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Twitter contra el asesino invisible

Los 'tuits' de famosos convierten el vídeo sobre un señor de la guerra en un fenómeno mundial

Ramón Lobo

Pasada la excitación mundial en la Red y los millonarios retitueos y youtubeos del celebérrimo documental de la organización estadounidense Invisible Children sobre Joseph Kony, un sanguinario señor de la guerra ugandés, llegan las preguntas, las dudas. ¿Quiénes son los autores de la campaña? ¿Qué pretenden?

Joseph Kony, en 2006.
Joseph Kony, en 2006.STUART PRICE (AP)

De nada parecían haber servido hasta ahora los reportajes de decenas de periodistas publicados y emitidos en periódicos y televisiones en los últimos 20 años. Tampoco que la Corte Penal Internacional de La Haya lanzara en julio de 2005 una orden de detención contra Kony y sus principales generales. Ni que Barack Obama ordenara hace unos meses el envío de 100 soldados de élite para ayudar en su captura en el este de Congo, donde al parecer se esconde.

Algunos exigen ahora a Invisible Children una explicación, que revelen sus fuentes de financiación, sus objetivos y filiación religiosa. Jason Russell, uno de sus fundadores y autores del vídeo, asegura que el vídeo Kony 2012 es parte de una campaña mundial y que no buscan enriquecerse. Después de ella vendrá otra y otra, según informa la cadena de televisión ABC.

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También critican en la Red a Invisible Children por aprovecharse de Kony para situarse en el mapa mundial de las ONG, vender merchandising. Critican, por ejemplo, un pack de distintos productos por 30 dólares, y que en su página web esté en muy visible el clic de las donaciones.

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También se duda de la efectividad de estas campañas hollywoodienses. Uno de los mejores tuits críticos dice: “Un tuit no captura a Kony”.

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En Uganda, el Gobierno se ha sumado a las críticas por afirmar que Kony sigue en el norte —uno de los errores del vídeo—, cuando hace años que se mudó primero al sur de Sudán, apoyado paradójicamente por el norte musulmán, y después a Congo, donde ha cometido numerosas matanzas en la provincia de Ituri, rica en oro. También realiza incursiones en la República Centroafricana.

Uganda y Kony han sido peones de una batalla mayor. El régimen de Kampala es, junto al de Ruanda, uno de los principales aliados africanos de Estados Unidos. Por su territorio han pasado armas destinadas a la guerrilla del sur de Sudán, ahora en el Gobierno del nuevo Estado. Jartum utilizaba a Kony contra Museveni, como elemento de desgaste.

El norte de Uganda no ha sido solo una zona de guerra, con cientos de miles de desplazados, asesinatos y amputaciones. Allí no hay buenos y malos —el documental es un tanto buenista— sino víctimas y verdugos. El norte de Uganda es una zona de saqueo donde el Ejército de Ioweri Museveni ha hecho grandes negocios y ha empleado, igual que Kony, a miles de niños soldado.

El documental demuestra que hay otras formas de llamar la atención, de lograr impacto, sobre hechos noticiosos y otras vías para distribuir el trabajo fuera del circuito de los grandes medios de comunicación. También demuestra que los grandes medios siguen siendo necesarios para completar la falta de contexto.

Después de dos décadas escondido en el sur de Sudán y en las selvas de la República Democrática de Congo, de sobrevivir gracias al anonimato (apenas existen fotos de él), Joseph Kony, ha sido bruscamente arrancado de la invisibilidad para convertirse en una estrella de la Red, un trending topic, gracias a los tuits de celebridades con millones de seguidores como, entre otros, el cantante Justin Bieber, la presentadora Oprah Winfrey y la famosa televisiva de EE UU Kim Kardashian. Su nueva visibilidad podría ser el principio de su final.

Kony es el jefe Ejército de Liberación del Señor (LRA, en inglés), una guerrilla ugandesa en teoría cristiana que se comporta como una secta y se nutre del secuestro de niños en el norte de Uganda (más de 50.000 durante 20 años, según UNICEF).

