Las FARC matan al menos a seis militares y reivindican en un vídeo su fortaleza
Cinco días después de liberar a 10 uniformados, la guerrilla da un duro golpe al Ejército El líder rebelde Iván Márquez afirma en un comunicado que no están "debilitados"
Cinco días depués de liberar a los últimos seis policías y cuatro militares que mantenía secuestrados desde hace más de una década, la guerrilla de las FARC ha embestido de nuevo contra el Ejército de Colombia. En un ataque este sábado por la tarde en la región del Choco (en el noroeste del país sudamericano) han muerto al menos seis uniformados "por el efecto de artefactos explosivos", según han comunicado las autoridades colombianas. También han fallecido tres guerrilleros. La cifra de bajas aún no está cerrada y el combate continúa, según informa la revista Semana. De momento, con este ataque serían ocho los militares asesinados por la guerrilla desde la entrega de los rehenes, pues el pasado miércoles ya murieron otros dos uniformados en una carretera de Putumayo (en el sur del país) por la explosión de un artefacto abandonado por los rebeldes.
La embestida de las FARC se ha producido el mismo día en que se ha conocido un comunicado de la guerrilla en el que uno de sus principales líderes, Luciano Marín Arango, alias Iván Márquez, reivindicaba por vídeo la fortaleza del grupo guerrillero en activo más antiguo de Latinoamérica. Las FARC, según las palabras del portavoz, "no están debilitadas".
"No existe el fin de la guerrilla propagandizado [sic] por los peones de las trasnacionalización de la economía en Colombia. Lo que hay es una intensa confrontación política y militar y una movilización creciente de los sectores sociales", afirma Márquez en la grabación, en la que aparece vestido de uniforme verde oliva con un póster detrás con la imagen de Pedro Antonio Marín, alias Manuel Marulanda o Tirofijo, estandarte de la guerrilla hasta su fallecimiento en marzo de 2008.
El conflicto colombiano se encuentra en un impás en el que se da por sentado que las FARC han perdido una cantidad enorme de los guerrilleros que tuvo en los años noventas y de las zonas de territorio que llegó a controlar entonces como si se tratase de un estado paralelo. En esa situación, la esperanza en Colombia es que la guerrilla se avenga a tratar con el Gobierno el fin de la lucha y la entrega de las armas. Sin embargo, su actividad se prolonga entre gestos pacificadores -como la liberación de los militares de esta semana-, contraataques esporádicos al Ejército y continuados golpes de los militares a sus células guerrilleras, esparcidas aún por buena parte del país.
Esta misma semana, tres días después de la entrega de los uniformados raptados, el Ejército mató a 13 guerrilleros en un bombardeo en la provincia de Meta, en el centro del país, según informaron las autoridades colombianas. En marzo las FARC asesinaron a 11 militares en el departamento de Arauca (en la frontera nororiental con Venezuela) mientras se negociaba la liberación de los secuestrados. La respuesta del Gobierno fue dura, y en poco más de una semana fueron abatidos 68 guerrilleros en dos operaciones separadas.
El ataque guerrillero de este sábado es el último episodio del sangriento tira y afloja entre las FARC y el Gobierno, que exige a los rebeldes que muestren con hechos incontrovertibles su pretendida voluntad de negociar para alcanzar la paz. "No basta con dejar de secuestrar: hay que liberar los secuestrados civiles que siguen en su poder [se estima que más de 400], y dar cuenta a las familias de todos y cada uno de ellos”, dijo esta semana el presidente, Juan Manuel Santos, tras la puesta en libertad de los militares y de los policías que permanecían cautivos en la selva.
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