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Erasmus, mon amour

Philippe Jacqué, francés, 34 años y Nuala Morgan , irlandesa, 33 años

Philippe Jacqué y Nuala Morgan con su hijo Ciaran.
Philippe Jacqué y Nuala Morgan con su hijo Ciaran. GUIA BESANA/ LE MONDE

¿Así que en esto consiste Erasmus? ¿En tener que saltar de la cama en plena noche para dar el biberón a mi bebé Erasmus?

La historia se remonta al comienzo del siglo XXI. En aquella época, estudiaba en el Instituto de Estudios Políticos de Estrasburgo, sección de relaciones internacionales. Entonces tenía dos pasiones: el mundo árabe y Europa. Satisfice la primera estudiando un año en la universidad de Bir Zeit, en Cisjordania. Fue mi año de estudios en el extranjero. Frente a los palestinos y los numerosos estudiantes estadounidenses, a los estudiantes llegados del Viejo Continente nos unía un auténtico sentimiento europeo.

A mi regreso a Estrasburgo, en el 2000, para hacer el último curso, pude vivir mi segunda pasión, al entrar en contacto con los Erasmus, esos estudiantes procedentes de las cuatro esquinas de la UE que llegaban dispuestos a experimentar la vida cotidiana en Europa. La más guapa era, sin duda, una irlandesa. Alumna de Empresariales, Política y Francés en el Trinity College de Dublín, Nuala Morgan había escogido Estrasburgo. En 2008 se convertiría en mi mujer. Pero aquel año, tengo que decirlo de inmediato, no pasó todavía nada.

La Erasmus más guapa era, sin duda, una irlandesa. En 2008 se convertiría en mi mujer"

A comienzos de 2001, a invitación de dos estudiantes italianos carismáticos e ingeniosos, emprendimos una aventura europea inédita: Cafébabel. La idea de Adriano Farano y Nicola Dell’Arciprete, a los que pronto se unió una treintena de estudiantes, era crear una "opinión pública europea" y un espacio de debate para transmitir la voz de la "eurogeneración", los Erasmus y otros. ¿Había algo más natural que crear un periódico en varias lenguas europeas?

Aunque estábamos llenos de entusiasmo, éramos estudiantes, es decir, no teníamos un céntimo. En vez de en un periódico de papel, Cafébabel iba a expresarse en Internet, en la página cafebabel.com. Al principio en cuatro idiomas: italiano, francés, español e inglés. Después llegaron el alemán y el polaco. Una hábil organización permitía que cada estudiante escribiera o tradujera a su lengua los textos propuestos.

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Al acabar el curso, cuando lo normal habría sido que este proyecto estudiantil hubiera muerto de muerte natural, cada uno volvió a su país con el propósito de implantar Cafébabel en él. En París, varios de los fundadores crearon la redacción central europea. Once años más tarde, la página sigue existiendo. Tiene más de 30 redacciones instaladas en todo el continente y acoge más de 300.000 visitas cada mes.

En cuanto a mí, me hice periodista free-lance y multipliqué los reportajes en Irlanda porque quería tener ocasión de tratar de convencer a mi irlandesa para que aceptara probar la aventura de Europa en pareja. En 2004, Nuala se estableció en París y encontró trabajo... en Cafébabel. Hoy es responsable de comunicación de un programa europeo con sede en Lille, mientras que yo me encargo de la sección de Transportes en las páginas económicas de Le Monde. Y, desde el 8 de abril de 2012, el pequeño Ciaran encarna nuestro proyecto común europeo.

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