El voto duro de la oposición

Tres minutos podrían haber cambiado el destino político de María Corina Machado: ingeniero industrial, diputada independiente, de 44 años. Los tres minutos que tardó en decirle a Hugo Chávez, durante su rendición de cuentas anual en el Parlamento, que actuaba como un ladrón. “Tenemos ocho horas escuchándolo describir un país muy distante del que estamos sintiendo todas las mujeres y las madres venezolanas (…) ¿Cómo puede usted hablar de que respeta al sector privado en Venezuela cuando se ha dedicado a expropiar, que es robar?”, le dijo Machado al presidente y lo retó a enfrentarla en un debate. Chávez respondió de vuelta que ella no estaba a su altura: “Águila no caza moscas”. Y desde ese instante, la diputada Machado, que no tiene partido político propio o ajeno que la respalde, comenzó a subir vertiginosamente en las encuestas, hasta alcanzar tercer puesto en intención de voto para las primarias de este domingo.

En la primera elección en la que participó, los comicios parlamentarios de 2009, Machado fue la más votada. Desde que entró en la carrera presidencial, ha elegido el camino de la confrontación con el modelo político que propone Chávez. “Vota duro” es el lema de su campaña y un plan económico liberal al que ha bautizado como “capitalismo popular” es la base de su eventual programa de Gobierno. “Queremos políticas sociales que no generen dependencia (…) Quien crea que va a derrotar a Chávez ofreciendo lo mismo que él está bien equivocado”, dice Machado en cada discurso.

Su apellido, Machado, recuerda por igual a las grandes fortunas caraqueñas y a los fundadores del Partido Comunista de Venezuela. Para ella, la clasificación de derechas e izquierdas está superada. “Si plantear que la erradicación de la pobreza es una responsabilidad de toda la sociedad es una idea de izquierdas, entonces soy de izquierda. Si creer en la libertad personal, en la inversión, en la productividad es un tema de derechas, entonces soy de derecha”, dice.