Aquellos que han conversado con él, en distintos procesos de paz fallidos, le describen como un tipo violento, peligroso, imprevisible e inestable que habla con los espíritus y entra en trance. Es un líder que genera pavor, que domina las mentes de sus guerrilleros.

Ha sido un vídeo de 30 minutos, elaborado por tres jóvenes, Bobby Bailey, Laren Poole y Jason Russell, los fundadores de Invisible Children, el que ha generado una corriente mundial para exigir su captura. En pocos días, el documental ha tenido decenas de millones de visitas en YouTube. El hashtag #StopKony fue utilizado con más de 10 millones tuits desde las primeras horas de difusión.

No es el primer vídeo de Invisible Children, que los distribuye a través de las redes sociales. Su público son jóvenes y estudiantes, quizá esto explique el tono del documental, un tanto naif. En esta ocasión, el impacto ha sido mayúsculo y mundial gracias a la implicación de las celebridades —¿sabían realmente donde está Uganda y cuáles son sus problemas?— y del potencial de herramientas como Twitter.

Russel explica la querencia de Invisible Children por las redes sociales: “Hay más personas en Facebook que habitantes en todo el mundo hace dos siglos”.

El LRA tuvo que dejar el sur de Sudán antes de su independencia en 2011; encontró en las selvas de Congo el cobijo perfecto. En ellas campan numerosas guerrillas, entre ellas los interhamawes, responsables del genocidio ruandés. Con el tiempo el grupo de Kony, que hoy no debe superar los 300, ha dejado de ser una guerrilla con un bagaje político para transformarse en una simple banda de violadores y asesinos.

La ONG que inundó Internet

Quién

Financiación

El éxito del vídeo

THE GUARDIAN

La organización Invisible Children ha sacado del olvido al líder de la guerra africana Joseph Kony a través de un viral que ha invadido la Red. Pero no son pocas los interrogantes que rodean la operación de denuncia vía Internet después de que Charity Navigator, auditora estadounidense de organizaciones sin ánimo de lucro, subrayase en su última evaluación que la ONG necesita mejorar en "responsabilidad y transparencia". La auditora concedió a Invisible Children dos de las cuatro estrellas en juego. "Actualmente tenemos dos estrellas", ha explicado la directora de comunicación de la ONG, Noelle Jouglet, "debido a que Invisible Children no cuenta dentro de su consejo con cinco miembros independientes con derecho a voto".  Estas son algunas de las claves que perfilan a la ONG:

La ONG Invisible Children (Niños Invisibles) fue creada en 2003 en San Diego (EE UU). Ha estrenado 11 películas y realiza frecuentes giras de sensibilización por Estados Unidos, sobre todo, en escuelas y facultades. La organización asegura que ha dado becas escolares y universitarias a 750 ugandeses y que contribuye a la reconstrucción de colegios.

Las cuentas de Invisible Children indican que los ingresos de la ONG se triplicaron hasta los 6,8 millones de euros en 2011, básicamente por donaciones personales. En torno al 25% de esa cantidad se gastó en la filmación y viajes. 1,3 millones fueron a pagar los salarios de empleados en Estados Unidos, unos 100 trabajadores.

650.000 euros han ido a parar a cubrir los costes de producción de las películas. 185.000 euros en "servicios profesionales" (previsiblemente, dinero dirigido a lobbys en Washington). Otros 830.000 euros han pagado los gastos de viaje.

Según los datos de audiencia de Vimeo, contenedor on line que ha centrado los visionados de esta cinta, el sábado, 3 de marzo, solo cuatro personas vieron el vídeo. Un día después, fueron ocho las personas que reprodujeron el corto.

El lunes, 5 de marzo, la audiencia subió hasta las 58.000 personas; el martes se disparó a 2,7 millones; un día después eran ya 8,2 millones los internautas que habían visto la cinta.

En el portal con el que compite Vimeo, el gigante YouTube, 38 millones de usuarios habían pinchado en el vídeo hasta el jueves por la noche.

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