Lamentablemente vemos que el sistema interamericano no está al nivel del cambio de época, no ha podido dar soluciones, o al menos, posturas contundentes y decisivas a problemas tales como colonias en América, y me refiero a las islas Malvinas, o como el embargo criminal por medio siglo a un país hermano, Cuba, o cosas tan sencillas como llevar ante la justicia a los responsables del golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya”, afirmó el presidente ecuatoriano.
El cuestionamiento al trabajo de la CIDH abarca también la falta de acción ante la “criminalización de la migración de miles de latinoamericanos” hacia países europeos, denunció el presidente ecuatoriano. La CIDH no se ha pronunciado sobre los verdaderos problemas de derechos humanos, “como los que están sufriendo los emigrantes latinoamericanos en España”, afirmó Correa al mencionar la situación de quienes, al no poder afrontar el pago de sus hipotecas, están perdiendo no solamente sus casas, sino que se están quedando endeudados. “Es una muestra del más grave atentado que sufre nuestra América: la absoluta supremacía del capital sobre los derechos humanos, cuando el riesgo debiera de ser al menos compartido”.
Los movimientos sociales, que se reúnen paralelamente en Tiquipaya —a 10 kilómetros de Cochabamba— han expresado su decidido apoyo a refundar la OEA, como también ha propuesto el presidente boliviano, y revisar las cartas constitutivas de la organización y todos sus organismos dependientes, con algunos de los cuales se ha elaborado la Carta Social que, el lunes, entregó el secretario de la OEA, José Miguel Insulza, al presidente Morales.
Todos los servicios básicos, como la energía, el agua y las telecomunicaciones, son un derecho humano al que deben tener acceso todos los pueblos latinoamericanos, afirmó el presidente de Bolivia. Morales expresó también su preocupación ante las dificultades que afrontan los Gobiernos en la dotación de medicinas. “Como Estado, tenemos la obligación de romper el monopolio de los medicamentos” y dejar de estar sometidos a las grandes industrias, que condicionan la atención que los Gobiernos deben proporcionar de forma igualitaria a todos los ciudadanos, declaró.
Las comisiones continúan su trabajo en el tema central de la asamblea: la seguridad alimentaria con soberanía. La declaración de Tiquipaya, con 20 resoluciones, exhorta a los Gobiernos a aplicar políticas para mejorar sustancialmente la producción agrícola para acabar con la pobreza de millones de latinoamericanos y revertir los indicadores sociales negativos en el menor tiempo posible. Las comisiones paralelas debatieron, entre otros asuntos, el incremento de la producción de la quinua, el grano sagrado de los incas, y reclamaron la aceptación de la masticación de la hoja de coca, restringida a territorio boliviano, para disfrutar de los proclamados beneficios de este arbusto, que se utiliza como materia prima para la elaboración de la cocaína.
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