_
_
_
_

La recaída de Chávez lleva a Venezuela a la incertidumbre

El secreto rodea las circunstancias de la nueva operación quirúrgica

Dos mujeres caminan frente a un grafiti con la imagen del presidente venezolano Hugo Chávez en el centro de Caracas (Venezuela).
Dos mujeres caminan frente a un grafiti con la imagen del presidente venezolano Hugo Chávez en el centro de Caracas (Venezuela). David Fernández (EFE)

La incertidumbre ha vuelto a Venezuela tras el anuncio realizado el martes por Hugo Chávez de que deberá someterse a una nueva cirugía para tratarse otra lesión, probablemente cancerosa. Está en las portadas de los diarios, en las apuestas para las elecciones presidenciales del 7 de octubre próximo, en las que Chávez aspira a elegirse a un tercer mandato consecutivo de seis años. Pero ha vuelto, sobre todo, a las filas del partido de Gobierno, donde la aparente recuperación del presidente-comandante había amainado las tensiones internas generadas por la enfermedad del líder y por una eventual sucesión.

La duda que se mantiene intacta es qué órganos del cuerpo de Chávez han sido afectados por el cáncer y qué tan avanzada está la enfermedad. El 30 de junio de 2011, el presidente venezolano explicó que había sido operado de un tumor canceroso, de un tamaño comparable al de una “bola de béisbol”, pero no aclaró dónde estaba alojado. El martes tampoco lo hizo cuando informó al país que le había sido detectada otra “lesión”, de dos centímetros de diámetro, en el mismo lugar donde le fue extirpado el tumor anterior. Este segundo tumor le será operado antes del fin de semana en La Habana, por los mismos médicos cubanos que le atendieron la primera vez.

La teoría que se deriva de esta nueva complicación descrita por Chávez el martes es que el tratamiento al que fue sometido desde junio del año pasado hasta ahora, no ha dado los resultados deseados. Desde su primera operación, el presidente venezolano ha recibido tres sesiones de quimioterapia: tres en La Habana y una en Caracas. Y aún a pesar de ellas, la lesión reapareció el mismo lugar. Chávez no descartó que, de resultar maligno este segundo tumor, requeriría “seguramente de radioterapia focalizada”, lo cual “por supuesto, frenaría” sus actividades de campaña para reelegirse en la Presidencia. Salvo esas informaciones, suministradas a cuentagotas, Chávez insiste en mantener en secreto los detalles de su estado de salud.

Y sin informes médicos oficiales que permitan pronosticar el desarrollo de su enfermedad, todas las proyecciones que se hacen en la opinión pública de Venezuela respecto a si estará en condiciones o no de mantenerse en el poder y de competir en la elección presidencial, están basadas en la especulación. Las más empíricas, en los deseos de un bando y de otro, en este país marcadamente dividido entre chavistas y antichavistas.

Desde diciembre pasado, el presidente-comandante ha estado moviendo sus fichas dentro del Gobierno y del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). En aquella oportunidad anunció que el canciller Nicolás Maduro y el vicepresidente Elías Jaua --los dos líderes que se hicieron cargo del país durante su primera convalecencia y con más posibilidades de sucederle– serían destituidos de sus cargos en cualquier momento, para que pudiesen competir en las elecciones regionales de diciembre próximo. También le devolvió una gran cuota de poder a su viejo compañero de armas y alumno, Diosdado Cabello: exteniente del Ejército, a quien se le atribuye el liderazgo del ala militar del PSUV. Cabello es, desde enero, el nuevo presidente de la Asamblea Nacional. Según lo que establece la Constitución venezolana, el vicepresidente ejecutivo y el presidente del Parlamento serían, en ese orden, quienes deberían asumir el poder en caso de ausencia temporal o definitiva del presidente.

Mientras el panorama se despeja, lo visible es que la maquinaria de propaganda oficial comenzó a operar tan pronto Chávez hizo el anuncio de su recaída. Los conductores de los programas de opinión de la estatal VTV daban brinquitos en pantalla y ensayaban muecas que simulaban sonrisas. “¿Qué esta es enfermedad pa’ él?”, decía el más optimista. Y los mismos portavoces cuatro días atrás negaron y minimizaron los rumores que indicaban el agravamiento de la salud del presidente -el ministro de Comunicación e Información, Andrés Izarra, y el presidente del Parlamento, Diosdado Cabello- alegaron que la confirmación oficial no se conoció antes para no “agriarle” las fiestas de Carnaval a los venezolanos.

El ministro Izarra también ha defendido el derecho del presidente Chávez a reservarse algunas informaciones vinculadas con su convalecencia. “Él ha comunicado los detalles de su enfermedad hasta donde su privacidad lo permite. En todo caso, hemos conocido de su enfermedad, de su evolución, de las intervenciones quirúrgicas a las que se sometió, a las que se va a someter. Y así sabremos los resultados que esta lucha va a arrojando”, ha dicho Izarra, este miércoles, a través de VTV. Izarra además denunció que los rumores que cíclicamente circulan en el país acerca de la gravedad del presidente solo buscan minar la popularidad de Chávez, que después de 13 años de Gobierno es superior al 50%.

La oposición, en tanto, ha asumido la noticia con discreción. El candidato único que enfrentará a Chávez en las presidenciales de diciembre, el gobernador Henrique Capriles Radonski, ha escrito este miércoles en su cuenta de la red social Twitter: “A mi contendor como hijo de Dios que soy le deseo una exitosa operación, una pronta recuperación y larga vida!”. Y nada más. La enfermedad del presidente, han prometido, no será para ellos un tema de campaña.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_