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Tribuna
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Una renovada determinación por la revitalización

El primer ministro japonés recuerda a las víctimas del terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011

El 11 de marzo es una fecha que ha quedado grabada en la conciencia colectiva del pueblo japonés. En el día de hoy, al cumplirse un año del gran terremoto del Este de Japón, el cual desencadenó la crisis más grave a la que se ha enfrentado Japón en nuestra generación, deseamos honrar a todas aquellas personas que han sufrido los efectos de esta tragedia. Queremos ofrecer una plegaria por todas las víctimas y por todas las personas de todos los rincones del mundo cuyas vidas han sido arrebatadas por desastres naturales.

Nunca olvidaremos a nuestros queridos familiares, amigos y compañeros que han sido víctimas del desastre. Tampoco olvidaremos nunca el raudal de apoyo y de muestras de solidaridad que nos brindó la comunidad internacional. Por todo esto, nos sentimos profundamente agradecidos, y deseo aprovechar esta ocasión para expresar nuevamente la más sincera gratitud del pueblo japonés.

Japón ha logrado un notable progreso en su capacidad de respuesta a los desastres a lo largo de los últimos doce meses. Hoy renovamos nuestro incondicional compromiso por sacar enseñanzas de las grandes dificultades a las que hacemos frente. Tengo la firme convicción de que el actual periodo de dificultades deberá ser y, realmente será el punto de partida de la completa revitalización de Japón.

En base a la catástrofe ocurrida el pasado año y al sentimiento de solidaridad y urgencia que originó en los ciudadanos, tengo plena certeza de que contamos con la voluntad colectiva para hacer frente a las tareas más apremiantes, cuales son: la reconstrucción de las zonas afectadas por el terremoto del 11 de marzo; el completo desmantelamiento de la Central Nuclear de Fukushima Dai-ichi de la Compañía Eléctrica de Tokio (Tepco) y la descontaminación de las zonas afectadas; así como la revitalización de la economía japonesa.

Entre las muchas medidas adoptadas durante los últimos doce meses en respuesta al desastre se encuentra el establecimiento de un marco presupuestario y legislativo que facilita muchos instrumentos estratégicos encaminados a la reconstrucción. Entre ellos se encuentra la creación de la Agencia para la Reconstrucción, que actualmente desempeña la función de torre de control para toda la planificación de las tareas de reconstrucción y sirve para simplificar y acelerar en gran medida las actuaciones, incluyendo la creación de subsidios para la reconstrucción y la fijación de zonas especiales de reconstrucción. Además, el sistema de seguimiento y análisis de los alimentos se ha fortalecido aún más y se han proporcionado fondos estatales por una cantidad que excede un billón de yenes para la descontaminación de las zonas afectadas, cercanas a la Central Nuclear de Fukushima Dai-ichi.

Somos conscientes de que los principales motivos de preocupación para las personas afectadas, así como para toda la Nación, son los más esenciales: la seguridad laboral y el sustento estable de sus familias. Por medio del establecimiento de zonas especiales de reconstrucción y otras iniciativas formuladas en base al concepto de una “reconstrucción abierta”. Estas regiones atraerán nuevas inversiones procedentes tanto de Japón como del extranjero, lo que creará empleo, impulsará la recuperación de la industria existente y a la vez promoverá la innovación.

Un ejemplo de esto es la construcción de numerosas “ciudades ecológicas del futuro” por todo Japón, incluyendo las municipalidades de Ofunato, Rikuzentakata y Higashimatsushima, que se vieron afectadas por el desastre. Por medio de medidas presupuestarias, beneficios fiscales y una política de liberalización se proporcionará un sistema de apoyo para desarrollar una infraestructura industrial y social conectada con ciudades compactas y una producción energética ecológica y descentralizada, con la utilización de redes inteligentes de distribución de energía eléctrica, instalaciones de energía solar de gran escala y granjas eólicas en el mar. Japón es ya un líder en el campo de la eficiencia energética y cuenta con multitud de tecnologías innovadoras. Ahora es precisamente el momento para poner en práctica estos conocimientos creando un nuevo modelo de crecimiento y sostenibilidad que podamos compartir con el mundo.

Otro campo en el que creo que Japón no solamente puede, sino que además debe liderar el mundo y compartir sus conocimientos, es el de la reducción de los riesgos derivados de los desastres y las medidas de respuesta ante los mismos. Hemos aprendido, y de la forma más dura, que no se puede seguir alegando que los acontecimientos son impredecibles. Para poder construir comunidades con una mayor capacidad de recuperación y un país que pueda resistir los desastres naturales y ser sostenible, se está llevando a cabo una completa revisión de las medidas de gestión de desastres y éstas se verán reforzadas de forma considerable.

Por supuesto, Japón afronta también retos que ya existían con anterioridad al terremoto, el tsunami y el accidente nuclear del año pasado. Con algunos de ellos, como el de garantizar un sólido crecimiento económico y el de restaurar las finanzas públicas, llevamos ya varios años luchando. Mientras más tardemos en resolverlos, más graves se harán.

Sobre todo, la promesa que hice al pueblo japonés después de asumir el cargo de Primer Ministro el pasado septiembre fue la de que no permitiría la continuación de una política de statu quo. La tendencia a postergar las decisiones difíciles y engorrosas ha hecho daño a nuestro país, y ha sido perjudicial para nuestra economía, para nuestra sociedad y para nuestro futuro, y decididamente es algo que no puede tolerarse por más tiempo.

Los numerosos proyectos que se encuentran actualmente en marcha para la reconstrucción y la revitalización de Japón constituyen el primer paso hacia la reactivación económica del país. En una coyuntura caracterizada por la inestabilidad económica mundial, la revalorización sin precedentes del yen y la deflación a largo plazo, lograr un sólido crecimiento económico constituye un difícil desafío, pero no es algo que no podamos superar.

Debemos emplear la fuerza que posee la economía japonesa, seguir un enfoque abierto y cooperativo con nuestros socios a nivel internacional, y explotar de forma inteligente nuevas áreas prometedoras que estén en crecimiento. Sectores tales como la energía, el medio ambiente, la medicina y la asistencia a personas discapacitadas encierran un importante potencial como campos en rápido crecimiento, en los que Japón puede usar ideas innovadoras e inversiones del sector privado, incluyendo inversiones directas procedentes del extranjero, y realizar un importante papel a nivel mundial. Asimismo, tenemos el propósito de crear un sistema que fomente un creciente interés y una mayor inversión en Japón, no solo desde la perspectiva de los negocios, sino también para el desarrollo del turismo. Como requisito previo de estos fines, nos comprometemos a proporcionar información oportuna y exacta a la comunidad internacional.

En la historia contemporánea, Japón logró un rápido crecimiento económico a partir de la devastación producida por la II Guerra Mundial, y construyó la economía con la mayor eficiencia energética del mundo en el periodo posterior a la Crisis del Petróleo. Cuando se cumple el aniversario del Gran Terremoto del Este de Japón, hemos de tener en cuenta que nos enfrentamos a una tarea de proporciones similares. Nuestro objetivo no es simplemente la reconstrucción del país tal como era antes del 11 de marzo de 2011, sino la construcción de un nuevo Japón. Esto constituye un reto de proporciones históricas, pero es un desafío que estamos decididos a superar.

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