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La Haya condena a un líder guerrillero congoleño por reclutar a niños soldado

La Corte Penal Internacional halla culpable a Thomas Lubanga de forzar a menores a luchar La ONU calcula que más de 300.000 niños pelean en diversas milicias en el mundo

Isabel Ferrer
Thomas Lubanga, antes de conocer su sentencia.
Thomas Lubanga, antes de conocer su sentencia.EVERT JAN DANIELS (AFP)

La Corte Penal Internacional (CPI) ha declarado culpable de crímenes de guerra por reclutar niños soldado a Thomas Lubanga, exlíder de la Unión de Patriotas Congoleña. De 51 años, licenciado en Psicología y padre de siete hijos, los jueces consideran probado que forzó a menores de 15 años a luchar entre 2002 y 2003. Ocurrió en el conflicto armado paralelo desatado en la provincia de Ituri, al noreste del país. Para la Corte, abierta hace una década, supone un hito en su intento de erradicar una práctica que ha robado la infancia a miles de pequeños en Asia, África y América Latina. Los jueces han fallado por unanimidad y establecerán más adelante la cuantía de la pena que impondrán a Lubanga.

“Este tribunal está convencido de que el acusado reclutó por la fuerza, o bien animó a alistarse, a niños y niñas menores de 15 años con el propósito de formar un Ejército que luchara en la pugna interétnica de Ituri. Estamos seguros asimismo de que Thomas Lubanga estuvo involucrado en el entrenamiento de los niños soldado, que lucharon en las filas de las Fuerzas Patrióticas para la Liberación de Congo, brazo armado de la Unión de Patriotas Congoleña”, ha dicho el juez, Adrian Fulford.

Como presidente de ambas formaciones, Lubanga ordenó que los menores pelearan en el frente. También fueron castigados con severidad y usados como guardaespaldas suyo y del resto de los comandantes. Las niñas, además, realizaron tareas domésticas en los campamentos y sufrieron abusos sexuales. Si bien la Corte acepta que eran utilizadas para su placer por los jefes, el fallo no contempla este punto. “La violencia sexual perpetrada contra ellas no formaba parte de los cargos contra el acusado. Por tanto, no se le puede atribuir”, ha subrayado Fulford.

“La violencia sexual perpetrada contra ellas no formaba parte de los cargos contra el acusado"

Durante toda la audiencia, Lubanga, vestido de blanco, ha mantenido la cabeza baja. Su actitud contrastaba con la del fiscal, Luís Moreno Ocampo, que ha ganado su primer caso ante la CPI. Y que ha contribuido a transformar el drama de los niños soldado en una de las prioridades de la justicia internacional. Sus métodos, sin embargo, han sido criticados por los jueces. El mismo Fulford ha dedicado parte de la lectura del fallo a subrayar los problemas derivados del uso de intermediarios (por parte de la fiscalía) para acceder a los testigos, en su mayoría antiguos niños soldado. “La negligencia del fiscal en supervisar a estos ayudantes ha facilitado que pudieran inducir a los declarantes a retocar sus declaraciones. No ponemos en duda la credibilidad de los testigos, pero como se ha llegado a desconfiar de su verdadera identidad, ha habido que rechazar a varios. La responsabilidad de este episodio recae sobre la fiscalía”, ha dicho el juez.

En julio de 2010, este choque jurídico estuvo a punto de descarrilar el proceso. Los jueces ordenaron incluso la puesta en libertad de Lubanga, por considerar imposible que tuviera un juicio justo. La fiscalía no quería desvelar la identidad de un intermediario para protegerle, aunque al final cedió. Los jueces criticaron a Moreno Ocampo por excederse en sus atribuciones, pero vez cumplidas sus órdenes, el proceso siguió adelante.

Según Naciones Unidas, más de 300.000 niños pelean en diversos ejércitos y milicias del mundo. Solo en la República Democrática de Congo, había unos 30.000 alistados durante la guerra civil (1998-2003), que costó cerca de 4 millones de muertes. Los pelotones infantiles destacaron en el conflicto paralelo desatado entre 2002 y 2003 en la provincia de Ituri, al este del país. La zona, con minas de oro, fue el escenario de una pugna sangrienta entre las etnias hema (ganaderos) y lendu (agricultores). A su vez, se convirtió en un campo de batalla ocupado por los Gobiernos de Ruanda y Uganda, atraídos por la riqueza mineral. Human Rights Watch calcula que en Ituri perecieron alrededor de 60.000 personas.

Lubanga, un hema, dirigía en Ituri su grupo rebelde. A la sombra del conflicto, habría comerciado con metales preciosos, diamantes, madera y armas. Un sombrío retrato firmado, entre otros, por Human Rights Watch. Él lo ha rechazado presentándose ante la Corte Penal como un político incomprendido. “Es un pacificador castigado por la comunidad internacional por no hacer concesiones mineras a firmas extranjeras. Los niños soldado son un fenómeno aceptado por todas las partes en conflicto en Congo desde 1960”, en palabras de su abogados.

Lubanga fue arrestado en 2006, después de que el Gobierno de Congo pidiera a la Corte Penal que investigara las atrocidades cometidas a partir de 2002. Ese año entró en vigor el Estatuto de Roma, columna vertebral de la CPI. Abierto en 2009, el caso ha conocido momentos dramáticos. Un buen ejemplo fue la declaración de un antiguo niño soldado, hoy en la veintena, que se retractó por miedo. Una vez superado el temor a posibles represalias en Congo, describió la trayectoria de los menores obligados guerrear (un 40% son niñas). “Los milicianos de Lubanga me sacaron de mi pueblo a los 11 años, y nos pegaban hasta morir. A las niñas primero las violaban. Luego ellas luchaban y trabajaban para los soldados mayores. Disparaba cuando me lo ordenaban. En el asalto a una misión, matamos a todos; incluido el sacerdote”, aseguró, en febrero de 2009. El chico logró salir del campamento rebelde con ayuda de su padre, y fue recogido por la ONG Save the Children.

La sentencia de la Corte Penal ha coincidido con la campaña de la ONG estadounidense, Invisible Children, contra otro señor de la guerra africano, el ugandés Joseph Kony. Máximo dirigente del Ejército de Liberación del Señor, pretende imponer una teocracia en Uganda basada en los Diez Mandamientos. La CPI le busca desde 2005 por crímenes contra la humanidad, y le atribuye a su vez el reclutamiento de niños soldado. El drama de estos menores figura en el vídeo lanzado en YouTube por la ONG. Titulado Kony 2012, ha sido visto ya casi por 80 millones de personas. A pesar de las críticas recibidas por simplificar el problema, el propio fiscal de la Corte ha reconocido que “puede contribuir a la detención de este criminal ugandés”. De momento, ya lo ha conseguido con el congoleño Thomas Lubanga.

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